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Silvia está de moda

Cómo esta diseñadora barranquillera logró llegar a la Meca de la moda mundial.

18 de diciembre de 2003

Dice Lola Gavarron, una las más importantes periodistas de moda de España, en el prólogo que abre el libro sobre Silvia Tcherassi, de Villegas Editores, que la diseñadora se encuentra en proceso de decantación, como los vinos. Y es cierto, aunque a los escasos 10 años de maduración, ha sucedido algo inesperado: el proceso natural que para un diseñador latinoamericano sería desfilar en las pasarelas de Nueva York se ha acelerado. Silvia acaba de ser invitada a la Semana de la Moda de Milán para presentar la colección otoño-invierno. El equivalente para un artista sería cantar en el Madison Square Garden, rodar una película en Hollywood o presentarse en la Scala de Milán.

"Silvia ha sido escogida como invitada especial a la Semana de la Moda en Milán por un comité compuesto por siete miembros que la elegimos sobre todo por la creatividad, la atención a los detalles y la elegancia de su propuesta", dijo a SEMANA la doctora Giulia Pirovano, directora de la Cámara Nacional de la Moda Italiana, la entidad organizadora de la pasarela. Es la primera vez que una colombiana es invitada al evento y es la segunda latinoamericana, después de un diseñador brasileño, que participó el año pasado. Se trata, nada más y nada menos, que la segunda pasarela de moda más importante del mundo, después de la de París. Allí se presentan grandes diseñadores italianos y marcas como Giorgio Armani, Gucci, Roberto Cavalli, Fendi, Prada, Missoni, Pucci y Versace, entre otros. "Europa es la que marca las tendencias en la moda, dijo a esta revista Lina Holtzman, directora de la revista Elle para América Latina. Se trata de un triunfo. De ahí sigue ser muy inteligente para poder sobrevivir en las grandes ligas del mundo fashion".

En efecto, como sostiene Lola Gavarrón, es el inicio de una carrera internacional que requiere inmensa paciencia y como "las piedrecillas del cuento de Pulgarcito, hay que poner muchas para lograrlo". La periodista española explicó a SEMANA que esta primera invitación a este desfile es un ensayo para medir las percepciones del mundo de la moda europea frente a una propuesta extranjera. Si todo marcha bien Tcherassi será luego invitada al calendario principal de la Semana de la Moda en Milán, al que casi nunca faltan las grandes divas de la prensa. "El año pasado, cuando fue invitada por primera vez Amaya Arzuaga, estábamos en el desfile las periodistas españolas y sus amigas de Londres y París, dijo Gavarrón. Para ella este año la cosa será diferente, pues ya pasó la prueba de fuego".

María Clara Restrepo, una diseñadora colombiana que ha creado la marca Rokha en Milán, que ganó el prestigioso premio Enkamanía, que le permitirá lanzar su colección con publicidad en los principales medios del mundo, contó a SEMANA que "la Cámara Nacional de la Moda Italiana está tratando de volver a Milán una pasarela más creativa y por eso están invitando diseñadores extranjeros". De ahí la invitación a Silvia Tcherassi.

Su presentación en Milán, el próximo 24 de febrero, es también su carta de presentación para iniciar el contacto ante la prensa internacional especializada que convoca figuras como Suzy Menkes, del International Herald Tribune; Franca Sozzani, de Vogue Italia; Anna Wintour y André Leon Talley, de Vogue Estados Unidos, para mencionar sólo algunos. Podría decirse sin lugar a dudas que en manos de estos periodistas está el futuro de la moda. También es la presentación oficial ante personalidades glamorosas y clientes potenciales, como las hermanas Miller, Aerin Lauder, Milla Jovovich, Isabella Blow, Gwyneth Paltrow y Madonna, entre otras. En resumen, Tcherassi quedará oficialmente a las puertas de la crema y nata de la moda internacional.

El principio

¿Cómo hizo una barranquillera común y corriente para llegar tan lejos? Precisamente su condición de barranquillera, nieta de inmigrantes, como muchos en esa ciudad, además del hecho de haberse criado junto al Caribe y en el trópico han sido factores clave en la personalidad y el estilo Tcherassi. Y seguramente le han facilitado moverse en un medio internacional con desparpajo.

Su abuelo Samuel fue un judío franco-italiano que llegó a Colombia de Constantinopla a principios del siglo XX en búsqueda de aventura y una tierra próspera, junto con tres amigos, entre los que estaba el abuelo de Samuel Azout, presidente del grupo Vivero-Carulla. Ella creció en un apartamento de un edificio donde vivía toda la familia, cuyo centro era la abuela Gude Sofía, quien murió hace dos semanas. Es la segunda de cuatro hermanos; el único hombre, Samuel, es industrial, su hermana Vera es pintora y vive en Michigan y su hermana María Lucía le ayuda a manejar sus tiendas de ropa en Miami.

Desde niña le encantaba vestir a sus muñecas y cuando empezaron las fiestas de 15 años se convirtió en la consejera del guardarropa de sus compañeras de estudio en el colegio El Buen Consejo. Ella les armaba los atuendos tomando prendas de aquí y de allá. En cierta forma su carrera se la debe a sus amigas. Hace 10 años diseñó unas camisetas con retales de cuero. Todas sus amigas querían tenerlas y fue tal el éxito que en menos de cuatro meses tenía pedidos de todo el país. Desde entonces nunca bota un retazo porque considera que la deconstrucción es parte fundamental de su trabajo.

El despegue

Para convertirse en una verdadera profesional de la moda Silvia ha mezclado tres ingredientes: una alta dosis de talento, mucho trabajo y un enorme carisma.

"Silvia es la mezcla de creatividad con disciplina, dice Holtzman, la periodista de la revista Elle. No se puede ser muy ingenioso si no se tiene visión, paciencia, tenacidad y disciplina". Tcherassi ha tenido las metas claras y se ha propuesto bajar los sueños a la realidad. A Silvia se le meten cosas en la cabeza y no es tímida al admitirlo. Viaja a París y a Milán a las Semanas de la Moda y a las ferias de tendencias, como Premier Visión, y fue precisamente cuando almorzaba con unas periodistas españolas que cubrían la participación de Amaya Arzuaga, la primera extranjera invitada a la Semana de la Moda en Milán, cuando se le ocurrió enviar su trabajo a la Cámara Nacional de la Moda Italiana.

"Lo hice como cuando uno deja una hoja de vida a ver qué pasa", cuenta Silvia. Y aunque figuraba en su lista de proyectos, nunca visualizó que se fuera a dar tan pronto y se sorprendió al recibir la carta de invitación. "Creo que es una oportunidad muy importante que le abre las puertas al diseño latinoamericano".

Cuarenta personas trabajan en su planta de Barranquilla y muchas de ellas han estado con Silvia desde sus inicios. Ella cree que el éxito también está en el equipo y en el compromiso de todas las personas con el trabajo y con metas comunes. Otro de los retos fue adaptar su metodología al ritmo de las colecciones internacionales. "La carrera de diseñadora es como cualquier otra, requiere búsqueda, actualización y exige estar al día".

Como mujer esto demanda sacrificios y exige distribuir bien el tiempo. A Silvia le toca combinar su papel de diseñadora con el de madre y esposa. Su marido la apoya en la expansión internacional de su empresa y viaja casi siempre con ella. Sus hijos, Sofía, de 5 años, y Mauricio, de 9, siguen muy de cerca su carrera. Tanto así que Sofía ya domina el léxico de la moda, usa pashmina y le recuerda a su mamá cuándo va a salir sin pintalabios. Mamá e hija comparten la afición por los maniquíes. Juntas los visten y crean las vitrinas de los almacenes que ya tiene hoy en Bogotá, Medellín. Cartagena, Barranquilla y una en Miami. En marzo próximo abrirá una nueva tienda en esa ciudad estadounidense, en el Village of Merrick Park, al lado de Carolina Herrera y de Roberto Cavalli.

Algunos atribuyen el éxito de Silvia Tcherassi a una cuidadosa estrategia de mercadeo y relaciones públicas, también a su visión de empresaria, aspectos fundamentales en la transición de una diseñadora a una marca, especialmente cuando el Atpa y el Alca exigen mente exportadora y estructura empresarial. Ahora toda la estrategia está unificada, empezando por los desfiles, que los concibe como un show completo donde todo tiene que compaginar para lograr una obra de teatro perfecta.

Su primer desfile fue en Colombiamoda, en Medellín en 1990. Su directora, Alicia Mejía, le ha seguido los pasos a la diseñadora. "El gran talento de Silvia consiste en su inteligente manejo de los materiales, va más allá de la tela, interviniéndola, torciéndola, bordándola, dijo Mejía a SEMANA. Es una mujer con una sensibilidad especial para entender rápidamente lo que está pasando en el mercado". También el Bogotá Fashion ha sido una importante pasarela en la carrera de Tcherassi. Según Pilar Castaño, directora de este evento, "Silvia es una colorista por antonomasia que logra equilibrar en cada colección los tonos Caribe del mar y los mandatos ineludibles de sus viajes a París. Combina, con la maestría de un pintor, la paleta de cada colección".

Estos desfiles nacionales hicieron que la prensa se fijara en ella y su nombre empezó a sonar. "Ese intercambio entre diseñadores extranjeros y colombianos, así como la presencia de la prensa, han sido fundamentales para la difusión del diseño colombiano y particularmente para mi carrera", afirma. Esto, más los premios y los editoriales de moda en revistas especializadas como Vogue, Bazaar, Vanidades o Fucsia le dieron amplia difusión al trabajo de Tcherassi en Colombia y en otros países.

Por cuenta de la transformación de Betty, la fea, conoció a Cecilia Bolocco, quien se encantó con su ropa y le encargó su vestido de novia. La imagen del ex presidente argentino Carlos Menem y su nueva esposa, Cecilia Bolocco, apareció en noticieros y revistas de todo el mundo. También ha vestido otras novias famosas, como Lina Botero, cuyo matrimonio también fue cubierto por la prensa mundial.

Además no es un secreto que Silvia se deja ver y se asegura de que la gente clave lleve su ropa. "Disfruto con mi ropa y la luzco con orgullo. La uso no sólo por vanidad sino porque la quiero 'vivir' para saber cómo se siente, cómo se arruga, cómo la miran, cómo se mueve, cómo se lava. Me considero la mejor modelo de Silvia Tcherassi", dice Silvia. Para ella todas las ramas del diseño tienen las mismas reglas de forma, proporción y funcionalidad. Por eso hoy no descuida ningún detalle en sus almacenes y considera que nada se debe dejar al azar, menos si se trata del entorno donde vivirán sus prendas.

Pero no todo ha sido para ella color de rosa. En 2000 Alain Hivelin, director de la casa de alta costura Balmain, le propuso que fuera la diseñadora de la línea prêt à porter de Balmain. Ilusionada, Silvia se fue a París convencida de que ya era un hecho la oferta. Conoció los talleres, escogió las telas y la noche en que iba a firmar el contrato Hivelin se arrepintió. A pesar de las lágrimas que le costó ese incidente y de la frustración, Silvia no se dio por vencida pues el sólo hecho de la propuesta era una validación de su trabajo.

El secreto

Para definirla no puede dejar de mencionarse el color blanco, que la caracteriza en su vestuario, sus diseños, sus almacenes y hasta en su casa. "Para mí el blanco es pureza, modernidad, serenidad y descanso", dijo ella. Y en este contexto vive Silvia Tcherassi, la diseñadora que transmite a sus clientas y empleados esa paz interior y esa serenidad que la caracterizan. "Creo en la elegancia de lo simple, en el poder de lo básico, la fuerza del color, la perfección de los acabados, pero sobre todo creo en un concepto de vestuario que defina a la mujer en su propia identidad". Silvia diseña para una mujer internacional y exigente, que prefiere la calidad sobre la cantidad y que seduce así sea tímidamente.

Pero su éxito también tiene mucho que ver con saber escuchar lo que las mujeres quieren y saber orientar los comentarios que algunas veces surgen en sus almacenes y pasarelas. Silvia ya ha construido su estilo propio y ha evolucionado siempre, ajustándose a los cambios que le imponen sus clientes.

Ya las telas llegaron y esperan para hacer parte de la colección más importante de su carrera. Se está gestando frente al mar del Caribe mientras Silvia corre para abarcar un año que le trae Milán, Bogotá, Medellín, su próxima tienda en Miami y quién sabe qué más triunfos para ella y para Colombia. Su reto ahora es permanecer.