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| Foto: foto: efraín herrera

CONTROVERSIAS

Fuego amigo

Que haya tensiones entre ministerios del gasto y hacienda es normal. pero es necesario lograr un punto medio para sacar adelante las reformas que necesita el país.

23 de noviembre de 2019

En todos los gobiernos se presentan controversias dentro del gabinete. En ocasiones no se conocen porque provienen del ejercicio normal del diálogo en el Consejo de Ministros. Algunas ni siquiera son controversias, sino tienen que ver con la función propia de los ministerios y con su función natural. Mientras la mayoría de carteras buscan gastar e invertir recursos del erario público en sus respectivos sectores, al ministro de Hacienda le corresponde actuar como policía malo y a toda costa reducir el gasto y cuidar la platica.

Estos conflictos son tan frecuentes que rara vez salen a la luz pública. Sin embargo, el enfrentamiento entre el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, con su colega de Trabajo Alicia Arango, ya es de público conocimiento porque ha tenido muchos episodios conocidos.

Alicia Arango La ministra de Trabajo ha insistido en que los proyectos como la reforma pensional y la laboral deben ser concertados.

El último se dio esta misma semana, en la antesala del paro nacional y en medio de la convulsión social provocada por las marchas y protestas. El momento era el menos oportuno, pero a través de medios de comunicación se ventilaron públicamente las diferencias.

Los tres temas de conflicto entre los titulares de estas carteras se pueden resumir así: 1. Qué tan rápido debería presentarse la reforma pensional, como la llama Carrasquilla, o de protección a la vejez, como la bautizó la ministra Arango; 2. La continuidad del régimen de prima media y 3. El salario mínimo.

En una semana tan difícil para el Gobierno como la que acaba de pasar, y cuando el Gobierno había pedido a sus funcionarios salir a los medios para calmar los ánimos y dar un parte de tranquilidad en sus temans, los dos funcionarios salieron a los medios a ventilar sus diferencias y defender sus puntos de vista.

La controversia esta vez se centró en la sostenibilidad del régimen de prima media, uno de los temas mencionados por los organizadores del paro entre las razones para salir a marchar. Mientras la ministra Arango insistía en que el Gobierno nunca ha pensado en marchitar el régimen de prima medida, y mucho menos acabar a Colpensiones, Carrasquilla aseguró que la única forma de garantizar la supervivencia del sistema pensional en el país es acabar con este régimen.

Cada uno tiene la razón a su manera y desde su mirada institucional. Y por eso, ambos invocaron el nombre del presidente Iván Duque para defender su posición.

Mientras la ministra Arango dijo que el presidente no está de acuerdo con marchitar el sistema público de pensiones, Carrasquilla al día siguiente la refutó con el argumento de que el presidente reconoce su posición y la respalda.

Alberto Carrasquilla Para el ministro de Hacienda, los argumentos técnicos deben primar sobre los políticos.

La explicación de esta diferencia de criterios se podría limitar a la frecuente tensión que se presenta todos los días entre un ministerio del gasto –en este caso el de Trabajo– y la cartera que se encarga de cuidar el presupuesto nacional –la de Hacienda–.

Sin embargo, el tema va mucho más allá. Quienes conocen los intríngulis de los conflictos de poder, en este caso consideran que mientras la ministra Arango tiene una visión mucho más política y está preocupada por construir consensos alrededor de los temas de su cartera, Carrasquilla tiene una visión eminentemente académica y pocas veces está dispuesto a aceptar algo que se salga del libro de texto sobre manejo ortodoxo de la economía. Por eso al final, el que va a tener que decidir sobre este tema será el presidente Iván Duque.

La sostenibilidad del régimen de prima media es el punto de controversia más reciente entre los dos ministros. Técnicamente debería replantearse pero políticamente resulta inconveniente.

Esta es la más reciente diferencia pública entre los dos ministros, pero no es la única. A comienzos de año, cuando el ministro Carrasquilla enumeró los temas de su agenda legislativa sobre asuntos económicos, dijo que esta debería iniciar con la presentación de la reforma pensional. Pero su colega de Trabajo salió de inmediato a afirmar que este año no podía hacerse porque la reforma debía pasar antes por un proceso previo de concertación que debería tomarse todo este 2019 y presentarse en 2020.

Carrasquilla no se dio por vencido y varias veces a lo largo del año insistió en que lo más conveniente era hacerlo antes de terminar el año. Lo cual finalmente ya no ocurrió.

En cuanto al salario mínimo, las diferencias también son abismales. La ministra ha reiterado que este debe tener un buen incremento porque solo de esa forma se benefician los trabajadores de menores ingresos. Sin embargo, Carrasquilla en el pasado –antes de ser ministro y cuando ejercía como profesor y consultor– había cuestionado que un salario mínimo excesivamente alto provocaría un desestímulo a la contratación formal de mano de obra, pues al final hace más notorias las brechas y perjudica a los trabajadores. Entre más alto se fije el salario mínimo, menos colombianos tendrán acceso a ese monto.

Cuestión de estilo

Si bien las diferencias entre los dos ministros son evidentes y profundas, en privado se sabe que tienen una muy buena relación. De hecho se encontraron por primera vez en el Gobierno de Uribe, cuando Arango fue secretaria privada y Carrasquilla ministro de Hacienda. Eso sí, sus discusiones en el Consejo de Ministros y en otros ámbitos del Gobierno, han sido duras. La ministra defiende un estilo mucho más conciliador, participativo y hasta cierto punto político en el manejo de los asuntos públicos. Carrasquilla por su parte no se ha despegado del manejo ortodoxo de los asuntos económicos, que suele tener más acogida en ámbitos académicos que en la vida pública.

Lo anterior explica los buenos resultados de la ministra Arango en el Congreso. Tan solo en el Plan Nacional de Desarrollo logró que le aprobaran nueve artículos sobre diversos temas importantes para su cartera, que normalmente son difíciles de pasar en el Congreso. Además, tiene muy buenas relaciones con políticas de todas las bancadas y vive empeñada en mantener esas buenas relaciones. En la otra orilla, Carrasquilla, considerado uno de los economistas más brillantes de su generación pero que ha tenido más de un encontrón con los parlamentarios.

Desde el año pasado, cuando presentó su proyecto de ley de financiamiento, Carrasquilla mostró sus escasas habilidades políticas porque pensaba que la argumentación técnica bastaba para poner de su lado a los parlamentarios. Pero dos semanas después de haberla presentado, le tumbaron una parte fundamental del proyecto: la ampliación del IVA a toda la canasta familiar con la que esperaba recoger la mitad del recaudo que necesitaba el Gobierno. A partir de allí el manejo del tema quedó en manos de parlamentarios y el ministerio recibió fuertes críticas por su falta de liderazgo. Carrasquilla perdió el manejo político del tema –crucial para su cartera– y esto se confirmó con el trámite de la reforma tributaria para reemplazar la ley de financiamiento que hundió la Corte Constitucional.

Que haya tensiones entre los ministros –entre Hacienda y los del gasto– es normal. Sin embargo, en esta coyuntura y ante la necesidad de empujar reformas impopulares pero necesarias como la pensional y la laboral, Hacienda y Trabajo tendrán que buscar un punto medio en sus posiciones. No se trata de buscar un ganador entre la política y la academia. Pero sí asegurar que con una mezcla de estos dos elementos se llegue a la mejor propuesta para garantizar el bienestar de los colombianos.