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| Foto: Daniel Reina

POLÍTICA

Tercería a la vista entre Navarro y Peñalosa

La más reciente encuesta demuestra que en el país hay ambiente para una alternativa a Santos y a Uribe.

7 de septiembre de 2013

La tercería vislumbra una luz al final del túnel. Después de que se conocieron los resultados de la más reciente encuesta de Gallup, quedó claro que ante el colapso de la imagen del presidente se volvieron a barajar las cartas. 

La caída en los índices de favorabilidad del presidente Juan Manuel Santos, del 48 al 21 por ciento, y del precandidato más conocido del uribismo, Francisco Santos, del 44 al 34 por ciento, y la buena imagen de Antonio Navarro, con el 50 por ciento de aceptación, abrieron una ventana de oportunidad para apuestas políticas alternativas al santismo y al uribismo. Sin embargo, el camino para pasar de la favorabilidad a los votos es cuesta arriba.

La única tercería que se ve posible en la actualidad es la que surgiría de una alianza entre los Progresistas de Gustavo Petro, liderados por Antonio Navarro; el Partido Verde, de Enrique Peñalosa, y Compromiso Ciudadano, de Sergio Fajardo. 

La ventaja en este momento la tendría Navarro por dos razones: en primer lugar, porque es el único en la encuesta que sube sustancialmente cuando casi todos bajan. Y en segundo lugar, porque en la eventualidad de una consulta interna entre él y Peñalosa, el hecho de que esta tenga lugar el mismo día que la de los uribistas le quita muchos votos de centro derecha al exalcalde de Bogotá, pues solo se puede votar en una de las dos consultas. 

No obstante, una posible candidatura de Navarro todavía tiene al frente muchos escollos. Lo primero que necesita es que la alianza entre progresistas, verdes y fajardistas cuaje por completo. Como Progresistas no tiene personería jurídica, la única posibilidad que tendría Navarro para una candidatura sería con el aval del Partido Verde, que sí la tiene. Precisamente, la semana pasada, un día después de conocerse los resultados de la encuesta que sacudió al mundo político, los 18 compromisarios, seis por cada grupo, se reunieron para discutir cuáles serían los términos para una alianza. 

Aunque el parte de los delegados que asistieron a la reunión fue de optimismo, la realidad política para la alianza es complicada. Hasta ahora la única persona que ha dicho que iría a la consulta con Navarro es el exalcalde verde Enrique Peñalosa. Él permaneció en la colectividad pese a la derrota que tuvo en su campaña a la Alcaldía en 2010. Y es ahí donde aparecen los obstáculos. Progresistas ha puesto como condición para la alianza el respaldo sin vacilaciones al alcalde Gustavo Petro.

Como Peñalosa apoya la revocatoria de Petro, esa alianza tendría algo de absurdo. Si gana equivaldría a entregarle la fuerza política del actual alcalde a alguien que está promoviendo destituirlo de su cargo. Pero como en política todo es posible, a pesar de esta incongruencia, las conversaciones siguen adelante. 

Si la alianza se llega a cocinar, Navarro no solo tendría que derrotar a Peñalosa en una consulta sino asegurar la unidad del proyecto político que salga de ese experimento. Y el problema es que a las diferencias entre los sectores que buscan la alianza se suman las incertidumbres que provocarían sus resultados. Las reglas de una consulta advierten que el vencido tiene que cargarle la maleta al vencedor. Y no es seguro que los sectores en disputa estén dispuestos a cumplir con ese requisito. Por ejemplo, si Peñalosa llegara a ganarle a Navarro no es tan claro que los lugartenientes de Petro se pongan su camiseta. 

Como el propósito de Progresistas, el Partido Verde y Compromiso Ciudadano no solo es salvar la personería jurídica, deberán trabajar duro en una reforma a los estatutos del partido, definir las reglas para que a pesar de la consulta las distintas facciones se mantengan unidas y nombrar una directiva de transición mientras se decantan los compromisos. Esta semana que viene será decisiva para que lleguen a un acuerdo. 

En un ambiente caldeado por los paros, las encuestas advierten que hay un electorado que no está con Santos ni con Uribe. La oportunidad para agrupar sectores de izquierda e independientes es única. La pregunta es si se impondrá el interés colectivo por encima de la vanidad, la animadversión y las ambiciones personales.