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Betulia, Santander después del sismo de la Mesa de los Santos de 2015 | Foto: Archivo particular

ECUADOR

Crónica de una tragedia anunciada

La crisis sísmica del Ecuador tiene también sus implicaciones en Colombia. Aquí, algunas de ellas.

Andrés Alfaro (*)
22 de abril de 2016

Los hasta ahora 525 muertos, 4.605 heridos, 107 desaparecidos, 1116 edificios colapsados y 281 escuelas cerradas, según el informe de  la Secretaria de Gestión de Riesgos del Ecuador y las desgarradoras imágenes de la catástrofe en Ecuador, nos llenan de una tristeza inmensa.

Lamentablemente, en esta zona de Ecuador, limítrofe con Colombia, se han presentado sismos de gran magnitud que han generado adicional a las víctimas mortales, deslizamientos, licuefacción e inclusive tsunamis.

Entre estos sismos está el famoso “sismo de Tumaco” del 31 de enero de 1906, que tuvo una magnitud momento de 8.,6, lo que lo ubica en el “top ten” de los sismos más grandes registrados en el mundo; el sismo del 14 de mayo de 1942 con magnitud de 7,8; el del 19 de enero de 1958 también con magnitud Mw de 7,8. Resumiendo, ya había pasado y volverá a ocurrir. Hay que recordar que el máximo registrado en la zona ha sido de 8,6. El análisis de la sismicidad muestra 49 sismos con magnitud igual o mayor a 5 en los últimos 70 años. La ley de recurrencia Gutenberg-Richter indicaría que la magnitud última podría ser de 8.7.

El nivel de amenaza sísmica es conocido en esta parte de la costa ecuatoriana. Las autoridades deben hacer su mejor esfuerzo por reducir la vulnerabilidad de las construcciones, se debe ante todo evitar el colapso de las mismas.

De alguna manera, resulta incomprensible que hubiese daños en una clínica en Cali, a más de 500 kilómetros del epicentro.

Es importante recordar que Popayán fue semidestruido en 1983 con un sismo de magnitud mb de 5,5; el Eje cafetero en 1999 sufrió amplia destrucción con un sismo de magnitud mw de 6,1 y una réplica de 5,5.

El año pasado, el 10 de marzo del 2015, un sismo con Mw de 6,2 a 147 kilómetros de profundidad causo pánico nacional y 80 viviendas destruidas en Betulia, Santander.

A nivel mundial es bien conocido que el costo de prevención es mucho menor que el costo de reconstrucción, añadiendo el hecho de que la pérdida de vidas no tiene precio. En Ecuador estiman, en forma preliminar, que la reconstrucción costará US$23.000 millones, cifra que encuentro muy baja, con la consecuente reducción del PIB y la disminución del turismo, fuente importante de recursos en dicha zona.

El mensaje para Colombia es claro, es necesario realizar estudios serios de amenaza sísmica local o actualizar los pocos existentes, en los que primen los factores técnicos sobre los afanes urbanísticos, mejorar en cantidad y calidad la instrumentación sismológica, reducir la vulnerabilidad de las edificaciones públicas y privadas, sobretodo hospitales, escuelas, hoteles. No podemos sufrir otra tragedia anunciada.

*Ingeniero Civil, Master en Ing Sísmica, Especialista en Sismología, Consultor, Profesor Universitario