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María Isabel Rueda habla de los retos que deberá enfrentar el presidente electo, Gustavo Petro. | Foto: Semana

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Tik Tak: los fantasmas de Gustavo Petro

El nuevo presidente pasa de la oposición al gobierno. Eso significa que él no será el que exija, sino al que le exijan. En Bogotá, cuando gobernó, no le fue bien con este cambio de roles, pero los bogotanos ni se dieron cuenta porque la votación de la capital definió su triunfo presidencial. Escuche a María Isabel Rueda.

21 de junio de 2022

A las 7:27 a. m. suena el segundo Tik Tak de hoy martes 21 de junio en SEMANA y suena por los lados de la incógnita del momento: ¿con quién gobernará Petro en su gabinete y en los cargos clave del Estado?

Mientras se barajan los nombres de la que sería su primera gran señal al mercado, su elección para la cabeza del ministro de Hacienda, las acciones de Ecopetrol y de petroleras con intereses en Colombia sufrieron bajas bruscas en las bolsas de Río y de Canadá. Y todos los ojos observando el dólar con algo o bastante nerviosismo.

Lo primero que sorprendió del presidente electo Gustavo Petro fue la atrevida petición al fiscal General, en total desconocimiento de cómo funciona la ley, de que liberara a la juventud de Colombia, que libere a nuestros jóvenes, haciendo alusión a los que fueron capturados por cometer graves desmanes en las protestas callejeras.

El fiscal no se demoró mucho en responderle que en Colombia, pues hay separación de poderes, un Presidente no le puede estar dando instrucciones al fiscal ni a los jueces de a quien coger ni a quien liberar, y que los que producen las liberaciones son precisamente los jueces, y que si quiere le pida al Congreso que cambie la ley para que eso pueda ser posible.

Se han capturado 163 jóvenes a quienes, según el jefe de debate, Alfonso Prada, la Fiscalía debería liberar con carácter inmediato porque la insólita petición de Petro en su discurso de presidente electo fue respetuosa.

Petro también le pidió a la procuradora que restituya cuanto antes a los alcaldes suspendidos por participar en política. Pero esa petición no es que la vaya a cumplir la procuradora porque se lo pide Gustavo Petro, sino porque, terminada la campaña, ya a los alcaldes suspendidos por hacer política no tiene sentido mantenerlos fuera de sus cargos.

Entre tanto, a Gustavo Petro presidente lo esperan unos fantasmas que convocó desde la campaña. El primero, el fantasma de su política energética, que al fin nadie ha podido entender bien, distinto a que Colombia debe tener como meta, y eso es razonable, llegar a un abastecimiento energético de tipo no extraccionista. Pero de aquí a que eso se pueda cumplir, hay un trecho de muchos muchos años.

El segundo fantasma: el de su reforma pensional que, lo mismo, no se ha entendido. No se ha entendido qué es lo que quiere hacer Petro con la pensión de los colombianos y si quiere que los que están ahorrando en pensiones repartan con los que no han podido ahorrar en su vida ni un peso para su pensión de la vejez.

El tercer fantasma es si finalmente le jalará o no al llamado perdón social, que abarca desde los corruptos hasta los narcos que acepten someterse a procesos colectivos para que terminen en una JEP especialmente construida para ellos.

Otro fantasma es de la que hoy parece inalcanzable: una reforma tributaria con la que Petro propone recaudar 50 billones de pesos adicionales entre las 4.000 personas más ricas del país.

Pero en medio de todas sus promesas, Petro deberá lograr cumplirles a los pobres acerca de subsidios, vivienda y empleo, pero sin asfixiar a la clase empresarial que será la que produzca para pagar todas esas promesas petristas.

Por lo tanto, el nuevo presidente arrancará un extraño, y bien nuevo en realidad, periodo en el que no será oposición sino gobierno, y eso le exigirá cambios bien distintos en su personalidad. Ahora las exigencias se las harán a él y el que las tendrá que cumplir es él.

Como alcalde de Bogotá no le fue muy bien en ese cambio de roles. Aunque poco los bogotanos se dieron cuenta de ello. Porque si algún voto se le puede atribuir el triunfo de Gustavo Petro fue el muy definitivo y abundante que recibió en esta capital, donde también hay grandes expectativas, la primera de ellas una muy elemental: si Petro dejará al fin o no construir el metro tal y como está proyectado.