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Tocata y fuga

Como los desertores de la Cortina de Hierro, 10 músicos de la banda sinfónica de Pereira viajaron a España, se escaparon de la delegación y se quedaron en ese país.

15 de agosto de 2004

Una banda sinfónica de 50 miembros salió de su país para acudir a un certamen internacional. Participó con éxito en el evento, pero cuando llegó el momento de regresar a su patria varios músicos jamás llegaron al aeropuerto. Decidieron que no estaban dispuestos a volver a su país y desertaron en masa.

Pero no se trata de ciudadanos de un país comunista en plena Guerra Fría, ni de africanos que huyen de la hambruna. Los protagonistas de la historia son 10 integrantes de la banda sinfónica de Pereira cuya deserción tiene conmocionados a los habitantes del departamento de Risaralda.

La historia del inédito caso comenzó en febrero pasado, cuando la banda sinfónica de Pereira, considerada una de las mejores del país, recibió una invitación para participar en el Certamen Internacional de Bandas Ciudad de Valencia. El evento, uno de los más reconocidos en Europa, contaba con la participaron de 23 bandas de España, Suiza, Italia y Austria. Era la primera vez que una banda colombiana era invitada al concurso, y esto evidentemente generó un gran entusiasmo entre las autoridades y los ciudadanos de Pereira. Los músicos colombianos debían presentarse en el Viejo Continente el 3 de julio.

El gran inconveniente era que ni la banda, ni en Instituto de Cultura municipal, ni la Alcaldía contaban con los recursos para costear el desplazamiento hasta Valencia, España, de la delegación conformada por 51 personas y sus instrumentos musicales.

Sin embargo, como la invitación era un honor y un reconocimiento a la labor de la sinfónica, y además resaltaba internacionalmente el nombre de Pereira, la banda, las autoridades y la ciudadanía se unieron en una verdadera cruzada para conseguir el dinero necesario para la travesía, cerca de 150 millones de pesos. Del presupuesto municipal se lograron conseguir 85 millones, pero como aún estaban bastante lejos de alcanzar la suma requerida la ciudad entera comenzó un plan bautizado 'el Bandatón'.

Entre febrero y junio se realizaron conciertos en plazas públicas y teatros en donde la gente donaba dinero para el viaje. También se efectuaron rifas e incluso algunos de los integrantes de la sinfónica vendieron artesanías entre familiares, amigos y desconocidos para recoger la plata. Entre aportes y donaciones, a finales de junio se habían recolectado 165 millones de pesos. Lo suficiente para que la delegación viajara.

El 11 de julio, cuando terminó el concurso en Valencia, la sinfónica de Pereira ocupó el tercer lugar. La noticia fue recibida con gran alegría entre los pereiranos que vieron en ese reconocimiento internacional la recompensa a su apoyo. Los músicos debían regresar al país una semana después, el 18 de julio, tras cumplir con otras presentaciones en algunas localidades de Valencia. El grupo tomó tres vuelos diferentes, pero cuando se suponía que ya todos debían estar en la capital risaraldense el director del Instituto de Cultura, Jorge Eliécer Sabas, se dio cuenta de que 10 de los integrantes no estaban. "Cuando comencé a llamar lista me di cuenta de que no regresaron", dijo a SEMANA.

Varios días después de la fecha en la que tenían que regresar, y aún con la incertidumbre de no saber qué había pasado con los 10 integrantes de la delegación, Sabas recibió desde España la renuncia de tres de los músicos. En ese momento ya no quedó duda alguna de que se trataba de una deserción. Indignados, la semana pasada, casi un mes después del regreso de los primeros miembros de la banda, Sabas y el director de la sinfónica, Carlos Fernando López, denunciaron el hecho y afirmaron que el asunto había sido puesto en conocimiento de la Cancillería y de las autoridades españolas ya que los desertores están como ilegales en ese país. "La mayoría son jóvenes con salarios entre 700.000 y 800.000 pesos y debieron haber pensado que podían tener un mejor futuro en Europa", afirma el director del Instituto.

El funcionario no sale de su asombro por lo que califica de "irresponsabilidad y de infidelidad con la sociedad pereirana que les dio su acompañamiento económico", y porque el caso lesiona la imagen de la sinfónica, de Pereira y de Colombia. Para él es evidente que la situación del país no es tan crítica como para que los músicos procedieran al estilo de los deportistas y artistas soviéticos que en la Guerra Fría aprovechaban su presencia en occidente para huir del régimen.