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Todos contra todos

El asesinato de un narcotraficante que enfrentó a dos poderosos jefes de las AUC y que revela que, luego del proceso de paz, el reacomodo de algunos grupos paramilitares y mafiosos será sangriento.

26 de agosto de 2005

Hace dos meses, cuando se estaba preparando la desmovilización de 2.100 combatientes del Bloque Héroes de Granada de las autodefensas, en el corregimiento Cristales, nororiente antioqueño, los teléfonos de algunos jefes paramilitares en Santa Fe de Ralito comenzaron a sonar sin cesar. La razón: un veterano narcotraficante conocido en el ambiente como 'Lucas' o 'don Orlando' había desaparecido y la cúpula del Bloque Central Bolívar (BCB) intentaba establecer su suerte.

Se sabía que 'Lucas' había sido citado a un encuentro en un edificio de la loma de El Escobero, en Envigado. Además de tener directa relación con las redes del narcotráfico que operan entre Colombia, Surinam y Brasil, y de llevar 20 años en ese negocio ilícito, 'Lucas' era hacendado en el Magdalena Medio, donde conoció de cerca a las distintas generaciones de jefes paramilitares que se incubaron en esa región desde finales de los 80. En los últimos 10 años afianzó su cercanía el BCB y tenía una vieja amistad con dos de sus jefes, Javier Montañez e Iván Roberto Duque, alias 'Ernesto Báez'. De acuerdo con informes de inteligencia de agencias antinarcóticos de Colombia y la DEA de Estados Unidos, 'Lucas' estaba en el negocio de abastecimiento de insumos químicos para la elaboración de cocaína y, además, era el encargado del manejo de algunas de las rutas de exportación más rentables. También lavaba narcodineros. Aunque su nombre es desconocido por la opinión, las autoridades sabían de su importancia en el bajo mundo.

Tras varios días de incertidumbre y búsqueda, los jefes del BCB establecieron que 'Lucas' había sido asesinado después de su cita, y su cuerpo fue incinerado en un horno crematorio en la vía que de Medellín conduce al municipio de Guarne. No era fácil imaginarse quién podía asesinar a un hombre tan conectado con paras y narcos, que se había fogueado en las grandes ligas de la mafia desde la época de Pablo Escobar y que muchos consideraban un 'padrino' intocable.

Según le dijeron a SEMANA fuentes cercanas a la cúpula del BCB, ésta determinó que detrás del asesinato de 'Lucas' estaban hombres de la denominada 'oficina de cobros' en Envigado. De acuerdo con los organismos de inteligencia estatales, 'la oficina' siempre tuvo relación directa con la estructura del desmovilizado Bloque Héroes de Granada, al mando de Diego Fernando Murillo Bejarano, alias 'Adolfo Paz' o 'Don Berna'.

Sin embargo, un vocero autorizado por 'Don Berna' negó su responsabilidad en este crimen. "Ninguna persona está autorizada para utilizar el nombre de 'Adolfo Paz' o los de los comandantes del recién desmovilizado Bloque Héroes de Granada, con fines ilegales. (...) Nuestras relaciones con la comandancia del Bloque Central Bolívar son inmejorables", respondió el vocero a SEMANA, vía Internet.

Aunque éste último niega que él o alguno de sus hombres tuviera algo que ver con el asesinato de 'Lucas', diferentes fuentes de los paramilitares confirmaron que el episodio había distanciado y tenía en malos términos la relación entre el BCB y el desmovilizado 'Don Berna', y que podría tener consecuencias graves. Tanto el BCB como los grupos al mando de 'Berna' son las más grandes y poderosas organizaciones de autodefensa en número de hombres y en recursos económicos. Por eso, como afirmó una fuente cercana a los dos bandos, "es poco probable que ese problema (la muerte de 'Lucas') se quede de ese tamaño. La solución a ese tipo de problemas se va a medir en los muertos que ya han caído y los que vendrán".

Aparte del detonante de consecuencias incalculables entre el BCB y 'Berna', la muerte de 'Lucas' fue recibida por las organizaciones paramilitares y mafiosas como un mensaje muy claro: "Si ese crimen fue posible, nadie está a salvo".

El caso de 'Lucas' es un reflejo en forma dramática de lo que está ocurriendo, luego de las desmovilizaciones masivas de las autodefensas en distintas regiones del país. Los espacios dejados por los hombres desmovilizados están dando a lugar a un violento reacomodo de fuerzas no sólo en el interior de los paramilitares, sino en el mundo de la mafia.

En septiembre del año pasado, el jefe del Bloque Centauros, Miguel Arroyave, fue asesinado poco después de anunciar su desmovilización. Según las autoridades, Arroyave, conocido también como el 'Señor de las aguas' controlaba el tráfico de insumos químicos y parte del tráfico de drogas entre Bogotá y el oriente del país. Su red estaba conformada por narcos de menor monta, quienes gozaban de la protección de su aparato paramilitar. Tras su muerte, los 4.000 hombres bajo su mando se reagruparon en tres facciones. Los narcotraficantes protegidos por el ejército ilegal de Arroyave también se atomizaron y, de acuerdo con sus conveniencias, se aliaron con una u otra facción de las tres en que quedó dividido el Bloque Centauros. Pero cada narco, con su respaldo paramilitar, aspiraba a quedarse con todo el negocio que antes tenía Arroyave, así que comenzaron las vendettas entre ellos.

Producto de esa guerra fue el atentado dirigido contra Gustavo Ramírez Ibáñez, alias 'Tábano', recluido en la clínica Shaio de Bogotá y en el que los sicarios terminaron asesinando por error al pensionado Carlos Augusto Ramírez. Según las autoridades, 'Tábano' es uno de esos narcos que, protegido por una facción de los paras de Centauros, está enfrentado con sus antiguos socios del crimen por el control de unas rutas de insumos en el oriente del país.

Casos como este se han visto en otras regiones del país como Cali, Medellín y Cartagena. Lo que tiene inquietas a las autoridades, y sobre todo a los mismos paras y mafiosos, es que si bien estas vendettas se han venido presentando esporádicamente, el asesinato de 'Lucas' hace prever una escalada de violencia, dado el historial de criminalidad de los dos grupos enfrentados.