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¿Tragedia anunciada? El árbol que mató a joven en Cali ya había sido reportado

En la noche de este jueves murió en Cali Juan Carlos González , un joven mecánico de 28 años, cuando un árbol cayó encima del carro que conducía, sus amigos y vecinos aseguran que la autoridad correspondiente no taló a tiempo, pues la especie se encontraba enferma.

20 de diciembre de 2019

Juan Carlos González no había alcanzado a cambiar a segunda el cambio de su pequeño carro Mazda 323 de placas CBO 818, cuando la muerte lo sorprendió este jueves en la noche en el norte de Cali.

El joven de 28 años acababa de salir de su casa, peleó por varios segundos con el arranque del vehículo y cuando pudo darle marcha, el viejo árbol samán, vecino de toda su vida, le cayó encima.

El estruendo fue tal que en dos cuadras a la redonda del barrio Comfenalco, norte de la capital vallecaucana, suspendieron las novenas navideñas y todos los residentes se tiraron al piso: “¡Es una bomba!”, gritó uno de los vecinos, recuerda Rocío Argüello, vecino del lugar.

En contexto: Árbol cayó sobre un vehículo en Cali.

Segundos después, la acera se pobló. Unos más veían desde los balcones. “Es Juan Carlos, el hijo de doña Brigitte… El samán se le vino encima”.

El rumor se regó rápidamente y al revisar las placas del carro comprobaron que efectivamente era el de Juan Carlos. El samán partió el automotor en dos, a escasos 40 metros de su casa.

Y aunque no se apreciaba con claridad quién ocupaba el vehículo, Rocío confirmó la presencia de Juan Carlos a bordo. Pues ella, que vive al frente de la casa de la víctima, lo vio llegar apurado, guardar la herramienta con la cual trabajaba como mecánico de motos, y salir rápidamente.

-¿Juan Carlos, no va a venir a la novena? –le preguntó

Pero él le contestó que debía ir a recoger a su mamá que desde hacía una hora lo estaba esperando en una sede de la EPS SOS. A las 9:15 p.m. ingresó al carro, le trabajó el arranque por dos minutos y a las 9:17 pudo echarlo andar.

El samán se había mantenido en pie a pesar de que en la tarde un grupo de jóvenes quemó en sus raíces un muñeco año viejo. El árbol también se incendió y fue necesaria la presencia de los bomberos. A las 9:17 no aguantó más y se vino a tierra impactando de lleno el carro de Juan Carlos.

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“Él vivía solo con la mamá. Veía por ella”, señala Rocío. Recuerda que nadie del barrio quería llamarla a darle la noticia y ella debió encargarse de esa penosa tarea. Quince horas después aún llora cuando lo recuerda.

Arsenio Laverde, otro residente del sector, dice que la muerte lo tenía “cronometrado a Juan Carlos”. El mecánico del barrio había vendido su moto hace dos meses para comprarse el vehículo donde murió: la idea era poder transportar a su mamá, quien por salud tiene que recurrir con frecuencia a citas médicas.

“Era una tragedia anunciada, porque todos sabíamos que ese árbol estaba malo”, comenta Rodrigo Peláez, vecino del samán.

La autoridad ambiental de Cali, Dagma, se libera de responsabilidades y dice que intentaron talar este gigantesco árbol y la ciudadanía no dejó. La comunidad, por su parte, se defiende y explica que esa versión es falsa.

“La gente se opuso porque había una cantidad de loros anidando ahí”, dijo este viernes muy temprano la directora del Dagma, Claudia Buitrago. Lo curioso de esa versión es que el árbol ya no tenía ramas. Lo que quedaba de él era un tronco de gran volumen. Incluso, 15 horas después de la tragedia aún sale humo del hueco de más de dos metros que dejó el samán en la tierra.

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Buitrago insiste en que la comunidad dificultó el trabajo y que su dependencia, junto a la Corporación Autónoma Regional del Valle (CVC), ya han intervenido 1.700 árboles de los 3.000 que tienen como enfermos en sus registros.

“Principalmente estamos interviniendo los árboles que están secos, muertos en pie o una inclinación mayor a 20 grados”, asegura.

Muy cerca a la Carrera 1 con Calle 81, donde ocurrió la tragedia de Juan Carlos, hay un árbol que presenta las características descritas por la directora del Dagma. “Eso está malo y ya lo reportamos, pero no ha pasado nada”, manifiesta Arsenio.

En efecto, el árbol presenta un tronco seco y una inclinación pronunciada. Son más de ocho metros que apuntan hacia varias viviendas del sector.

El ambientalista Fernando Duque tiene otra teoría de porqué los árboles con un fuerte viento se desploman hacia la vía. Según su planteamiento, cuando se están desarrollando construcciones o adecuaciones de servicios como televisión y teléfono se impacta las raíces del árbol que dan hacia las vías. “Pierden sustentación y con el mínimo viento se vienen abajo”.

Para determinar si un árbol está enfermo, dice, se debe analizar si hay presencia de hongos y podredumbre en la base. En las ramas y hojas hay un cambio de color hacia tonos más opacos o amarillos.

Juan Carlos, a pesar de ver el árbol todos los días, no notó esos cambios. Ni se percató que el samán que se veía tan firme estaba viejo y enfermo.

En realidad, nadie pensó que el ‘guardián de Comfenalco’ pudiera generar una tragedia de estas magnitudes y por eso la reacción de la comunidad, así como las autoridades ambientales, no fue acelerada. A Esa intervención necesaria nunca le pudieron dar marcha.