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TRAS LA HUELLA DEL "EME"

A pesar de divisiones internas, el EPL tambien se lanza al proceso de paz.

18 de junio de 1990

Cuando el 1 de septiembre de 1988 el presidente Barco anunció su iniciativa de paz fueron pocos los optimistas. El fracaso del proceso del gobierno anterior y las multiples exigencias incluidas dentro de la versión Barco, conducían casi inexorablemente al escepticismo. Aun así, el gobierno emprendió el espinoso camino que, para sorpresa de muchos, traería hasta Bogotá, 16 meses más tarde y después de 20 años de lucha guerrillera, a un Carlos Pizarro vestido de Everfit, seguido por todos aquellos que tambien lo habían acompañado en el monte.

El asesinato, tres meses despues, del ya para entonces candidato presidencial pareció, sin embargo, asestarle un golpe definitivo no sólo al proceso con el M-19, sino a cualquier posibilidad de paz con los demas grupos guerrilleros. Por esto, el anuncio la semana pasada de que el gobierno iniciaría diálogo directo con el Ejercito Popular de Liberación (EPL), el Quintín Lame y el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) no dejó de ser sorprendente.
Contra toda previsión, no sólo el M-19 había decidido continuar en la arena política y lanzar a Antonio Navarro Wolf como su candidato presidencial, sino que otros tres grupos decidian también, y a pesar de todo, transitar por el tortuoso camino de la paz.
Aunque los contactos se habían mantenido en secreto, lo cierto es que las primeras puntadas se habían dado cuando Pizarro aun estaba vivo.
A través de diversos intermediarios, en medio de una intensa escalada guerrillera iniciada a comienzos del año y contrarrestada con exito por la recientemente creada Brigada Móvil, tanto el EPL como los otros dos grupos habían manifestado desde hacía varios meses su disposición de entablar seriamente conversaciones de paz. Para ello, las dirigencias de estos grupos habían acudido, entre otros, a los propios miembros del M-19, ya desmovilizado, quienes no sólo actuaron como una especie de consejeros, sino que se tomaron a pecho el papel que creían que les correspondía: buscar para sus antiguos compañeros de lucha guerrillera una ruta similar a la emprendida por ellos.

El resultado de estas gestiones fueron los comunicados que, apartandose de la posición de los otros miembros de la Coordinadora Nacional Guerrillera, las FARC y el ELN, el EPL, el Quintin Lame y el PRT dirigieron al gobierno la semana antepasada. En ellos, los tres grupos coinciden en afirmar la necesidad de buscarle una salida politica al conflicto armado en el país, especialmente en estos momentos de crisis, pero sobre todo en señalar la Asamblea Nacional Constituyente como la puerta que abre nuevamente esta posibilidad. "Nos sentimos parte de la Colombia que sacará adelante la Asamblea Constituyente autónoma y democrática que haga realidad la apertura democrática y legitime la paz, aseguró el EPL, y anunció su "disposicion para concretar una reunion inmediata con el gobierno que en forma abierta aborde las propuestas de tiempos y contenidos de un itinerario de paz que comience ahora y culmine en la solucion negociada al conflicto armado, con la administracion que se instale el 7 de agosto próximo".

Con ello, el marxista-leninista Ejército Popular de Liberación, de línea maoísta con más de 23 años de existencia y unos 1.500 hombres, dio el primer paso. Lo acompañaron el Quntín Lame y el PRT. Menos de una semana despues, el gobierno respondió aceptando el diálogo directo con las tres organizaciones.
Si bien, tal y como lo expresaron el ministro Horacio Serpa y el consejero para la paz, Rafael Pardo, no se han fijado todavía los procedimientos para adelantar las conversaciones, una cosa sí quedó clara: la clave para que se pueda adelantar el proceso es la Constituyente. Sin ella, probablemente volveria a cerrarse la posibilidad de encontrar una solución negociada. Es por esto que si bien en los sectores interesados en el proceso se recibió con beneplácito el anuncio del diálogo directo, este estuvo acompañado de una gran incertidumbre por el temor de que la Corte declara inconstitucional el decreto por el cual el gobierno autoriza el escrutinio de los votos por la Constituyente el próximo 27 de mayo. Y aunque existe todavía la posibilidad de que por la evidente diferencia de criterios de los miembros de la Corte Suprema de Justicia esta se declare impedida o simplemente se haga la de la vista gorda, por lo menos hasta despues de elecciones, el optimismo no era la actitud predominante dentro del gobierno.

Pero no sólo la Constituyente podría traerle problemas al proceso que apenas se inicia. Apenas unas horas despues de que Bernardo Gutierrez, segundo comandante nacional del EPL, diera a conocer su voluntad de dialogo, apoyado por la mayoría de los frentes del grupo, el comandante general, Francisco Caraballo, expidió un segundo comunicado en el que manifestaba su rechazo a la posibilidad de que el EPL siga "un camino parecido al andado por el M-19" y a "aceptar la rendicion o las condiciones inaceptables contenidas en la iniciativa de paz del gobierno de Virgilio Barco". Con ello salió a la luz publica un enfrentamiento que para los conocedores del EPL era evidente desde hacía tiempo: el de la línea ortodoxa y dura encabezada por Caraballo con la línea pragmática liderada por el comandante Bernardo. Esta había sido anteriormente por el máximo líder de la Ernesto Rojas, muerto en combate en 1987.

Aunque aparentemente la mayoría de la organización respalda a Gutierrez, de todos modos la disidencia de Caraballo constituye un obstáculo. Si en principio, fue el origen de la demora en el acuerdo para iniciar negociaciones, hacia el futuro podría desembocar en una division inminente, cuyo resultado podrra ser el alinderamiento de Caraballo con los otros miembros de la coordinadora -las FARC y el ELN para los cuales la iniciativa de paz del presidente Barco resulta a todas luces inaceptable.

De todos modos, el camino que queda por transitar es largo y es claro que no lograra coronarse durante este gobierno. Pero aun así, el hecho de que se empiece a recorrer en una epoca en la cual resultaba practicamente imposible un nuevo dialogo, dada la intensidad del conflicto que vive el país y porque se trata de una administración con el sol a la espalda, abre nuevas puertas. No sólo para el proceso de paz iniciado por Barco, que recibe una inusitada revitalización despues del golpe de gracia que parecía haberle dado el asesinato de Pizarro, sino tambien para los amigos de la paz, quienes una vez mas ven reforzada su convicción de que tienen mas peso las alternativas políticas y democráticas que los métodos violentos.-