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Tumbado

El golpe sorpresivo a Tarcisio Mora en Fecode agudiza el conflicto interno de la mayor agremiación sindical del país.

3 de julio de 2000

La destitución del pre-sidente de la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) lo sorprendió mientras viajaba a Guaduas a una reunión de trabajo. Tarcisio Mora estaba convencido de terminar su período en junio del año próximo pero en Fecode mucha gente pensaba lo contrario. En su ausencia la junta directiva de la entidad eligió como nueva presidenta a Isabel Ramírez, del Partido Comunista, la primera mujer en dirigir la mayor organización sindical del país. La explicación, una supuesta ‘crisis de gobernabilidad’, resultó demasiado vaga para explicar lo ocurrido.

Pero la verdad es que los días de Mora como presidente de Fecode estaban contados —según sus allegados— desde cuando en pleno paro de maestros el año pasado sus colegas comenzaron a gritarle, en medio de la emoción por el éxito: “Tarcisio senador, Tarcisio senador”. Aunque Mora lo niega, sus contradictores sostienen que desde ese momento el presidente de Fecode se comportó más como político en campaña que como líder sindical.

El auge de Fecode como organización sindical empezó en 1979, cuando entró en vigencia el llamado Estatuto Docente, que reglamentó la relación de los educadores con el Estado. El poder de esa organización es enorme. Tiene 300.000 afiliados en todo el país y sus recaudos, sólo por aportes de los socios, alcanzan los 20.000 millones de pesos mensuales y el Fondo de Prestaciones Sociales factura servicios por una cifra parecida a la anterior sólo en Bogotá, según información suministrada por fuentes del Ministerio de Educación.

Sin embargo la consolidación de Fecode ha venido acompañada de un descenso en los niveles de la educación pública, tanto en grados inferiores como superiores. Para los expertos la razón principal de este declive radica en el hecho de que Fecode desde hace algunos años ha venido asumiendo posiciones más político-partidistas que educativas. Adalberto Carvajal Salcedo, una de las voces más autorizadas en la materia, y ex presidente de Fecode, afirmó en su columna de la revista Alternativa de mayo y junio de 1999 que, “es urgente reconsiderar su acción, su lucha, sus conceptos, su pedagogía y su metodología”.

A juzgar por el primer punto del acuerdo general de Fecode, firmado la semana pasada y que sirvió de base para la destitución de Mora, los maestros afiliados a la federación más que estar interesados en mejorar la calidad de la educación quieren “(…) trabajar por el avance de una conciencia antiimperialista en todo el país”.

De cualquier manera la pelea por el poder en Fecode dejó en evidencia que esa organización sindical maneja varios discursos. Uno que se basa en la defensa de la educación pública, que se transmite a la opinión del país; otro que se sustenta en la defensa de los derechos de los maestros, que se ventila en los debates internos; y un tercero, del que nunca se habla públicamente pero que es quizás el más importante de todos, ya que apunta hacia la lucha por el manejo del poder dentro de la agremiación. Todo hace pensar que en estos momentos la pelea se centra en el control de este último.