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“La vida para las mujeres allí es muy difícil. Las que quedan en embarazo son obligadas a abortar". | Foto: SEMANA

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“Tuve que abortar... era la vida de mi hijo o la mía”

Una joven guerrillera de las FARC le contó a Semana.com su drama: fue obligada a perder el bebé que esperaba.

21 de junio de 2013

Los supuestos abusos contra la mujer en las filas de las FARC ha sido uno de los temas que no dejan muy bien parada a esa guerrilla. Quienes se han desmovilizado de la organización al margen de la ley, en su mayoría, aseguran que son objeto de abortos, trabajos forzados e incluso violaciones.

Marcela* es una joven de 22 años, cuatro de ellos estuvo en las FARC, aseguró que se vinculó a esa guerrilla luego de haber sido miliciana. Dio su paso a formar parte de las tropas del grupo subversivo en Guaviare. Dice que creyó que allá tendría una mejor vida y que lo que más la impulsó a tomar la trascendental determinación fue el “bienestar de su familia”.

“Un miliciano me invitó a que ingresara a las FARC en el Guaviare, pero yo había iniciado a colaborar en Cesar como miliciana. Me dijeron que si ingresaba, mi familia estaría mejor y que podría ayudar a luchar por los más pobres. Me expusieron lo que suelen manifestar en las charlas revolucionarias. Con el pasar del tiempo me di cuenta de que ese buen trato que me prometieron no se cumplía, al contrario, era víctima de maltrato”, indicó la desmovilizada.

La ahora exguerrillera, quien tenía un perfil de importancia en la columna Jacobo Arenas, teniendo en cuenta que era una de las mujeres de confianza de alias ‘Jacinto’, jefe de la cuarta compañía, dijo que las mujeres sufren en las FARC y que nada ni nadie frena los abusos contra ellas.

“La vida para las mujeres allí es muy difícil. Las que quedan en embarazo son obligadas a abortar. Hace tres meses yo me di cuenta de que estaba esperando un hijo, producto de una relación que tenía con otro guerrillero. En ese momento me hicieron la prueba y al confirmar, le comunicaron al camarada ‘Jacinto’. Él me dijo que tenía que ir al pueblo para que abortara. No pude oponerme porque de hacerlo, me habrían fusilado. Las órdenes allá deben ser cumplidas”, dijo.

Según Marcela, esa revolución que busca la igualdad de las clases sociales que la llevó a hacer parte del grupo armado nunca se dio y sólo pudo ver que esto se convierte en un gancho para engañar a los incautos que creen que en la guerrilla las cosas funcionan diferentes al resto del mundo.

“Me encontré con fusilamiento a compañeros, maltrato, reclutamiento de niños. Hay varios menores de entre 13 y 15 años allá que son reclutados a través de charlas revolucionarias con las que los convencen del ingreso. Una vez están a dentro, no hay derecho a arrepentirse y sea lo que sea, hay que soportarlo”, aseguró Marcela.

La mujer denuncia, además, cómo son utilizados para participar en actos públicos en donde los hacían pasar por campesinos. Uno de ellos, asegura, fue la convocatoria para la marcha del pasado 9 de abril, en donde se apoyó el proceso de paz que se desarrollaba en La Habana con las FARC.

“El camarada ‘Jacinto’ ordenó que un grupo de 30 guerrilleros y milicianos viajáramos a Bogotá desde Toribío, Cauca. Veníamos en medio de indígenas y campesinos. Llegamos al Campín, luego nos organizamos en el Parque Nacional, de allí fuimos a la Plaza de Bolívar en donde nos encontramos con los demás compañeros de los otros frentes guerrilleros que venían de diferentes departamentos del país. La orden era que si nos preguntaban, teníamos que decir que éramos campesinos y que nuestra razón allí era la de marchar por la igualdad. Debíamos motivar a la gente para que protestara”, afirmó.

Según la joven, las FARC ordenan que campesinos e indígenas salgan a este tipo de manifestaciones y que de no hacerlo, deben atenerse a las consecuencias. “Ellos (FARC) dicen que se hacen respetar y que sea quien sea debe obedecer”.


Así se dio la fuga.

La huida de Marcela tuvo lugar luego de que la Brigada Móvil 29 de la Fuerza de Tarea Apolo del Ejército entró en combates con las compañías 4 y 5 de la Jacobo Arenas. Las dos estructuras, al mando alias ‘Caicedo’ y ‘Jacinto’ respectivamente perdieron dos de sus hombres y algunas de sus armas.

Marcela logró escapar del cerco de los militares junto con ocho de sus compañeros, entre ellos ‘Jacinto’. Del susto olvidó llevar su fusil y todas sus pertenencias. Dos días después, cuando se escondían para no ser capturados, decidió que no quería ser más guerrillera. Ella siempre fue la mano derecha de su comandante y la encargada de manejar el tema de comunicaciones. Entre su labores estaba la de ayudarle con los computadores y teléfonos celulares utilizados para comunicarse con sus superiores.

La joven siente que aún está a tiempo de reconstruir su vida y de estar al lado de su familia. Sabe que olvidar no va ser fácil, siente que haber permitido que le mataran a su hijo es algo que jamás desaparecerá de su memoria: “Era una vida y el único que dice cuándo uno se muere es Dios, nadie tiene el derecho a decidir eso”.

En lo que va del 2013, la Fuerza de Tarea Apolo ha recibido a más de 13 desmovilizadas que afirman que los abortos en las guerrilleras son más comunes en los campamentos que lo que el mundo piensa. Alias ‘Margarita’, enfermera de las FARC, quien se desmovilizó en mayo, aseguró que se vio obligada a realizarles cientos de abortos a sus compañeras por orden de los comandantes.

*Nombre cambiado.