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UN AÑO DE POPULARIDAD

Al apagar su primera velita, los números de Ernesto Samper siguen siendo casi tan sólidos como al comienzo, sobre todo por cuenta de los golpes al cartel de Cali.

28 de agosto de 1995

SI TODO SE PUDIEra expresar en números y no en palabras, verdaderamente Ernesto Samper no tendría de qué preocuparse. Su primer año puede calificarse de complejo o controvertido, pero en lo que tiene que ver con las cifras que revelan los sondeos sobre su imagen, el primer mandatario continúa sólido como una roca. Es cierto que ha sufrido algo del desgaste natural de haber estado en el poder durante 12 meses, pero su popularidad se mantiene por encima del 60 por ciento, según la encuesta hecha para SEMANA por Gallup Colombia.
A pesar de los embates propios de la realidad nacional, Samper sigue siendo apreciado por la mayoría de la población y su imagen es muy superior a la que la ciudadanía tiene del gobierno o de sus principales programas.
Ese factor no tiene nada de despreciable. Gracias a su popularidad, el jefe de Estado puede despertar todavía sentimientos de solidaridad con su persona y su administración. Más allá de los tropiezos que han encontrado objetivos bandera como el Pacto Social para bajar la inflación, Samper despierta todavía la simpatía necesaria para ponerse de nuevo al frente de la situación.
Sin embargo, también es evidente que en esa materia se le ha comenzado a acabar el tiempo. Con la única excepción de los triunfos contra el narcotráfico, los demás campos de acción del gobierno reciben una muy baja calificación por parte de los colombianos. En consecuencia, será necesario un esfuerzo muy intenso para recuperar la credibilidad en todas las áreas en crisis o, por lo menos, en algunas de ellas.
Quizás lo más irónico de todo es ver cómo la realidad se ha encargado de desvirtuar a los observadores. Cuando comenzó su mandato, se creyó que al primer mandatario le podía ir muy bien con la economía, bien en materia social, regular con la guerrilla y mal en la lucha contra el narcotráfico. Un año después la impresión es totalmente contraria. Ahora solo queda esperar que el Presidente de los colombianos pueda usar su popularidad para entregarle un segundo aire a un mandato que necesita algo de las buenas cifras que tiene Ernesto Samper Pizano.