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Uno de los mafiosos sopló y la Policía encontró los cuerpos en un matorral, al lado de una casa vacía, en un sector conocido como El Hormiguero, en la vereda El Pomar, de Sopetrán.

narcotráfico

Un crimen imperfecto

La historia detrás del secuestro de diez personas, nueve de las cuales fueron asesinadas y descuartizadas, muestra el grado al que ha llegado la guerra entre las dos mafias que se pelean el control del bajo mundo de Medellín.

28 de mayo de 2011

El cinematográfico secuestro de diez personas en Sopetrán, Antioquia, terminó en masacre. Era domingo 24 de abril, el último día de la Semana Santa, y llovía. A eso de las siete de la noche, un grupo de diez hombres armados, algunos con brazaletes de la Sijín y uniformes de la Policía, según contaron los testigos, llegaron a la finca La Fonda, de la vereda El Rodeo, en Sopetrán.

"¿Dónde está 'el Gomelo'?", "¿Dónde está 'Barney'?", preguntaban con insistencia. Era evidente que no conocían a quien buscaban. Por eso, encerraron en un baño a tres niños, a ocho mujeres y al mayordomo y su esposa. Dejaron afuera a los hombres y con los celulares les tomaron fotos y las enviaban a alguien que les ayudaba a identificarlos. Al final, se llevaron a nueve hombres, y a una mujer en cuatro camionetas que estaban en la finca -tres Toyota Hilux último modelo y una Mercury- y dos motos Yamaha XT 660.

Esa misma noche, entre los 75.000 vehículos que regresaron a Medellín, también entraron los robados en la finca. Así quedó registrado en las cámaras del peaje del Túnel de Occidente. Los carros pasaron fácilmente porque a esa hora aún no se tenía noticia de lo ocurrido. Solo el día siguiente pusieron la denuncia. Esa misma tarde fueron encontradas en el barrio Aranjuez tres de las camionetas robadas. Estaban vacías y tan limpias que no detectaron ningún tipo de huellas. La camioneta Mercury fue hallada incinerada cerca del río Cauca, por Sopetrán.

Una semana más tarde comenzó a descubrirse el misterio del secuestro masivo, con la detención de Franklin Chalarca en un apartamento en la loma de Los Bernal, un sector de estrato alto de Medellín. Chalarca custodiaba una caleta con cuatro pistolas, tres gorras de la Sijín, un fusil, una Mini Uzi, una granada y un silenciador. Además, tenía en su parqueadero las dos motos XT.

Los investigadores empezaron a atar cabos y comenzaron a aparecer, inevitablemente, los nombres de los dos capos que están librando una de las más cruentas guerras en el bajo mundo en Medellín: Ericson Vargas, alias 'Sebastián', y Maximiliano Bonilla, alias 'Valenciano'. Estos dos vienen a ser como la séptima generación del imperio mafioso que montó Pablo Escobar, que ha mantenido en ascuas a Medellín buena parte de los últimos treinta años. Después de Escobar llegaron los Moncada y los Galeano. A estos los reemplazó 'Don Berna'; luego, por un corto tiempo, estuvieron al mando Gustavo Upegui y 'Danielito'. Ellos se mataron entre sí y le dejaron el lugar a 'Rogelio', que estuvo cerca de un año y medio y se entregó a Estados Unidos. Fue reemplazado por 'Yiyo' y 'Douglas', que hoy están presos y les abrieron el camino a 'Sebastián' y 'Valenciano'.

Así las cosas, lo que pasó en Sopetrán parecía ser un episodio más de esa guerra en la que 'Sebastián' ha demostrado querer borrar de la faz de la tierra todo lo que huela a 'Valenciano'. Chalarca, el capturado, hacía parte del combo El Desierto, que antes obedecía las órdenes de 'Valenciano', pero hace poco había sido doblegado por 'Sebastián' y ahora trabaja para él.

La guerra entre estos dos últimos ha llegado a los peores extremos en los últimos meses. Se ha disparado, por ejemplo, el desplazamiento interno en Medellín. Los combos que antes eran de 'Valenciano' y que no se quieren someter a 'Sebastián', cuando este llega y se toma el sector son obligados a desalojar sus casas con familias y todo. Eso ha ocurrido en tres de las comunas de la capital paisa. "De los cerca de 340 combos, la mayoría ahora son de 'Sebastián'", dice un especialista en el tema.

La posibilidad de que 'Sebastián' sea el responsable de la masacre se fortaleció el 13 de mayo, cuando fue capturado en Envigado Jesús Hernández, alias 'Chaparro', el jefe de sicarios de su banda. 'Chaparro' confirmó que los secuestrados estaban muertos y dio las coordenadas para hallar sus cuerpos. La Policía llegó hasta el lugar y encontró una casa vacía. En un matorral cercano, la tierra estaba removida y tapada con helechos. Empezaron a escarbar y encontraron un brazo. Cerca de allí encontraron lo que parecía ser el abdomen de una persona. Pidieron apoyo de los técnicos de la Fiscalía y al final hallaron tres fosas con nueve cuerpos desmembrados.

En las fosas no estaba uno de los secuestrados, Carlos Ignacio Ramírez. Aún no se sabe dónde está. Como tampoco se sabe aún cuál era 'Barney' o cuál 'el Gomelo' que buscaban aquella noche.