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Con la fe de un vendedor de enciclopedias, Vega creaba en torno a los narcos colombianos un ambiente de no te dejes confundir

premio

Un fotógrafo misterioso

En 'Nuestro hombre en la DEA', el periodista Gerardo Reyes cuenta los secretos del bogotano que se convirtió en negociador de narcotraficantes ante el gobierno norteamericano. SEMANA presenta un fragmento.

24 de noviembre de 2007

Editorial Planeta premió este año el libro de Gerardo Reyes Nuestro Hombre en la DEA. El libro cuenta la historia de cómo se cruzan los destinos de un fotógrafo bogotano de modelos internacionales que negociaba casos de narcotraficantes en Miami y dos narcos unidos por la ambición del dinero de la droga y el drama de haber perdido trágicamente la vista de un ojo.

Por la vía de un extraño pero lucrativo programa de conversión de narcos, Baruch Vega sale al rescate de Carlos Ramón Zapata, médico de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, y Juan Gabriel Usuga, ingeniero mecánico, quienes operaban rutas infalibles de envío de droga a Estados Unidos y Europa bajo el nombre de Los Cíclopes.

Los Cíclopes no eran narcotraficantes comunes. Estudiaban arte y compraban cuadros costosos para adornar sus oficinas; estaban empeñados en inventar una vacuna contra el sida y montaron un laboratorio en la antigua Yugoslavia para producir cocaína sintética. En su afán por abrir nuevas rutas del trasiego de drogas, se aliaron a un personaje no menos aventurero, un príncipe de Arabia Saudita que despreciaba a Estados Unidos. Y mientras contaban en sueños la fortuna que representaría la nueva coalición, la ley terminó con la fiesta. Fue entonces cuando Vega les ofreció la salvación.

Con la fe de un vendedor de enciclopedias, el fotógrafo creaba en torno a los narcotraficantes colombianos en apuros un ambiente de no te dejes confundir en el que los delitos más complejos, las situaciones más comprometedoras ante los ojos de la justicia de Estados Unidos, tenían una solución parecida a la libertad. "Era un encantador de serpientes'', comentó uno de sus clientes. "Nuestro hombre en la DEA''.

El siguiente es un fragmento del libro, en el que se describe cómo el 'embajador itinerante' de Carlos Castaño y las AUC ante la DEA, el narcotraficante Nicolás Bergonzoli, logró sacar de la embajada de Estados Unidos en Bogotá un informe ultrasecreto de la CIA.

"Los agentes de la DEA, Larry Castillo y David Tinsley, no estaban muy contentos con el trabajo de Nicolás Bergonzoli, su más reciente adquisición para el programa de resocialización de narcotraficantes. Se quejaban de la exigua colaboración del emisario de las AUC con las investigaciones de la DEA y de que siempre estaba postergando los resultados prometidos en sus misiones y al final no resultaba con nada. A mediados de 1999, los agentes lo citaron a Costa Rica para apretarle las clavijas, y terminaron pillándolo en un par de mentiras que los molestó aún más.

"Recuerda Baruch Vega que en la reunión en el Hotel Marriott de San José, los agentes preguntaron a Bergonzoli si conocía a Danilo González, un ex policía enlace de las AUC con el Estado colombiano, y Bergonzoli lo negó. Luego le hicieron la misma pregunta respecto a Diego Fernando Murillo, alias 'Don Berna', el ex 'Pepe', jefe de la oficina de cobros a narcos más eficiente de Medellín, gran amigo entonces de Carlos Castaño, y tampoco reconoció el nombre. Entonces sacaron una serie de fotos donde aparecían estos y otros personajes. Bergonzoli negó conocer a Danilo pero "se timbró'', según Vega, al ver la cara de 'Don Berna', aunque disimuló diciendo que le parecía un poquito familiar.

"Los agentes pasaron otras fotos y finalmente sacaron el as de la vergüenza: una fotografía en la que aparecía el mismísimo Bergonzoli junto a 'Don Berna' y Danilo, personajes que minutos antes había negado conocer.

"Fue como si hubiera visto el diablo', recuerda Vega. Se puso muy rojo y no sabía qué decir''.

"En ese momento los agentes le dieron el ultimátum advirtiéndole que, si no jugaba limpio, estaban resueltos a suprimir los arreglos y tendría que irse a la cárcel a cumplir con la pena completa por cargos de narcotráfico. A las pocas semanas de semejante fiasco, Bergonzoli sorprendió a los agentes con un hallazgo que, según palabras de Vega, provocó uno de los mayores escándalos internos del gobierno de Estados Unidos que haya jamás presenciado en sus más de 20 años de merodear los pasillos secretos de la burocracia de ese país.

"Bergonzoli entregó a los agentes unos 150 documentos originales preparados por la CIA sobre los miembros del cartel de la costa Atlántica de Colombia, papeles que contenían los perfiles, organigramas, movimientos, rutas y otras informaciones ultrasecretas de la organización de esa región del país.

"¡No eran ni siquiera copias, eran originales!'', exclama Vega cuando revive ese momento.

"Con la entrega de los documentos Bergonzoli pretendía demostrar el insolente nivel de infiltración de las mafias en la embajada de Estados Unidos, un bocado de cardenal para un grupo de agentes de la DEA que venían insistiendo justamente en ese problema. El informante explicó que pagó a Danilo González un millón de dólares por los documentos sacados de la sede diplomática. Román Suárez, el socio de Vega, le comentó al autor que Bergonzoli no pagó esa cifra sino 150.000 dólares a uno o varios oficiales de Servicio de Inteligencia de la Armada Nacional de Colombia que obtuvieron esa información de parte de la embajada de Estados Unidos en Bogotá.

"En el momento en el que Vega relató la historia del informe de la CIA al autor de este libro, resultaba prácticamente imposible que algún funcionario del gobierno admitiera su ocurrencia. Sin embargo, años después, fue el propio agente de la DEA Larry Castillo, quien ofreció algunos adelantos de la magnitud de la infiltración y bajo la gravedad del juramento.

"Castillo describió la explosiva contribución de Bergonzoli en una audiencia del 10 de febrero de 2000, ante el juez Edward B. Davids. El agente empezó su intervención con un agradecimiento al trabajo de Bergonzoli en beneficio de Estados Unidos. "Él (Bergonzoli) nos ha suministrado mucha información relacionada, como dije antes, con filtraciones de la embajada de Estados Unidos en Colombia donde la información es pasada a facciones guerrilleras, facciones comunistas, así como facciones del narcotráfico. Material muy importante, altamente delicado, lo que se ha reportado ante los más altos niveles de nuestra entidad''.

"Sobre esta fuga de información de la embajada en Bogotá no se conoce ninguna medida del gobierno de Estados Unidos. Vega comentó que en los días siguientes a la revelación del dossier comprado por Bergonzoli, numerosos funcionarios llegaron desde Washington a las oficinas de la DEA de Miami para analizar el daño de la infiltración y abrir investigaciones en varios frentes".