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El pastor evangélico Luis Salas es el opositor número uno de la causa gay en el Congreso. Su estilo es fanático y no le aporta al debate

Política

Una cruzada ‘non sancta’

Con una campaña muy criticada Luis Salas, un pastor evangélico, trata de hundir en el Congreso el proyecto de derechos patrimoniales para las parejas gay.

11 de noviembre de 2006

De lunes a viernes, Luis Enrique Salas es representante a la Cámara respaldado por 23.000 votos. Allí ejerce una especie de consulta espiritual para muchos colegas suyos que en plenaria se le acercan para pedir su oración cuando están enfermos o en dificultades. Pero llega el domingo y este samario, alto y flaco se transforma en pastor de la iglesia internacional 'En tu presencia' y recibe 1.500 personas que al ritmo de una orquesta de 12 músicos cantan versículos de la Biblia a ritmo de champeta y vallenato.

Ese mismo hombre que predica la enseñanza de "amar al prójimo como a sí mismo, de tolerar y perdonar", es el enemigo número uno de la causa gay en el Congreso. Y se ha hecho notar por las estrategias, poco santas, que utiliza para convencer a sus colegas de que hundan el proyecto de derechos civiles a parejas del mismo sexo que ahora se juega su suerte en la Cámara

Su campaña viene de atrás. Cuando la iniciativa estaba en el Senado, Salas repartió fotos pornográficas de parejas del mismo sexo, con una anotación que decía: ¿quiere que estos sean los profesores de sus hijos? Parte de la plenaria consideró su actuación ofensiva, radical y excluyente y en signo de protesta decidió apoyar con más energía el proyecto. Incluso otros congresistas cristianos rechazaron su estrategia y se opusieron al proyecto con argumentos jurídicos y técnicos.

Salas, que es actualmente presidente de la comisión de ordenamiento territorial, sostiene que ya que la iniciativa está en su territorio, aspira a triplicar sus energías en la "cruzada" o, cómo él la bautizó, "su guerra espiritual". Afirma que ya tiene convencidos a 15 de los 33 representantes de La U, su partido, para que voten negativo y que también cuenta con cuatro liberales y ocho miembros de Cambio Radical. Y que al presidente de la Cámara, Alfredo Cuello, ya lo tiene enfilado .

Su copartidario y abanderado de este proyecto, el senador Armando Benedetti, pone en duda que Salas tenga tantos votos. "¿Cómo, si no está a la altura de este debate? Es una discusión en un Congreso laico en donde los argumentos deben ser constitucionales. Las estrategias obscenas y radicales aquí no están permitidas y si el representante vuelve a utilizarlas, será castigado por nuestro reglamento", añade este senador.

Sin embargo, Salas parece sordo ante los reparos y afirma que no se arrepiente de lo que hizo. Incluso le confesó a SEMANA que en el debate que pronto empezará en la comisión séptima de la Cámara será aun más radical. Pero poco o nada le aportan al debate posiciones maniqueas que tergiversan el espíritu de la iniciativa y es casi seguro que sus posiciones exageradas y grotescas despiertan más preocupación que la que él intenta sembrar escudado en la moral.