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Eje cafetero

Una década perdida

Más de 300 sacerdotes del Eje Cafetero se reunieron para discutir sobre el futuro del desarrollo humano en la región y las metas del milenio.

24 de abril de 2005

Al suntuoso y acogedor recinto del Pensamiento, en las afueras de Manizales, no le cabía literalmente un alma el miércoles pasado. La expectativa de los asistentes era asistir al encuentro entre la Iglesia Católica y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Pnud, para hablar sobre la superación de la pobreza y los retos del desarrollo humano en la región.

Esta reunión, en la que estuvo presente la dirigencia política de los tres departamentos cafeteros, tiene un importante antecedente: la presentación hace un año del Informe Regional de Desarrollo Humano. Este documento reveló la grave situación de la región, luego de una exhaustiva investigación donde participaron entidades de Caldas, Quindío y Risaralda. Su conclusión más severa es que en cuestión de desarrollo humano y calidad de vida, el Eje Cafetero perdió toda una década, pues conserva los mismos índices que hace 10 años. El informe no se quedó en la descripción de la crisis sino que propuso salidas, por lo que le reconoce hoy como una importante hoja de ruta para el futuro de esa parte del país.

Durante la apertura del evento, las palabras de Alfredo Witschi-Cestari, representante residente del Pnud en Colombia, sonaron conciliadoras: "Queremos convertir el logro de mejores condiciones de vida y desarrollo de la población en un reto colectivo". En contraste, el tono de los gobernadores, especialmente el de Caldas, Emilio Echeverri, fue mucho más duro. "Planeación Nacional se niega a ver las realidades apremiantes de la región", señaló. Además, cuestionó el recorte que el gobierno nacional le hizo este año a las transferencias para salud. Alfredo Sarmiento, quien dirige el Programa Nacional de Desarrollo Humano, recibió el 'varillazo' y después, en lenguaje técnico pero ameno, expuso los objetivos del milenio con los que se ha comprometido el Departamento de Planeación Nacional.

Luego le llegó el turno a monseñor Nel Beltrán, obispo de Sincelejo, quien fue invitado para relatar la experiencia de la Fundación Red de Desarrollo y Paz de los Montes de María. "Me aterra su pobreza", dijo en tono irónico para que el auditorio cayera en cuenta de que, al lado de los Montes de María, el Eje Cafetero no está tan mal. Monseñor Héctor Fabio Henao, director de la Pastoral Social, hizo una emotiva intervención sobre la necesidad de impulsar en las regiones la reflexión sobre el papel de la Iglesia frente a los nuevos y múltiples problemas que enfrentan las comunidades. Destacó la trata de mujeres en el Eje Cafetero para prostituirlas en los mercados asiáticos, las altas cifras de abuso y explotación sexual de niños y niñas, el reclutamiento forzado de menores y la grave descomposición familiar porque los padres se han ido a otros países en busca de fortuna. Además, dijo que la economía de la región era ficticia ya que uno de sus soportes fundamentales eran las remesas que llegan desde el exterior.

El auditorio, colmado de sacerdotes de los rincones más apartados de la geografía cafetera, se comprometió ante el arzobispo de Manizales, Fabio Betancur, en continuar con el debate e identificar las acciones necesarias frente a los retos descritos en el foro. Al final, José Manuel Mariscal, director del Pnud en Manizales, concluyó con una frase que entusiasmó a todos los asistentes: "Los dirigentes, la academia, la Iglesia y la gente en general ya hablan el mismo idioma, conocen la dura realidad de su región y están inventando fórmulas y alianzas para salir adelante". No obstante por los pasillos del Recinto del Pensamiento, una vez finalizado el evento, se escucharon voces que claman para que la empresa privada y el gobierno aparezcan en el escenario y apoyen esta importante dinámica regional.