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Una luz en la oscuridad

Gracias a Sello Social, la campaña de Tejido Humano, los colombianos dentro y fuera del país les pueden tender una mano a los soldados y policías víctimas de la guerra. Héctor Fabio Vallejo es uno de ellos.

28 de marzo de 2004

Del teniente Élver Rodríguez se sabe prácticamente todo y muchos lo recuerdan portando la bandera nacional en el desfile del 20 de Julio o posando al lado de las estrellas del Real Madrid en el Santiago Bernabeu. Sin embargo la historia del soldado que lo acompañaba, Héctor Fabio Vallejo, sigue inédita y pocos conocen su lucha desde aquel día en que una mina oscureció su vida.

Vallejo era el radiooperador que acompañaba a Rodríguez en la mañana del 3 de marzo de 2003 en la Operación Fénix y quedó ciego por culpa de la misma mina que dejó al teniente en una silla de ruedas. Ellos son sólo dos de los 462 militares que vivieron en carne propia esa tragedia durante el año pasado, de acuerdo con el Observatorio de Minas Antipersonal de la Presidencia de la República. Ambos también hacen parte de los 380 discapacitados que han sido beneficiados por la Asociación Tejido Humano, que desde el primero de marzo lanzó la campaña Sello Social para comenzar a curar las heridas de los soldados y policías víctimas de la guerra.

"Todo se nubló pero pensé que era el efecto de la explosión. Luego sólo recuerdo cuando me desperté en el Hospital Naval de Cartagena. Un médico me dijo que había perdido el ojo izquierdo. Dos operaciones en Bogotá bastaron para que me dieran la otra mitad de la noticia: 'No le pudimos salvar el ojo derecho". Así reconstruye Vallejo el momento en que la explosión le apagó las luces y le dejó grabados sus últimos recuerdos visuales.

Desde entonces ha pasado más de un año y el mundo que ve Vallejo, quien el próximo mes será padre, no pasa de unas líneas oscuras que no forman más que sombras. Por su futuro hijo, hoy más que nunca le interesa ser útil para la sociedad. Gracias a una beca del Estado estuvo en cursos de orientación para volver a ser autosuficiente, aprendió el sistema Braille y a manejar el programa Jows, que permite a los invidentes trabajar con computadores. "La rehabilitación de un ciego no tiene mucha diferencia de los momentos en que a un niño le están enseñando a caminar, comer o vestirse. Es como volver a nacer. Además, en pocos lugares quieren que trabajes porque para la sociedad uno ya no sirve para nada", afirma.

Es en este momento cuando la solidaridad de toda la sociedad se hace necesaria. Por lo general, un oficial, un suboficial o un soldado del Ejército nunca ha planeado su futuro para estar en la vida civil, no está listo para enfrentar el mercado laboral y su reincorporación a la sociedad muchas veces tiene que empezar desde los primeros cursos de colegio. A eso hay que sumarle los costosos tratamientos y los quebrantos de salud.

Tejido Humano trata de satisfacer esas necesidades y sus recursos se destinan para programas de salud, vivienda, educación y empleo para los soldados y policías víctimas de la guerra. La idea de Sello Social es que durante dos meses cada año, marzo y noviembre, cualquier colombiano pueda donar el equivalente al 2 por ciento del valor de los productos incluidos en la campaña al momento de pagar en las cajas de los supermercados. Adicionalmente, los colombianos dentro y fuera del país también pueden unirse a la campaña a través de Conexión Colombia y enviar canastas de productos con el Sello Social a sus familiares o a miembros de la fuerza pública, o adoptar directamente un soldado o un policía por sólo 20.000 pesos mensuales. "Desde hace tres décadas tenemos discapacitados. Hay una gran población que hizo parte del conflicto y necesita la solidaridad de los colombianos", explica Juan Carlos Franco, el director de Tejido Humano. "Lo que estamos construyendo es un canal de largo plazo todos los marzos y noviembres de aquí en adelante", añade.

Vallejo es uno de los beneficiarios y hace un par de semanas recibió de Tejido Humano la casa donde podrá ver crecer a su hijo. Como él, hay muchos otros soldados que necesitan una mano, y Sello Social pretende ser el canal para que los colombianos se solidaricen con su causa. En últimas, a través de esta campaña, cualquiera podrá ayudar a cicatrizar las heridas de los soldados mientras consume los mismos productos que todos los meses guarda en su nevera o haciendo una donación a través de conexioncolombia.com.