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La firma Vergel y Castellanos era socia minoritaria del grupo Nule en la Electrificadora del Tolima y en otros negocios. Su presidente, Alfonso Vergel,dijo que no actuó de mala fe al comprar todas las acciones de sus socios cuando ya atravesaban serias dificultades económicas.

POLÉMICA

Una maraña de maniobras

El principal activo de los Nule, sus acciones de Enertolima, está embolatado tras dudosas transacciones de un exsocio.

8 de junio de 2013

Han pasado tres años des-de la intervención del grupo Nule, y por ahora de su holding empresarial solo se ha encontrado el cascarón. Los millonarios anticipos, que por años sus miembros recogieron a manos llenas, se esfumaron y el liquidador de las principales empresas del conglomerado, Pablo Muñoz, se ha visto en serios aprietos para recuperar cualquier peso. 

Por eso la participación de los Nule en la Electrificadora del Tolima (Enertolima), cuyo valor puede superar los 200.000 millones de pesos, cada vez cobra más importancia, pues por ahora es una de las pocas opciones reales de recuperar algo de un monto significativo.

La empresa Kapital Energy, de propiedad de los Nule en el 67 por ciento y de la firma Vergel y Castellanos en el resto, es la dueña de la mitad de Enertolima. Pero al momento de la intervención se supo que los Nule habían vendido todas sus acciones a Vergel y Castellanos unos meses antes. La veracidad de la venta generó serias sospechas, de ahí que el liquidador la demandó ante la Superintendencia de Sociedades. 

Esta entidad resolvió a comienzos de 2012 que la firma Vergel y Castellanos ejerció mala fe comercial pues, entre otros motivos, argumentó que pese a ser socios en varios negocios nunca se enteró de la mala situación financiera de los Nule. Por eso la Superintendencia de Sociedades reversó la transacción, y las acciones quedaron en manos del liquidador, que esperaba venderlas para pagar al menos el 20 por ciento las deudas de los Nule. Pero Vergel y Castellanos logró que el proceso tuviera una segunda instancia ante el Tribunal Superior de Bogotá. 

Sin embargo, este tribunal no pudo fallar porque súbitamente apareció la empresa panameña Global Engineers argumentando ser la propietaria de un porcentaje de las acciones en disputa, y que no se le había notificado del litigio. Por eso reversó todo el proceso. Lo increíble es que Vergel y Castellanos es inversionista de la empresa panameña, según declaró bajo juramento el revisor fiscal de esta firma, en documentos que conoció SEMANA. 

Es decir que una suerte de autoventa, a último minuto, enredó la posibilidad de recuperar parte de la fortuna de los Nule. Al menos por ahora.
El vocero de Vergel y Castellanos contestó el requerimiento de SEMANA diciendo que la relación de esa empresa con Global Engineers existe por “los intereses comerciales que comparten por la venta de las acciones”, y no entró en mayor detalle.

Para enredar más las cosas, Vergel y Castellanos perdió en un tribunal de arbitramento con un fondo internacional en un proceso en el que están comprometidas las mismas acciones de Enertolima. SEMANA supo además que los abogados de Vergel y Castellanos estuvieron consultando los trámites para acogerse al régimen de insolvencia.

A menos que se lograra una milagrosa y pronta conciliación entre tantos actores con intereses sobre las mismas acciones, todo parece indicar que, por bien que salga, pasarán al menos dos años más de pleitos y estrados judiciales para que esta pequeña parte de lo que fue la fortuna de los Nule se libere a favor de los acreedores.