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Una nueva ‘guerra’ contra las drogas

El presidente Santos les propondrá a sus homólogos en la Cumbre de las Américas una metodología de escenarios para tratar de encontrarle una solución a la tragedia de la droga. En un año, un grupo de trabajo deberá entregar el resultado.

7 de abril de 2012

El analista venezolano Moisés Naím definió hace poco la guerra de las drogas como una adicción en la que se había metido el mundo. Y lo dice así porque de otra manera no se explica el hecho de que todos los números que demuestran que es un fracaso sean pasados por alto por los gobernantes de los países involucrados.

Cuarenta años después de que Richard Nixon declaró la 'guerra contra las drogas', las cifras lo dicen todo: la coca se extendió a más países -de 44 en 1980 a 130 hoy-, el consumo se volvió moda -cerca de 250 millones de personas usan drogas- y la pelea por el negocio ilegal hace que ocho de las diez ciudades más violentas del mundo estén en América Latina. No se necesitan más números para demostrar que la guerra contra las drogas, tal y como está planteada, fracasó.

La novedad en 2012, y en la Cumbre de las Américas, es que ya existe una suerte de consenso sobre que el camino que se había tomado es equivocado. Y por primera vez en la historia, varios jefes de Estado se atreven a plantear, en voz alta, la necesidad de debatir otras fórmulas. Ese es un paso gigantesco porque lo que ha venido ocurriendo hasta ahora, como lo dijo el presidente Juan Manuel Santos a The Guardian, es que ha reinado la "hipocresía porque dicen una cosa en privado y hacen otra en público".

Pero entonces, si la mayoría está de acuerdo en que el mundo está equivocado en esta guerra, la pregunta que ya se están haciendo es ¿cuál es la solución para combatir esa epidemia? Y eso, precisamente, es lo que se espera comience a debatirse esta semana en la Cumbre de las Américas. El presidente Santos les presentará una propuesta concreta a sus homólogos y es que se sienten a discutir los posibles escenarios en la lucha contra los narcóticos y las consecuencias de cada escenario. La metodología está inspirada en lo que ha hecho Adam Kahane, canadiense que ha facilitado procesos de Planeación por Escenarios en varios países, pero sus casos más conocidos son los de Sudáfrica (1991), sobre los retos del Apartheid; Destino Colombia (1997- 2000), sobre el futuro del país según el tratamiento dado al conflicto, y Visión Guatemala (1998-2000), para construir confianza entre las élites políticas después de 36 años de conflicto interno.

El presidente Santos recordaba lo atinado que había sido ese ejercicio en Colombia. "No deja de ser muy impactante el constatar que -desde 1997, cuando se escribieron los escenarios- se hubiera anticipado un escenario hipotético que decía: 'Las medidas de estímulo para la economía y para el sector productivo, unidas a triunfos militares, le aseguraron al presidente un segundo periodo, autorizado por una oportuna reforma constitucional'".

Para el caso de cómo se aplicaría esta metodología en el caso de las drogas, el presidente Santos explicó que todos los escenarios deben ser analizados tanto por expertos en la lucha contra el crimen organizado como por expertos en salud pública, para avanzar en la búsqueda de un consenso. "Me explico: Si seguimos como vamos, en 20 años dónde podemos estar. Si nos volvemos mucho más estrictos, es decir, si metemos a la cárcel a todo consumidor de droga en el mundo, qué podría pasar. Si vamos al otro extremo, si legalizamos, qué podría pasar, cuántos adictos adicionales, a qué costo, cómo podrían imponerse impuestos al tráfico, eso cuánto podría producir. Si nos vamos al intermedio, que es despenalizar el consumo pero seguir persiguiendo a los narcotraficantes, cómo se puede descriminalizar, quitarles las utilidades que todas estas bandas criminales están percibiendo", indicó Santos. "Cuando tengamos un resultado, un consenso sobre alguno de los escenarios, entonces podemos tomar las decisiones políticas".

Ese grupo de trabajo tendrá en cuenta, por ejemplo, que en Suramérica y Europa casi todos los países han despenalizado, en mayor o menor grado, el consumo; que casi la mitad de los estados de Estados Unidos dan alguna permisividad a la marihuana; y que en Holanda y Portugal, que permiten la dosis mínima, el consumo subió un poco, luego se estabilizó y hoy es más bajo que en otros.

La propuesta del presidente Santos, de llegar a ser aceptada por los demás presidentes de la Cumbre, deberá ser puesta en práctica por un grupo de trabajo especial que al cabo de un año debe presentar los primeros resultados.