Home

Nación

Artículo

Durante el retiro espiritual de La U en noviembre del año pasado, el presidente Juan Manuel Santos les pidió a los partidos de la Unidad Nacional llevar candidatos únicos en las regiones fuertes del uribismo. El director del Partido Liberal, Horacio Serpa, asistió pero su partido incumplió el pacto.

POLÍTICA

Unidad nacional no 'cuaja' en las regionales

La promesa de la coalición de gobierno de hacer alianzas para las elecciones regionales quedó en palabras. Ahora, avanza en el camino de su disolución.

27 de junio de 2015

Hay pactos de sangre y pactos de palabras. Y el de la Unidad Nacional siempre ha sido lo segundo. Desde que el presidente Juan Manuel Santos llegó a su segundo mandato, La U, Cambio Radical y el Partido Liberal han acompañado la mayoría de proyectos del gobierno en el Congreso con relativo juicio. Pero una cosa es el mundo de las leyes y otra muy distinta el de los avales. El pacto de ir juntos en las regiones se incumplió y en los departamentos más cotizados en votos cada quien irá por su cuenta. Los acuerdos nacionales muchas veces van en contravía de las lógicas regionales y por eso, a cuatro meses de las urnas, ni la alianza antiuribista está funcionando ni tampoco la estrategia del Centro Democrático. A pesar de la advertencia del presidente, la Unidad irá separada por una razón. El 26 de octubre, día siguiente a las elecciones regionales, comienza la otra campaña: la carrera por la Presidencia en 2018.

En noviembre del año pasado, en medio del retiro espiritual de La U, el presidente Santos envió un claro mensaje: “Es necesario unirnos y presentar candidatos de alianza para enfrentar a los enemigos de la paz”. Pisarle los talones al Centro Democrático, que venía de sacar 6,9 millones de votos con Óscar Iván Zuluaga en segunda vuelta, era la meta del santismo, entre otras porque de eso dependía la viabilidad del proceso de paz y de un eventual posconflicto en las regiones. Pero la promesa de aliarse quedó en eso. En discurso.

Ni La U, ni Cambio Radical ni los liberales hicieron caso y los ejemplos sobran. En Bogotá, La U y el Partido Liberal están con Rafael Pardo, pero el aterrizaje de Enrique Peñalosa en las elecciones partió a la coalición del presidente y por eso Cambio Radical sigue sin definir cuál será su carta. Es tal la división y el golpe de opinión que despierta Peñalosa, que hasta el propio copresidente de La U Roy Barreras alcanzó a proponer una encuesta el próximo 15 de agosto para definir quién debía ser el candidato definitivo, como si la convención que avaló a Pardo hace unas semanas no fuera suficiente. Entonces pasó lo que se esperaba: el partido se le vino encima y quedó en firme la candidatura de Pardo.

Lo mismo pasó en el Valle del Cauca. El pacto era ir juntos para la Gobernación y apoyar la aspiración de la exsenadora Dilian Francisca Toro, que tiene el aval de La U y toda la maquinaria para ganar, a cambio de presentar un candidato por consenso a la Alcaldía de Cali que viniera del liberalismo. Pero el Partido de la U se adelantó y le entregó el aval al exvicepresidente Angelino Garzón. Esa decisión les molestó a varios liberales vallecaucanos, sobre todo porque ven en Garzón un aliado del uribismo y más ahora que su hija, Ángela Garzón, está de segunda en la lista al Concejo de Bogotá por el Centro Democrático.

En Antioquia la pelea es parecida. Se supone que el territorio uribista por excelencia ameritaría un candidato único. Pero los liberales ya tienen carta propia a la Alcaldía de Medellín con el exsenador Eugenio Prieto. La U y Cambio Radical apoyan por su lado a Gabriel Jaime Rico para la Alcaldía, que antes iba por firmas y hasta llegó a tener coqueteos con el uribismo. Y lo único en lo que parecen estar de acuerdo es en respaldar a Luis Pérez a la Gobernación, que antes hacía parte de la lista negra del liberalismo y ahora le permitieron entrar al tarjetón. Pérez ya tiene el respaldo de Cambio Radical y lo más seguro es que La U también se monte en ese bus.

En otras regiones jugosas en votos la Unidad también se descarriló. La costa Caribe, que parecía ser el territorio seguro para el santismo por ser la región que más votos puso para la reelección, es un campo de batalla entre los miembros de la Unidad Nacional. Barranquilla es la única ciudad donde las cosas están tranquilas porque nadie se le mide a competir con Alejandro Char, la carta indiscutible de Cambio Radical y que cuenta además con la bendición del vicepresidente Germán Vargas Lleras y con el inesperado apoyo del uribismo. De resto, la pelea ha sido dura. La Gobernación del Atlántico es la gran incógnita. La U todavía no ha decidido quién será su carta y los liberales avalaron la semana pasada a Eduardo Verano de la Rosa. Cambio Radical todavía no tiene carta segura. En todo caso, también van divididos.

En Bolívar, La U se va con Yolanda Wong, conocida como la China por sus ancestros, que además tiene el respaldo de la congresista Karen Cure, quien pertenece al grupo de la cuestionada Enilce López, alias la Gata. La China también cuenta con el apoyo de Cambio Radical. Pero los liberales tienen todos sus huevos puestos en la canasta de Dumek Turbay, la carta del actual gobernador Juan Carlos Gossaín. Turbay es el ejemplo perfecto de una Unidad dividida porque su campaña ya tiene acercamientos con el Mais, los conservadores y hasta los uribistas. Y la Alcaldía de Cartagena es otro enredo. Cambio Radical está partido en tres: unos van con el concejal Pastor Jaramillo, otros con William García y otros con Antonio Quinto Guerra, que es el candidato oficial del Partido Conservador.

En Córdoba la guerra es a muerte. El cacique del Atlántico Fuad Char, papá de Alex Char, le entregó el aval de Cambio Radical a Carlos Gómez Espitia para la Gobernación. Espitia es cercano al gobernador Alejandro Lyons. Competirá por el cargo con Edwin Besaile, carta de La U y los liberales, y hermano de Musa Besaile, uno de los ‘ñoños’ que llegó al Congreso el año pasado con la segunda votación más alta del país después del senador del Polo, Jorge Enrique Robledo. Y en La Guajira, el aval de Cambio Radical a la ‘princesa negra’ Oneida Pinto para la Gobernación, desató una tormenta dentro y fuera del partido que todavía no escampa.

La lista de divisiones no termina ahí. En Santander, otra región importante para el santismo, en donde sacaron 428.952 votos en segunda vuelta, la Unidad otra vez va partida. La U está con el excongresista Holguer Díaz para la Gobernación y Jhan Carlos Alvernia para la Alcaldía de Bucaramanga. Los liberales le apuestan a Carlos Ibáñez para la Alcaldía y el más sonado para quedarse con el aval de la Gobernación es Didier Tavera.

Huila y Tolima, dos departamentos donde Uribe pisa duro, también se agregan a la lista. En Huila, La U tiene a Mauricio Muñoz como aspirante a la Gobernación y a Faiver Hoyos a la Alcaldía de Neiva. Los liberales van con Julio Enrique Ortiz a la Gobernación y Gorky Muñoz a la Alcaldía, y Cambio Radical tiene a Carlos Julio González al primer cargo y a Germán Bahamón al segundo del departamento. Entre tanto, en el Tolima, La U y liberales van en llave a la Gobernación con Mauricio Jaramillo Martínez, pero para la Alcaldía cada cual va con su carta.

Y para completar Meta y Casanare. En Meta los liberales van con Marcela Amaya a la Gobernación y Ricardo Jaramillo espera el aval para la Alcaldía de Villavicencio. La U va con Luis Carlos Torres a la Gobernación y Fernando Rivera Zaraza a la Alcaldía. Mientras tanto, Cambio Radical confirmó el aval de Darío Vásquez a la Gobernación. En Casanare el panorama no cambia y los tres partidos van con candidatos propios.

Con tanto departamento partido una cosa queda clara: los candidatos únicos son una misión imposible. Los partidos de la Unidad Nacional están pensando más allá del 25 de octubre, porque saben que desde ese domingo comienza la carrera por la elección presidencial. Un cargo para el que Cambio Radical y liberales ya se ahorraron el discurso y admitieron que competirán por su cuenta. Por eso en la Unidad los pactos son todo menos eternos.