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UNO LIBRE

Moderado optimismo por liberación de Juan Vitta y mensajes de Francisco Santos y el Presidente.

31 de diciembre de 1990

El tono de entusiasmo y camaradería con que habían partido de Bogotá alcanzó a durar 24 horas. Habían tomado la carretera de Honda y manejado toda la noche. Suspendieron el viaje durante el día para continuarlo al atardecer por unas horas más hasta encontrarse con la terrible noticia, que en primera instancia no le dieron más valor que el de una broma de mal gusto. No había tal entrevista con el jefe del ELN, el cura Manuel Pérez, sino que estaban en manos de Los Extraditables. Ahí comenzó la odisea del grupo de periodistas de la revista Hoy por Hoy y el Noticiero Criptón, que tuvo en vilo al país hasta la semana pasada cuando, por primera vez, se conocieron detalles del secuestro.

Esta versión de primera mano fue revelada por el editor de Hoy por Hoy, Juan Vitta, liberado el lunes de la semana pasada debido a sus dolencias cardíacas, después de 87 días de cautiverio.

Su liberación y los mensajes enviados tres días más tarde por Francisco Santos dieron una nueva esperanza al país y pueden ser un síntoma más de que el doloroso caso del múltiple secuestro termine como todo el mundo desea: con el regreso, sanos y salvos, de los retenidos.

Estos dos hechos sumados al mensaje enviado por Los Extraditables al Gobierno a través de Los Notables, en el cual ofrecieron entregarse masivamente a la justicia, constituyen un bálsamo en medio de la desesperanza que empezaba a reinar entre los amigos y familiares de los comunicadores desaparecidos.

Juan Vitta, a su regreso, manifestó que el trato que recibió de sus captores fue bueno y considera que el lugar del cautiverio estaba localizado en alguna parte de la costa norte, junto al mar, pues podía reconocer la brisa y el olor típico de ésta. El y sus colegas eran mantenidos en la misma casa, pero en habitaciones distintas y el contacto después de los primeros días se volvió escaso.

Los mensajes enviados por Francisco Santos a su familia y al presidente Gaviria tuvieron un gran efecto tranquilizador, pues era la primera prueba de supervivencia que se tenía del joven periodista de quien se especulaba que había quedado mal herido en el tiroteo que se produjo en el momento de su secuestro el 19 de septiembre y que le costó la vida a su conductor. Para sus familiar es más alentador que el texto del mensaje, era el tono de la voz: era el mismo Pacho de siempre, acelerado, enérgico, francote y familiar.
En el mensaje a su señora y a su padres señala que se encuentra bien de salud y que lo tienen en condicianes inmejorables. En el que dirige al Presidente, en lo que se ha considerado un gesto de valentía, le manifiesta que "Dado el carácter libre e independiente que me caracteriza, este mensaje me produce gran agonía. Sin embargo, creo que cualquier gestión que usted haga para obtener la liberación de los periodistas, eso sí, repito, sin pasar por encima las leyes y los preceptos constitucionales, es benéfico no sólo para el país si no para la libertad de prensa que está secuestrada y que más que nunca es absolutamente necesaria" .

El presidente Gaviria dio respuesta en menos de 24 horas al mensaje de Santos desde Bolivia, donde se encontraba reunido con los mandatarios de los países miembros del Acuerdo de Cartagena. La respuesta, como todos los documentos de Gaviria sobre el tema, es conciliatorio en el tono, muestra su solidaridad con los secuestrados, pero se mantiene dentro del marco legal en que ha venido manejando el problema hasta ahora.

Al terminar la semana, aunque reinaba cierto ambiente de optimismo por la liberación de VItta y los mensajes de Santos, el problema de fondo se mantenía en el aire, pues el escollo de la confesión de los delitos por parte de Los Extraditables no se le ha encontrado solución. Estos últimos exigen garantía de no extradición sin confesión para ver qué les puede probar el Estado. El Gobierno por su parte, limita el beneficio de la no extradición a quienes estén dispuestos a confesar.