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El senador Luis Guillermo Vélez combinaba convicciones profundas con un trato especialmente amable que fortalecía su capacidad de negociación. Sirvió 16 años en el Congreso

Obituario

Uribista de trapo rojo

Luis Guillermo Vélez era la mayor autoridad en el tema económico en el Congreso, un valioso alfil del Presidente y la columna vertebral de La U.

10 de febrero de 2007

La muerte del senador Luis Guillermo Vélez, a causa de un infarto, causó conmoción. No sólo por lo sorpresiva -la opinión pública estaba acostumbrada a verlo como activo protagonista de la política-, sino porque deja varios vacíos. Era el principal experto en el Congreso en temas económicos. Vélez había tomado esa antorcha que durante años había pertenecido a Víctor Renán Barco. Ningún proyecto importante sobre impuestos, comercio o finanzas podía avanzar en el Legislativo sin su venia.

El senador Gabriel Zapata, de Alas/Equipo Colombia y aliado cercano del senador fallecido, pinta como su sucesor. Tendrá que trabajar mucho para calzar sus zapatos en proyectos fundamentales para la economía, como el TLC y las trasferencias del presupuesto nacional a las regiones. Vélez le hará falta al gobierno en la comisión tercera, donde sacaba adelante lo que se proponía. Combinaba convicciones profundas con un trato especialmente amable que fortalecía su capacidad de negociación. Y la defensa de los intereses del gobierno con sus propias creencias. "Presidente, este Plan es extenso como un océano, pero de profundidad tiene un centímetro", le había dicho a Uribe después de la cumbre de Hatogrande. El senador veía fallas en el componente social de esta iniciativa que define las prioridades en el segundo cuatrienio.

El vacío que deja Luis Guillermo Vélez no se limita a la legislación económica. Vélez era el alma de La U, el partido insignia del uribismo. Fue su fundador, después de que en compañía de un grupo de otros liberales de toda la vida fue expulsado de las toldas rojas por apoyar la reelección del presidente Álvaro Uribe. De paso, se llevó de la mano a Juan Manuel Santos, en quien veía a un líder natural del uribismo. Vélez no fue la cabeza de lista de este partido para el Senado -la que más votos obtuvo en las elecciones del año pasado-, ni compitió por la presidencia de La U, ni aspiraba a ser su candidato presidencial. Estas posiciones reflejaban su preferencia por el trabajo tras bambalinas. Una vocación de la que se apartó sólo en contadas ocasiones, como cuando ejerció con mando y visibilidad la presidencia del Partido Liberal.
Llevaba el trapo rojo en la sangre y se convirtió en la locomotora que jaló a muchos copartidarios a apoyar al ex liberal Álvaro Uribe. Esto lo convirtió en el gran alfil del Presidente en el Congreso: Uribe se refería a él como "mi senador". El doble perfil de técnico y político le permitía calcular con la misma exactitud el déficit fiscal y los intereses de la deuda, que sus votos en las próximas elecciones. Se estaba moviendo para cuajar una alianza de su partido con el actual alcalde de su ciudad, Medellín, Sergio Fajardo. Tenía cuadrada la candidatura para la Gobernación de Antioquia de Luis Alfredo Ramos.

Si Uribe perdió a un escudero, Juan Manuel Santos se quedó sin la voz que con mayor credibilidad defendía su candidatura presidencial y Ramos perdió su gran aliado para la Gobernación.

Aunque se le recuerda por su trayectoria política, Vélez Trujillo llegó tarde al Congreso. Antes fue periodista en El Tiempo y en Consigna, y nunca dejó su columna semanal sobre diversos temas nacionales. También fue diplomático en El Salvador y en Washington. Estuvo casado toda su vida con Lilia Cabrera, a quien conoció en la Universidad Javeriana, donde se graduó de abogado y economista. Tuvo tres hijos: Luis Guillermo, el mayor, y dos mellizas, Juanita y María. Acababa de tener de su primogénito su tercer nieto: Jerónimo, que llegó a acompañar a los hijos de María, Juan Camilo y Laura.