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Paula Arias cree que se requiere con urgencia ajustar el sistema de regalías y una nueva ley de Ciencia y tecnología que le dé un norte a este sector. | Foto: Guillermo Torres

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“Varios querían mi cabeza”

Paula Marcela Arias rompió su silencio para hablar de su salida de Colciencias, del peligro que presenta recortarle el presupuesto a la entidad y de la forma como algunos gobernadores quieren gastarse la plata de las regalías.

19 de julio de 2014

SEMANA: ¿Por qué cree que su salida de Colciencias, una entidad que ha sido poco importante para el país, ha generado tanta polémica?

PAULA ARIAS:
A mí también me sorprende pues estábamos en medio de un proceso muy ambicioso de modernización de la entidad, pero demuestra que la comunidad científica nacional requiere con urgencia políticas claras y recursos permanentes del gobierno nacional. Hace un par de semanas llegó a mi correo un mensaje de Planeación Nacional en el que anunciaban un recorte a Colciencias de 60.000 millones de pesos, que se sumaba a otro de 50.000 millones que nos hicieron el año pasado. Al comenzar mi intervención en  Suma, la Convención Científica que hicimos en Cartagena, se me ocurrió comentar el recorte, más a manera informativa, y de inmediato varios reconocidos científicos que estaban presentes empezaron a tuitear y a comentar el hecho en las redes, lo que terminó en una bola de nieve que nadie se esperaba.

SEMANA: Bola que logró salvar el presupuesto de Colciencias, pero la sacó del cargo.

P. A.:
El hecho de pasar de un presupuesto de 353.000 millones a 289.000 tenía graves implicaciones. Por ejemplo, teníamos que acabar con el programa de becas de doctorado, que este año va a permitir a 1.100 colombianos estudiar en el país y en el exterior, o parar el exitoso programa de jóvenes investigadores, entre otros. Al final, en términos reales, solo nos iban a quedar 48.000 millones para financiar proyectos de investigación, que podían apoyar tan sólo al 3 por ciento de los 8.000 investigadores del país.

SEMANA: Pero ese recorte se ordenó para todas las entidades.

P. A.:
Así es, pero no es lo mismo que le quiten 60.000 millones a Colciencias que a los ministerios de Educación o Defensa que tienen grandes presupuestos. Por eso intenté reunirme con el ministro de Hacienda, para tratar de explicarle el impacto que eso tendría, pero no se pudo. Primero llegó la llamadita de Palacio.

SEMANA: ¿Pero no cree que su salida fue muy apresurada?

P. A.:
Así se dieron las cosas, no me extraña pues desde hace meses varios gobernadores vienen presionando mi salida porque ven en Colciencias un obstáculo que ha frenado su intención de gastarse la plata de las regalías de Ciencia y Tecnología en lo que ellos quieren ejecutar con entidades que no tienen experiencia en investigación, y no en lo que las regiones y los colombianos necesitan.

SEMANA: ¿Por qué dice eso?

P. A.:
Con la reforma a las regalías se destinaron para 2013 y 2014 un poco más de 2 billones de pesos, con la responsabilidad de que Colciencias hiciera la secretaría técnica para que los proyectos sean sólidos y la plata sea bien asignada. Algunos gobernadores, como el de Bolívar han expresado en público que la evaluación técnica es un impedimento para gastarse su plata, y yo, que soy de la escuela mockusiana del uso sagrado de los recursos, defiendo la necesidad de una evaluación técnica y financiera no solo del proyecto sino del ejecutor. Sin embargo, quiero aclarar que a la fecha se han aprobado programas por más de 1,6 billones, y solo falta por ejecutar cerca de 500.000 millones, lo que demuestra que sí era posible hacer bien las cosas, pues aprobamos proyectos de buena calidad. Además, debo reconocer el trabajo de muchos gobernadores, como los de Antioquia, Cundinamarca o Atlántico.

SEMANA: ¿Por qué usted planteó siempre la necesidad de reformar la Ley de Regalías?

P. A.:
 Porque creo que, para la ciencia, la ley quedó mal hecha. La plata se asignó por Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) y no por áreas de conocimiento, centros de investigación o universidades. Esto hace que departamentos como Córdoba tengan el mayor presupuesto a pesar de no tener una gran infraestructura académica y científica. Y a Bogotá, que concentra el 44 por ciento de los doctores y capacidad científica, le tocaron tres pesos.

SEMANA: Es un efecto colateral de la teoría de la mermelada.

P. A.:
Las regalías no tienen por qué ser mermelada, ni botín político de una región o de un gobernador. Creo que, además de la reforma a las regalías, se requiere con urgencia una nueva ley de Ciencia y Tecnología, pues mientras Colombia solo destina el 0,38 por ciento del PIB, México y Brasil van a llegar al 1 y las grandes potencias invierten entre el 2 y el 5 por ciento, porque saben lo que este sector puede hacer por un país.

SEMANA: ¿Cómo debería funcionar Colciencias?

P. A.:
Mi sueño es que funcione como el Banco de la República, con un consejo de sabios que lleguen allí por sus méritos, para que fijen unas políticas a largo plazo. Así mismo se requiere una estabilidad y autonomía para la ciencia. Los resultados en ciencia se ven en el largo plazo, no en un cuatrienio.