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Luis Fernando Velasco | Foto: Carlos Julio Martínez

EXPERIENCIA

Velasco, el nuevo presidente del Congreso

Sus batallas han sido la Ley de Habeas Data y rebajar los precios de la gasolina. El veterano senador liberal, víctima de falsos testigos, llega a esta dignidad.

20 de julio de 2015

El 31 de marzo del 2008 la carrera política de Luis Fernando Velasco (Popayán, 1964) parecía haber llegado a su final. Ese día, el hijo del excongresista caucano Omar Henry Velasco y uno de los dirigentes más jóvenes en haber llegado a la dirección del Partido Liberal, se entregó a las autoridades luego de que la Corte Suprema ordenó su captura.

Eran días en los que el país era sacudido por el escándalo de la parapolítica. Semana a semana congresistas de varios partidos iban cayendo por orden de la justicia ante los evidentes vínculos con grupos paramilitares.

A Velasco, testimonios de varios desmovilizados lo vincularon con las Autodefensas Unidas de Colombia, mientras otros hacían lo propio con la guerrilla de las FARC. Uno de ellos fue el de la excongresista Rocío Arias, una de las fichas políticas de los paramilitares. Ella afirmó que el senador Velasco había recibido un tiquete para asistir a un foro de paz en Barcelona, que habían costeado los ‘paras’. La Corte Suprema desestimó esos testimonios y cuatro meses después ordenó su libertad.

Velasco pudo demostrar en la Corte su posición contra los grupos ilegales. No en vano había sido uno de los más críticos del proceso de paz con los paramilitares y de la Ley de Justicia y Paz. También, que los desmovilizados que testificaron en su contra habían montado sus versiones, y se convirtió en una de las primeras víctimas del llamado carrusel de testigos falsos.

Tras cuatro meses tras las rejas, Velasco fue el único congresista que recuperó su curul y su investidura. El 5 de octubre del 2009, fue declarado inocente de todos los cargos por la Corte Suprema de Justicia, lo mismo que por la Procuraduría General de la Nación, que además ordenaron procesar a quienes hicieron el montaje en su contra.

Tras este episodio, Velasco regresó al Congreso, se hizo reelegir en el 2010 y el 2014, años en los que ha incrementado su caudal político. El año pasado fue elegido con cerca de 54.000 votos. Sus principales batallas han sido la Ley de Habeas Data, que permitió que a los deudores no los ficharan en las listas negras del sistema financiero, y se ha empecinado en rebajar los precios de la gasolina, que en Colombia es demasiado alto para los consumidores, pese a ser un país petrolero.

Este lunes se convertirá en el nuevo presidente del Senado, y por extensión del Congreso, y su ascenso a esta dignidad no deja de ser particular por sus circunstancias.

En las últimas décadas, ocupar la presidencia del Congreso les ha significado demasiados líos a quienes han ocupado esa curul. En 15 años, varios presidentes del Legislativo han terminado en la cárcel. La lista es larga. Miguel Pinedo (1999-2000), Mario Uribe (2000-2001), Carlos García Orjuela (2001-2002, fue absuelto y demandó al Estado), Luis Alfredo Ramos (2002-2003), Luis Humberto Gómez Gallo (2004-2005), Dilian Francisca Toro (2006-2007) y Javier Cáceres (2009-2010).

Pero será inédito un caso a la inversa. Que algún dirigente político primero haya tenido que desfilar por la cárcel, y luego llegar a la presidencia del Congreso.

La era Velasco en el Congreso podrá ser histórica, pues si el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC llegan a firmar un acuerdo para poner fin al conflicto antes de terminar el 2015, a este senador le tocará presidir las discusiones de las leyes que reglamenten el marco legal para la paz.

Según los registros, Velasco estudió Derecho en la Universidad del Cauca y obtuvo títulos de posgrado en Alta Gerencia en la Universidad Icesi y en Ciencia Política en la Universidad de Salamanca. En 1988 fue elegido concejal de su ciudad, y reelegido en 1990. Ese mismo año asumió como secretario de Gobierno de Cauca.

Fue alcalde de Popayán para los periodos de 1992 y de 1994. Se vinculó al gobierno de Ernesto Samper, en 1995, poco después de dejar la alcaldía, ejerciendo la Dirección para la Prevención y Atención de Desastres, la Gerencia de la Corporación para el Desarrollo de la Microempresa y finalmente como consejero de la Presidencia para el Plan Sur.