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Por primera vez un discapacitado es elegido alcalde. Apolinar Salcedo, un abogado invidente y ex concejal, debe gobernar 'con tacto' a Cali.

27 de octubre de 2003

El abogado Apolinar Salcedo la vida le ha cambiado en dos ocasiones. La primera fue a los 7 años, cuando un tiro accidental le pegó en la cabeza y lo dejó ciego.

Sus padres, un campesino cortador de caña y curtidor de cuero, casado con un mujer dedicada al hogar, no tenían los recursos para inscribirlo en una institución que le brindara la educación adecuada y superar las barreras de su discapacidad, pero tuvieron la dignidad suficiente al rechazar las propuestas de quienes querían utilizar a su hijo para pedir limosna en la calle.

Un año después le llegó la oportunidad y se matriculó en el Instituto para Niños Ciegos y Sordos de Cali y comenzó a superarse. Ser invidente, pobre y negro, con todo lo que ello suponía en una sociedad tan cerrada como la vallecaucana de antaño, le ayudaron a forjar el carácter.

El segundo cambio radical en la vida de Apolinar Salcedo ocurrió este fin de semana, a los 48 años, al conquistar la Alcaldía de Cali. Es la primera vez que una persona con discapacidad va a manejar los hilos de una las ciudades más importantes del país.

Su historia de superación es admirable. Terminó el bachillerato en un colegio de enseñanza clásica con compañeros que no tenían ninguna discapacidad. Estudio derecho en la Universidad Libre y en gran parte de la carrera estuvo becado gracias a sus buenos resultados académicos. Durante el posgrado en administración pública en la Universidad del Valle también tuvo excelentes resultados. Ha trabajado en el departamento jurídico de la Gobernación y ha sido juez y supervisor de rentas del departamento. La tenacidad que ha mostrado para salir adelante en la vida habla muy bien de su capacidad para enfrentar retos, sin embargo va a tener que demostrar mucho más que eso para sacar adelante a la capital del Valle.

Para comenzar, Salcedo debe tener tacto para aplacar los temores de un sector de la población que ve en su triunfo la continuidad de las políticas populistas de los últimos años. También tiene que saber rodearse muy bien. Por su discapacidad depende mucho más de la gente que lo rodea y si estas figuras no son de fiar pueden generar muchas suspicacias. El nuevo alcalde ya anunció que va a firmar los grandes contratos en presencia de un notario y que va a tener una secretaria sólo para que le pase los documentos importantes al sistema braille.

A su favor hay que decir que tres períodos consecutivos como concejal le permitieron adquirir un conocimiento privilegiado de los problemas y las necesidades de la ciudad. Pero su capacidad de gestión es un misterio y su independencia política está en entredicho por cuenta de la cantidad de respaldos que obtuvo para ganar las elecciones. El movimiento de Noemí Sanín fue el que avaló su candidatura, pero también tuvo apoyo de políticos de todas las tendencias y colores partidistas y hasta de la Organización Nacional de Ciegos de España (Once). Quienes votaron por Salcedo le rindieron un homenaje a su esfuerzo personal por superarse. Ahora le toca a él agudizar al máximo no cinco sino sus cuatro sentidos para sacar adelante la ciudad.