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| Foto: foto: ESTEBAN VEGA LA-ROTTA - semana

INFRAESTRUCTURA

Si por la vía al Llano llueve....

Mientras los reflectores de Colombia se concentran en el cierre indefinido de la vía Bogotá-Villavicencio, otras importantes obras en el país están paralizadas. Este es el panorama.

7 de julio de 2019

Aunque los ojos del país están puestos sobre la emergencia que se registra en la vía al Llano, la cual comunica a Bogotá con Villavicencio, y cuyo cierre indefinido fue anunciado por el Gobierno hace más de dos semanas tras los deslizamientos de tierra que bloquearon la carretera, esta no es la única dificultad que por estos días tiene la red vial en Colombia.

Al intenso invierno que soportan algunas regiones se suman otras circunstancias –geológicas e hídricas– en el trámite de las licencias ambientales, que evidencian la fragilidad en el desarrollo de proyectos de infraestructura vial que son claves para la competitividad del país. 

Le sugerimos: Vía al Llano: implicaciones de un cierre indefinido

Todo indica que lo que sucede en el trayecto Bogotá-Villavicencio es solo la punta del iceberg, ya que otras regiones están impactadas no solo por derrumbes y deslizamientos, sino por problemáticas ambientales que han frenado el desarrollo de las obras.

La controversia

El cierre de la vía al Llano tiene paralizada la actividad comercial y económica de la mayor despensa de productos alimenticios del centro del país. Allí se abrió una controversia sobre la responsabilidad en las posibles causas del derrumbe que tiene bloqueada la carretera. 

Por un lado, está la posición del concesionario Coviandes, que asegura que desde hace años advirtió que el cambio en el uso del suelo podría terminar en la dificultad que hoy existe, y que ninguna autoridad tomó medidas para evitarlo. Alberto Mariño, gerente de Coviandes, considera que hay aspectos complejos como los malos manejos hídricos que comenzaron a generar los deslizamientos. Frente a algunos señalamientos sobre el impacto que puede tener la construcción del túnel dentro de la montaña, dice que no se ha utilizado dinamita, como se ha mencionado.

Otra es la postura de Pollo Olympico, empresa que tiene una granja avícola en la meseta de la montaña ubicada en el kilómetro 58, lugar en el que ocurrió el derrumbe. Asevera que no ha generado ningún impacto hídrico y que cumple con las normas de uso de suelo que están determinadas para actividades agrícolas.

Alberto Mariño, gerente de Coviandes, asegura que esta situación en la vía al Llano se había advertido hace varios años.

Coviandes argumenta que las construcciones realizadas en la parte alta de la montaña generaron filtraciones que debilitaron el terreno, mientras la compañía avícola se defiende diciendo que cuenta con todas las licencias requeridas para operar en la zona.

Javier Ricardo Castro, alcalde de Guayabetal, explica que por ser una meseta, las aguas lluvias tienden a represarse; pero este es un fenómeno que se ha presentado siempre, y no por la edificación de la granja. “Es importante que se analice qué injerencia tuvo la construcción del túnel en este derrumbe, porque no solo se está afectando a la región en materia ambiental y económica, sino que se están poniendo en riesgo vidas humanas”, dice el alcalde.

Panorama nacional de las vías

Mientras la polémica en la responsabilidad del derrumbe en la vía al Llano continúa, otras carreteras del país también están con problemas. Es el caso de la Troncal del Café, en la que dos derrumbes, ocurridos en las últimas semanas en los sectores de La Huesera y Sinifaná, están afectando a buena parte de los municipios del suroeste antioqueño, cuyos habitantes deben recurrir a calzadas alternas que demandan más tiempo para transportarse y trasladar sus productos.

Una de las poblaciones que ha debido afrontar la problemática es Titiribí (Antioquia), que hace un par de semanas quedó completamente incomunicada por el derrumbe en La Huesera, única vía de acceso que tiene el municipio. El secretario de Planeación y Obras Públicas, Carlos Andrés Márquez, dice que este lugar se enfrenta a desconexiones intermitentes en los accesos, perjudicando seriamente a sus pobladores. 

Son varios los proyectos que tienen las vías del país en una situación complicada.

La mayor preocupación radica en que en unos dos meses empieza la cosecha cafetera, pero, con la vía principal bloqueada, los productores tendrán que enfrentar dificultades para sacar la carga. La obra que hace parte del proyecto Pacífico 1, desarrollada por Covipacífico, puede tardar por lo menos un año en retomarse, pues en la zona continúan cayendo materiales que impiden los trabajos.

Ante la situación, la Asamblea Departamental le pidió al gobernador que declare calamidad pública, para que el Gobierno pueda apropiar recursos que permitan mitigar la difícil situación económica que viven varios municipios de la región.

Nacimientos de agua 

En Santander las circunstancias no son diferentes. La doble calzada entre Bucaramanga, Barrancabermeja y Yondó está frenada por la presencia de redes de hidrocarburos y los nacimientos y afloramientos de agua, que impiden el desarrollo del proyecto. La Concesión Ruta del Cacao, encargada del mismo, le pidió a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) la aprobación de un nuevo trazado. 

En un informe entregado por la Anla hace un par de semanas, la entidad le otorgó al concesionario un máximo de 60 días, para que brinde respuesta a 40 requerimientos de carácter ambiental, social y económico sobre su propuesta de nuevo trazado. Esto continuará extendiendo el tiempo para que se pueda desarrollar la iniciativa, pues la Anla ya negó una modificación en primera instancia porque considera que su construcción podría causar un mayor impacto en las 25 fuentes hídricas de la región.

Por una situación similar está paralizada la Perimetral de Oriente, una vía de 4G que comunica a Bogotá con poblaciones del oriente de la capital como La Calera, Choachí, Ubaque y Cáqueza.

De cinco unidades funcionales que contempla el proyecto solo se pudieron ejecutar las tres primeras, pues las otras dos –que representan más del 50 por ciento del trazado– quedaron frenadas por cuenta de más de 70 nacederos de cuerpos de agua, que por ley deben ser protegidos. Esto obliga al concesionario y a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) a trabajar sobre otra iniciativa soportada en nuevos estudios, diseños y trazado.

Según Nicolás Vásquez, gerente de Pollo Olympico, la operación no ha generado ningún impacto hídrico y cumple con las normas de uso de suelo.

Doron Sportas, gerente de la concesión Perimetral Oriental de Bogotá y encargada de la Perimetral de Oriente, precisa que están a la expectativa de llegar a un acuerdo con la ANI con el fin de definir los nuevos lineamientos del proyecto y, de esta forma, retomarlo y poder concluir la obra. Por su parte, Gabriel Ballesteros, gerente contractual de la ANI para esta iniciativa, explica que las partes han tenido mesas de negociación con el objetivo de llegar a acuerdos que permitan retomarla. Según él, ya son más los puntos de acuerdo logrados que las diferencias. 

La propuesta, que está en análisis en este momento, apunta a que el proceso de nuevos estudios y diseños tarde algo más de un año, y se está definiendo asimismo el costo de los mismos. En caso de que las partes logren un acuerdo, se firmará un otrosí en el contrato.

Además de la ola invernal que ha puesto en jaque determinadas obras, también quedaron en evidencia dificultades en algunos de los permisos ambientales, que se han entregado sin el conocimiento preciso del impacto en las zonas en que se desarrollarán los proyectos, generando nuevas tensiones jurídicas y postergando la construcción de obras clave para la competitividad del país.