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DUQUE Y PETRO REPRESENTAN EXTREMOS POLÍTICOS, LO QUE HACE QUE LOS CIUDADANOS DE CENTRO SE SIENTAN MEJOR REPRESENTADOS AL VOTAR EN BLANCO

ELECCIONES

¿Votar en blanco es lavarse las manos?

El pulso entre Duque y Petro ha valorizado el voto en blanco para los electores de centro. A pesar del matoneo que ha recibido el voto en blanco, no solo tiene un valor simbólico sino político. En qué consiste.

10 de junio de 2018

En todas las campañas electorales el voto en blanco en las primeras encuestas es muy alto y va descendiendo hasta caer, el día de elecciones, a menos de un 5 por ciento. La razón es que muchos indecisos, a los que las campañas no han enganchado, dicen estar dispuestos a marcar la casilla en blanco, pero al final prefieren una alternativa de carne y hueso. La gran pregunta es si en la segunda vuelta del próximo domingo cambiará este hábito.

Porque, para muchos analistas, el voto en blanco podría crecer. Hay razones en el ambiente político que podrían seguir esa dirección. La principal de ellas, que Iván Duque y Gustavo Petro están un poco más alejados del centro que quienes han disputado la presidencia desde 1991, cuando el país adoptó la elección en dos vueltas. En consecuencia, ciudadanos de centro encuentran difícil mirar para cualquiera de los dos lados y se sienten mejor representados al votar en blanco. La segunda razón es que las encuestas registran un volumen apreciable de intención por esta alternativa. La de Invamer para SEMANA, Blu Radio y Caracol Televisión lo sitúa en un 5,5 por ciento –ligeramente superior a la tradición–, pero otras prevén más de un 10 por ciento, que sería histórico.

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Y la tercera es que, en las primeras horas que siguieron al preconteo de la primera vuelta, el 27 de mayo, los principales candidatos que quedaron en el camino, encabezados por Sergio Fajardo y Humberto de la Calle, anunciaron que votarían en blanco. A esa lista se sumaron muy pronto Jorge Enrique Robledo, los hermanos Juan Manuel y Carlos Fernando Galán, periodistas como el caricaturista Vladdo y columnistas como Héctor Abad y Andrés Hoyos.

Por estas razones, el debate sobre el voto en blanco se intensificó en los últimos días. Una mirada considera que una votación significativa por esta alternativa se convertiría en un mensaje claro del rechazo de un grupo significativo de votantes al radicalismo, y un llamado al próximo presidente para que construya consensos con una orientación más moderada y de centro. El deber, de origen popular, de generar mecanismos de concertación y negociación.

Escuche la conversación de María Jimena Duzán sobre el valor del voto en blanco con Clara López, Carolina Sanín, Andrés Hoyos, Samuel Hoyos y John Sudarsky.

Escucha"¿El voto en blanco es un voto de protesta o un voto que favorece a Duque?" en Spreaker.

En el otro lado, sin embargo, algunos consideran que el voto en blanco no tiene sentido en la segunda vuelta presidencial y que, de hecho, para esta no debería haber una casilla para marcar. Hay dos razones. La primera, que por definición no hay consecuencias. En primera vuelta, un triunfo del blanco obliga a repetir las elecciones con candidatos distintos. Pero en el balotaje –la elección a dos vueltas– participan solo quienes ya ganaron para eliminar a los demás contendores. Por eso, en esta instancia una eventual mayoría en blanco no podría conducir a que se repitieran las elecciones. Ante esta realidad práctica, la ley no le da valor al voto en blanco en la segunda vuelta. En un hipotético caso de que hubiera más casillas marcadas en blanco que por los dos candidatos, igual llegaría a la Presidencia el ganador.

La otra razón es que el principal objetivo del sistema presidencial a dos vueltas es generar un mandato sólido. Entre solo dos participantes, por naturaleza quien triunfa alcanza un 50 por ciento de los votos consignados, y sobre esa base puede contar con una gobernabilidad sólida. Si el voto en blanco se dispara, el porcentaje del triunfador baja y podría debilitar su mandato. En Francia, cuna del balotaje desde 1958, buscaban que el ganador tuviera mayor legitimidad, por lo cual no incluyeron el voto en blanco como opción en su sistema electoral.

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El magistrado del Consejo Nacional Electoral Armando Novoa plantea un debate para las próximas elecciones presidenciales. Propone replantear la figura del voto en blanco en segunda vuelta, pues según él la existencia del mismo desestimula la posibilidad de acuerdos programáticos entre los candidatos que siguen en contienda y los que ya salieron, “creando una ilusión de que con el voto en blanco se puede lograr un cambio sustantivo, que realmente no se da”.

Por otro lado, con el nuevo Estatuto de la Oposición, los partidos estarán obligados a declarar públicamente si son opositores, independientes o miembros de la coalición oficial, ante la autoridad electoral, durante el primer mes del periodo gubernamental. Y además, el candidato perdedor sería el jefe de la oposición. Pero eso no fortalecería la oposición al gobierno, porque el verdadero contrapeso al nuevo presidente no emanará del voto en blanco, sino de las bancadas del Congreso.

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Pero a una semana de las elecciones, los colombianos se preguntan si el incremento del voto en blanco favorece a uno de los dos aspirantes, Iván Duque o Gustavo Petro. El debate en redes sociales alimenta la hipótesis de que beneficia a Duque porque se convierte en una talanquera para que simpatizantes de las candidaturas derrotadas en primera vuelta se desplacen a favor de Petro.

La adhesión de Claudia López y Antanas Mockus al exalcalde de Bogotá, el viernes pasado, corroboraría esta hipótesis. Sin embargo, también hay un sector, en el campo del blanco, que está allí porque no se siente interpretado por Petro, pero prefiere no apoyar a Duque por la incertidumbre que genera el papel del expresidente Álvaro Uribe en un eventual gobierno suyo. Para algunos de quienes votaron por Fajardo, Vargas Lleras y De la Calle –7 millones de votos– el blanco es una licencia para no tener que enfrentar el dilema. En todo caso, hasta el momento, el tamaño de la votación en blanco es muy inferior a la diferencia que Duque, como puntero, le lleva a Petro.