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¡YA GANO!

Pastrana está elegido pero las implicaciones van más allá de lo personal

22 de febrero de 1988

Todos los que dijeron después del secuestro de Andrés Pastrana "Quedó elegido" tenían razón. El Centro Nacional de Consultoría llevó a cabo una encuesta durante los días 20 y 21 de enero, con una muestra de 700 personas, que arroja un resultado desconcertante. La intención de votar por Pastrana, que era del 24% antes del secuestro, subió al 38.02%. Esto deja a todos los otros candidatos sin ninguna posibilidad de obtener siquiera la mitad de la votación de Andres. María Eugenia obtiene 18.6%, Caicedo 14.9%, Ossa 14.6%, Pardo Koppel 6.3%, Clara López 5.5% y Jorge Mario Eastman 1.9%.
Como era de preveerse la mayor movilización hacia Andrés tuvo lugar por parte de las mujeres y los jóvenes. Como cosa curiosa, las clases bajas, a pesar de que Pastrana podría ser identificado como uno de "los de arriba", son las que más varían su posición mostrando un mayor grado de sensibilidad. El que más votos pierde por el secuestro de Pastrana es Carlos Ossa. Presumiblemente esto obedece a que como se pensaba que era la guerrilla, y Ossa es identificado con el proceso de paz, hubo una asociación de ideas. Los liberales en la actualidad están votando exactamente lo mismo por Ossa que por Andrés Pastrana. La repartición de los votos liberales es la siguiente: Por Juan Martín Caicedo 23.2%. Por Carlos Ossa 19.1%. Por Andrés Pastrana 19.1% y María Eugenia 14.6%. Esta dispersión significa que el liberalismo se encuentra en un caos sin prccedentes y sin ninguna capacidad de convocar o inspirar a sus militantes. Esta situación es tan palpable que la encuesta demuestra que después del secuestro la abstención roja se aumenta en un 8%, indicando que los liberales no sólo están votando por otros partidos sino que también estan dejando de votar.
No obstante estas consideraciones, el hecho es que el secuestro de Andrés Pastrana distorsionó completamente la elección de alcaldes en la capital del país y reflejará algo más que realidades electorales. Andrés Pastrana, ganará las elecciones con el Partido Liberal dividido o unido. Ganará haciendo campaña o sin hacer. Y ganará libre o secuestrado.
Esto tiene algunas implicaciones sobre las cuales se debe reflexionar. Al convertirse un voto por Pastrana en un voto contra el secuestro, la competencia espontánea entre los candidatos desaparece. Los candidatos y los electores sienten que tienen que medirse como solidarios o no solidarios con Andrés Pastrana, lo cual ha creado un clima totalmente anormal en un evento electoral. Se podría invocar la emergencia nacional y utilizar las elecciones como un plebiscito, pero en esto están de por medio las aspiraciones y carreras políticas, muchas veces fruto de toda una vida de esfuerzos, de candidatos que serán perjudicados injustamente por factores externos.
La distorsión es tan grande que se extiende a las decisiones de la adhesión política. Daniel Mazuera, que había anunciado su apoyo a Juan Martín Caicedo, cambió de bando después del secuestro, exponiéndose a acusaciones de oportunismo. Gustavo Rodríguez, interrogado por SEMANA, quien también se inclinaba por Caicedo, se declaró en stand by hasta que no se defina la situación del candidato conservador. Al contrario de Mazuera, su posición es la de no adherir a Pastrana en estos momentos, para que no lo tilden de oportunista.
Otro elemento que debe tenerse en cuenta, además de la anormalidad, es la seguridad personal de Andrés Pastrana. En la medida en que su popularidad aumenta vertiginosamente y su condición es la de un alcalde rehén, se rodea su cautiverio de consideraciones políticas e institucionales que van más allá de las de cualquier otro tipo de secuestro. Al haber fechas fijas para la inscripción, para la elección, para la posesión, entran en juego plazos que pueden complicar la situación. Estas consideraciones han llevado a que algunos analistas políticos, más no su familia, especulen sobre la posibilidad del retiro de su nombre como candidato. Esto lo desvalorizaría automáticamente como rehén y desvalorizar rehenes es una de las estrategias en las negociaciones.
¿Quién puede tomar una decisión de esta naturaleza si se desconoce la voluntad del candidato? Tal vez el gobierno si aplicara al pie de la letra la ley electoral podría descalificarlo, ya que Andrés, al no haberse inscrito antes de su secuestro, tiene la fecha límite del 2 de febrero para hacerlo. Si no está en libertad, el gobierno podría permitir su inscripción mediante mecanismos de excepción creados por esta circunstancia o, por el contrario, hacerse el santanderista y sacarlo, por ese tecnicismo, de la contienda electoral. Pero esto también tendría sus implicaciones políticas, pues le estarían arrebatando la Alcaldía de Bogotá al triunfador seguro que es, ni más ni menos, que del partido de oposición.
Independientemente de cuál determinación se tome, Andrés Pastrana, además del secuestro, está siendo víctima de otra injusticia. Los factores emocionales que están inflando ahora su popularidad, están desdibujando la dimensión real a la que había llegado su candidatura. Su prestigio era enorme e iba permanentemente en ascenso. Se lo había labrado a brazo partido, enfrentándose al obstáculo de ser hijo de un ex presidente, lo cual si bien lo pudo haber ayudado en la Convención que le eligió candidato, no ha tenido nada que ver con una desconcertante consolidación de su candidatura. Aunque nunca podrá ser demostrado, es casi seguro que, aún sin secuestro, Andrés Pastrana habría ganado las elecciones. Atribuirle su hoy seguro triunfo al repudiable hecho de que ha sido víctima, sería una injusticia.--