Home

Nación

Artículo

"Yo no maté a Galán"

Alberto Jubiz Hazbum y otros 4 hombres pasaron 3 años de prisión, acusados de haber asesinado a Galán. La fiscalía de muestra ahora que eran inocentes. ¿Cómo pudo suceder esto?

11 de enero de 1993

EN LOS PROXIMOS DIAS LA FISCALIA GENEral ordenará dejar en libertad a Alberto Jubiz Hazbum y a otras cuatro personas, detenidas desde hace tres años y tres meses bajo la sindicación de haber asesinado a Luis Carlos Galán. Con tal motivo, SEMANA acordó una entrevista con Jubiz Hazbum, en la cual éste relata su caso y formula acusaciones contra los organismos de seguridad que realizaron las investigaciones que condujeron a su detención.
Jubiz responsabiliza al entonces coronel y hoy general Humberto Peláez Carmona, y al general Miguel Maza Marquez, por lo sucedido.
Durante los años más dificiles de la guerra contra el narcotráfico y el narcoterrorismo, Maza y Pelaez encabezaron con gran valor y decisión la persecución de los principales jefes de los carteles de la droga, y en justicia debe decirse que, si por un lado el caso de Jubiz y de los otros cuatro sindicados que están a punto de quedar libres parece indicar que se cometió con ellos una gran injusticia, por el otro fue gracias a las investigaciones de Maza y de Peláez que se pudo avanzar en el señalamiento de Pablo Escobar como autor intelectual del crimen -concepto que la Fiscalía se dispone a confirmar en los próximos días-, así como en la identificación de algunos autores materiales como Jaime Rueda Rocha, muerto meses después.
Con todo y su dramatismo, el caso ilustra también las virtudes del nuevo sistema de la Fiscalía, por cuanto las pruebas recolectadas durante las investigaciones preliminares, son sometidas a un detallado proceso de revisión por parte de los fiscales, antes de someter a los sindicados a juicio. Los siguientes son los principales apartes de la entrevista de SEMANA con Jubiz Hazbum.
SEMANA: ¿ Quién era Alberto Jubiz Hazbum antes de ser sindicado del asesinato de Luis Carlos Galán ?
ALBERTO JUBIZ: Un químico farmacéutico, egresado de la Universidad del Atlántico en 1959, miembro de la sociedad colombiana de químicos farmacéuticos, profesor de la facultad de química farmacéutica de la Universidad del Atlántico y secretario general de la misma facultad. Estuve vinculado a las droguerías Olímpicas, y colaboré con la familia Char en diferentes negocios. Todos los estratos sociales de Barranquilla sabian y saben quién es Alberto Jubiz.
SEMANA: ¿ Usted siempre vivió en Barranquilla ?
AJ: Casi toda mi vida. Por años viví de mi trabajo con los Char hasta un día en que me independicé y monté una planta de sulfato de zinc para abastecer a Monómeros Colombo-venezolanos.
SEMANA: Pero cuando se produjo el asesinato de Galán, usted ya no vivía en Barranquilla...
A.J.:Yo estaba radicado en el barrio La Esmeralda de Bogotá desde un año antes de mi detención. Pero iba a Barranquilla cada 15 días, porque tenía una planta en esa ciudad para procesar pulpa de frutas. Pero a raíz de la inundación del río Magdalena y el Canal del Dique perdi 86 hectáreas de tomate listo para recoger. Me vi obligado a vender el negocio y me vine para Bogotá. Me dediqué a asesorar empresas farmacéuticas y de pronto se me ocurrió meterme en un curso de cultivos hidropónicos, tratando de rebuscar alternativas para salir del descalabro que había tenido en Barranquilla. Por intermedio de un amigo, dos o tres meses antes de nuestra captura tomé contacto con Jaime Valencia, quien estaba interesado en invertir en ese negocio. Ibamos a ser socios. Fui a su oficina dos o tres veces y la última vez me puso una cita para el 22 de agosto.
SEMANA: ¿ El negocio que usted estaba haciendo era cerca de Soacha ?
AJ.: No, era muy lejos. Era en la carrera 4 con la avenida 19. En pleno centro de Bogotá. Ahí fue donde me capturaron. A la plaza de Soacha he ido una sola vez en mi vida.
SEMANA: ¿ Dónde eran los cursos sobre los cultivos hidropónicos ? AJ.:Eran dictados por la empresa Nutricol, en la calle 69A No. 9A-21. Allí asistí, entre el lunes 14 y el viernes 18 de agosto, todos los días desde las seis de la tarde hasta las 8:30 de la noche.
SEMANA: ¿ Con cuántas personas ? AJ.: Eramos 20 estudiantes de los cuales 14 fueron a declarar que yo estaba con ellos la noche del asesinato de Galán.
SEMANA: ¿ Asistió todos los días al curso ?
AJ.: Todos, menos uno: el miércoles 16. Ese día el Junior vino a jugar a Bogotá contra Millonarios. Yo me instalé en el Hotel Dann de la 19 con el equipo a departir con los jugadores, a muchos de los cuales conocía. Me fui con ellos en la misma buseta para el estadio, estuve en El Campín con ellos en el camerino, vi el partido desde la cabina de transmisión de Edgar Perea. Pero los organismos de seguridad aseguraron entonces que tenían en su poder testimonios de personas que me habían visto esa noche calculando desde qué ángulo lba a dispararle a Galán, que me habían oído hablar desde una cabina telefónica en un idioma raro y que sin darme cuenta había dejado caer un periódico que después resultó ser el Ahram de Egipto. Pero yo estu ve toda la tarde y la noche con el Junior.
Edgar Perea fue a declarar. Iván Chalela, el médico del Junior fue a declarar.
Varios jugadores del Junior fueron a declarar que yo estaba ese día con ellos y no en Soacha.
SEMANA: ¿ Qué hizo usted el día 18 de agosto cuando asesinaron a Luis Carlos Galán ?
A.J.: Ese día salí a las 10:30 de la mañana del apartamento y me fui a la oficina de Carlos Obando Velasco, quien fue ministro de Obras Públicas en la presidencia de Guillermo León Valencia, dos veces gobernador del Cauca y embajador en Londres y París. Esa oficina es compartida con Ramiro Goenaga Negrette, asesor tributario de Miguel Maza Márquez. Con ellos estuve hasta faltando un cuarto para las seis de la tarde, tomándonos unos tragos, y me despedí a esa hora, tomé un taxi en la carrera 7 para ir a la calle 69 al curso de hidropónicos.
SEMANA: ¿ A qué horas llegó al curso de hidropónicos ?
A:J.: Llegué a las seis y cinco de la tarde, con algo de tufo a licor. Hay una declaración de la conferencista de esa noche, en la que dijo que estaba tan segura de que yo había asistido que recordaba muy bien que al encender la luz después de la proyección de un video, me había visto medio dormido en mi pupitre.
SEMANA: A qué horas terminó el curso ?
A.J.: El curso terminó a las 8:30 de la noche.
SEMANA: ¿ Para donde cogió?
AJ.: Salí caminando, bajé por la 13 hasta la 62 más o menos, hasta el restaurante Pinos del Mar, a donde entré a tomarme un coctel de camarones. Fue allí donde oí la noticia del atentado contra Galán.
SEMANA: ¿Usted estaba solo ?
AJ.: Solo, solo. Salí del restaurante, pasé la calle y tomé un taxi y le pedí el favor al taxista que pusiera una emisora donde dieran noticias del atentado a Galán. Llegué a mi casa en La Esmeralda a las 9:30 de la noche.
SEMANA: ¿ Con quién vivía usted en el apartamento ?
AJ.: Con mi señora. Era un apartamento de dos pisos y lo compartía con un ingeniero químico amigo mío, Tulio Hernán Narváez, y con su esposa y un niño de un año. Eramos los cinco. Nos hemos cansado de que el juzgado llame al doctor Narváez a declarar si fue verdad o no que él me abrió la puerta esa noche.
Si es verdad o no que estuvimos tomando aguardiente esa noche. Si es verdad o no que salimos a Carulla a buscar licor y había una franja negra que decía ley seca. Que si es verdad o no que pasamos a la tienda de un amigo costeño y nos vendio aguardiente y nos devolvimos al apartamento.

Eso fue lo que ocurrió esa noche. Al otro día me fui al barrio 20 de Julio para finalizar el curso de hidropónicos en la parte práctica. Ese día estuve con los mismos profesores y me firmaron el diploma.
SEMANA: ¿Por qué el juzgado no aceptó la declarac¿ón de su vecino de vivienda para demostrar que usted esa noche había estado en la casa?
AJ.: Eso comprueba cada día más la parcialidad del juez en el caso para enredarme y enredar la investigación. Se solicitó no una sino varias veces que mi vecino declarara. Y él estaba viviendo acá en Bogotá en el mismo sitio. Ahora hace un mes vino de Medellín una comisión a tomarle declaración pero él ya no vive aquí " ahora está radicado en Santander de Quilichao. Pero uno no entiende cómo se dejaron pasar más de tres años para hacer esta diligencia.
SEMANA: ¿Cuántas personas declararon en el juzgado para demostrar que lo que usted había dicho en su indagatoria era cierto ?
AJ.: Catorce compañeros de curso tres conferencistas, Carlos Obando Velasco, su secretario privado y la mecanógrafa; Edgar Perea, el celador del edificio donde yo vivía... más o menos unas 30 personas que estuvieron conmigo. El día primero de agosto de 1990, casi al año de haber sido detenido, mi señora se fue con mi abogado en el carro blindado del señor juez que llevaba mi caso e hicieron el recorrido que yo había hecho el 18 de agosto de 1989, y en cada uno de esos sitios las personas que me vieron afirmaron que si me habian visto.
Entonces el juez concluye algo absurdo: que efectivamente yo habia faltado un día a las conferencias, pero que no había sido el miércoles 16 de agosto sino el 18 de agosto, el dia que maté a Galán.
SEMANA: ¿ Cómo explica usted la actitud del juez ?
AJ.: El pecó, prevaricó por omisión. Yo creo que el coronel Peláez Carmona y el general Maza Marquez fabricaron pruebas en mi contra y presionaron al juez. El juez hubiera debido, desde un principio, tener en cuenta la petición que el primero de septiembre de 1989, a los 15 días del crimen, le hizo el fiscal Sotelo Carreño en el sentido de que las pruebas anexadas y los diferentes testimonios demostraban mi inocencia.
SEMANA: ¿ Ese concepto del fiscal fue una semana después de su detención ?
AJ.: Sí. Pero desafortunadamente la prensa publicó el concepto del fiscal con mi foto.
SEMANAS: ¿ Cómo así que desafortunadamente ?
AJ.: Si, desafortunadamente porque la noticia la vio el coronel Peláez Carmona, quien fue entonces a mi celda y me dijo: "Oiga, por ahí estoy viendo que usted se va pasado mañana". Yo le respondi que si, que no tenía nada que ver con el crimen, que era inocente. Y él me respondió: "Le voy a demostrar que no se va". Y entonces le contesté: "Pues si usted puede más que el fiscal y el juez, entonces si se jodió este país... ". Y se había jodido, pues me demostró que había podido más que el fiseal y que el juez; a pesar de que una semana después de mi detención mi inocencia ya estaba demostrada, me quedé más de tres años en prisión.
SEMANA: ¿Por qué cree que sucedió eso?
A.J.: Posteriormente a esa advertencia del coronel Peláez fueron uno supuestos testigos al juzgado a declarar espontáneamente que yo me encontraba esa noche y parte del día 18 de agosto tomando aguardiente en la cantina donde ellos trabajaban con damiselas. Y el juez aceptó la declaración de los testigos sin investigarlos, sin saber de dónde venían. Aceptó la dirección, el número de la cédula y posteriormente hubo necesidad de llamarlos para que sustentaran la declaración y nunca aparecieron porque no existía dirección ni nada. Yo le dije a Peláez Carmona: " Usted me mandó los testigos falsos. Me prefabricó esas pruebas".
SEMANA: ¿ Quiere usted decir que el coronel Peláez Carmona, ascendido esta semana a general, fabricó pruebas falsas en su contra ?
AJ.: Fueron la Dijin y el DAS. Ellos recogieron las pruebas. El general Maza Márquez acolitó a su compañero de armas y dijo en una rueda de prensa que el árabe que estaba detenido en la Dijin había intervenido en la muerte de Galán. Sacó un organigrama donde me situó a mi como autor material. En un informe del 19 de diciembre del 89, dijo que Alberto Jubiz había dado apoyo logístico, y que con la ayuda de su banda había sido el asesino de Galán. Pero nunca me hicieron la prueba de guantelete para demostrarlo.
SEMANA ¿ Cómo ocurrió su detención ?
A.J.: Fue el 22 de agosto. En compañía de otras personas, yo estaba esperando al señor Jaime Valencia en su oficina de la carrera 4 con la calle 19, para hacer el negocio de los hidropónicos. De pronto se presentó una patrulla de la Dijin hacia las 12 del día. Los policías entraron, y a todos los que estábamos en la sala de recibo nos pusieron manos arriba y nos requisaron. Uno de los agentes encontró a la oficina, salió luego con una ametralladora y dijo: "Con ésta fue que mataron a Galán" Entonces llamó por radioteléfono a la Dijin y dijo: "coronel" aquí hay un extranjero, parece israelita". Colgó y nos propuso que arreglaramos por las buenas.
SEMANA: ¿ Arreglarlo como ?
AJ.: Nos pidió 50 millones de pesos para dejarnos ir. Le dijimos que nosotros éramos inocentes. Entonces entró una llamada a la oficina donde estabamos, y el teniente contestó y dijo: "Don Jaime Valencia? Yo sabía que usted tenía que llamar, aquí tengo a los muchachos presos. ¿Será que podemos arreglar ? 50 millones, dígame a dónde voy y listo. Todavía no he levantado el acta. Lo espero en una hora". Colgó y nos dijo: " Vamos a esperar a su patrón para ver cómo arreglamos". A la hora exacta dijo: "Su patrón no ha llamado, pongan las manos quedan esposados y nos vamos para la Dijin". Pero la llamada era falsa. Fue un montaje. Esa llamada nunca se efectuó.
SEMANA: ¿ Qué pasó después ?
AJ.: Cómo sera la justicia en Colombia que una señora fue a la Dijin para un reconocimiento y dijo que yo era su amante y que le había advertido que no fuera a Soacha la noche del 18 de agosto porque se iba a formar una balacera. Yo estaba detenido con Armando Bernal, quien también se encontraba en la oficina, pues él me habia presentado a Jaime Valencia. La señora dijo que Bernal era su primo y que también le había hecho esa advertencia. Cuando nos identificó, la señora se desmayó y e] abogado de Bernal pidió que la llevaran a medicina legal para saber qué estaba pasando. También se estableció que había cambiado dos veces de cédula ante el juzgado y la dirección que dio no existía. Entonces el juzgado ordenó la libertad de Armando Bernal, pues el alegato de su abogado era que la señora testigo estaba loca. Pero ese alegato no me sirvió a mí. A mí me dejaron adentro. Lo que ellos querían demostrar era que sí tenían a los asesinos de Galán.
SEMANA El informe presentado entonces por el DAS y la Dijin dice que en el momento de la detención de ustedes se encontró en la oficina una nmetralladora mini Uzi, un chaleco antibalas, una pistola calibre nueve milímetros, un revólver, dos chaquetas negras de cuero y munición para todas las armas. ¿ Es eso cierto? A.J.: Es totalmente falso. El 31 de mayo de 1990 el juzgado tercero de orden públicó de Bogotá y el Tribunal Superior de Bogotá, dictaron una sentencia donde dicen que la mini Uzi no estaba en la oficina el día del allanamiento y que además, según el concepto de balística, nunca fue disparada. ¿ Cuál chaleco antibalas ? ¿Cuál pistola nueve milímetros? ¿Dónde están7 Nunca las hemos visto. Nunca han sido presentados esos elementos en el proceso ¿ Dónde están las balas de las armas ?
NA: ¿Como ocurrió la detención de sus otros cuatro compañeros? AJ.: A Pedro Zambrano lo detuvieron saliendo de su casa en el barrio Meissen de Bogotá, cuando salía a una cita en el centro para reclamar la plata de la nómina de los trabajadores de una finca que él administraba. A Luis González y a Norberto Murillo, en un restaurante en Villeta cuando hicieron una parada para comer y luego seguir su viaje a Medellín. Y a Héctor Cepeda, cuando se encontraba a las 10 de la noche del 15 de agosto en una cabina telefóniea del barrio Puente Aranda, haciendo una llamada a un cliente para la entrega de un pedido de huevos. Ahí llegaron los agentes de la Dijin y le dijeron: "Desde este teléfono acaban de hacer una llamada a Medellín para decir que la misión se había cumplido y que Galán había sido asesinado". Los agentes hicieron que Héctor grabara su voz en una grabadora con las misma palabras y después le montaron esa prueba como si hubiera sido la llamada de verdad.
SEMANA: ¿ Qué acusación le hicieron a usted?
AJ.: Que por tener aspecto de extranjero, de árabe, estaba vinculado con Yair Klein y que yo había participado en el asesinato. Nos tomaron unas fotos el 22 de agosto en la Dijin, y esa noche las repartieron en el CAI de Soacha. Cuentan que los policías las estaban rifando en la plaza para que la gente fuera a la Dijin y dijera que nosotros habíamos estado en Soacha el 18 de agosto. A quien lo hieiera, le darían una recompensa.
SEMANA: ¿ Qué más pruebas había en su contra?
AJ.: El 16 de agosto montaron lo de la cabina telefónica. El 18 de agosto, lo de la cantina tomando trago con unas mujeres. Luego me montaron lo de la supuesta amante Luz Angela García.
Luego, un colombiano llegó deportado de París después de pagar cinco años de cárcel por llevar droga. Llegó el 21 de septiembre de 1989. Al día siguiente vino mi hermano, quien era mi abogado y me dijo: "Hoy llega el señor a reconocerte. Dijo que tú, Alberto Jubiz Hazbum, habías disparado contra Calán".
A las dos de la tarde llegó un testigo en compañía del juez . Mi hermano le pidió al juez que no me sacara en la primera rueda de reconocimiento y yo me quedé en el pabellón. Para rellenar la columna de reconocimiento, pusieron al deportado de París y el testigo lo señaló y dijo: " El fue quien disparo " Le preguntaron varias veces y se reafirmó. Me salvé por no salir en la primera rueda.
SEMANA: ¿ Después de estar en la Dijin para dónde se los llevaron?
AJ.: Nos llevaron al DAS para dictarnos medida de aseguramiento y auto de detenci6n y nos dejaron allá porque dijeron que en la Modelo nos iban a matar. Estuvimos en el DAS hasta el 6 de diciembre cuando pusieron la bomba.
SEMANA: ¿ Qué paso el día de la bomba ?
AJ.: Estábamos acostados y eso nos salvó. La onda explosiva pasó por encima. Nosotros estábamos en el segundo piso. Mi Dios es muy grande. En el primer piso hubo 16 muertos, en el tercero hubo ocho y en el segundo no pasó nada. Las paredes volaron y nosotros nos salimos a la calle con dos extraditables. Permanecimos unos 15 minutos, llegó la policía y nos dijo: "Salgan de aquí, evacuen". Y nosotros dijimos: "Para dónde nos vamos si estamos detenidos". Nos volvimos a entregar porque sabíamos que no debíamos nada. Eramos inocentes. Después nos llevaron a la Dijin y luego nos condujeron aquí a La Picota. Hoy llevamos detenidos 39 meses y 10 días.
SEMANA: Usted fue acusado de haber disparado contra Galán y de haber distribuido la plata entre los sicarios que colaboraron. ¿Cómo fueron sustentadas esas dos acusaciones?
AJ.: El administrador y contador del Hotel Cosmos de Bogotá, Norberto Hernández, llegó detenido al DAS el 13 de septiembre porque según los organismos de investigación, me había entregado a mí 200 millones de pesos para que los repartiera a los demás que participaron en el complot. Yo no lo conocí, pero el día de la bomba nos llevaron a todos a la Dijin y decían que yo tenía que matarlo a él o él a mí. Sin embargo, cuando llegamos a la Dijin quedamos en la misma celda. Y llorando me dijo:
"Don Alberto, quiero que sepa que yo contra usted no tengo nada, esto es un montaje que nos han hecho. Yo soy administrador y contador del hotel y de confianza de la firma". En mayo de 1990 salió libre Hernández, se despidió y pasó por las narices del coronel Peláez Carmona y yo le grité al coronel: "Hágame el favor de explicarme quién es más culpable, quien paga por pecar o quien peca por la paga. Si él me dio a mí los 200 millones de pesos, según usted, ¿por qué se va libre y me quedo yo" ?.
SEMANA: ¿Cómo ha sido su vida durante estos tres años y tres meses acusado de un asesinato del que ahora la Fiscalía lo declara inocente ?
A.J.: Pienso que dentro de las cárceles uno debe sentirse libre.
Yo me siento libre de culpa. Pienso que no hay almohada más blanca que una conciencia tranquila y limpia.
SEMANA: ¿ Qué va hacer cuando queden en libertad ?
A.J.: Voy a demandar a la Nación por 5.000 millones de pesos, y voy a demandar también al coronel Peláez y al general Maza. Del dinero que obtenga voy a sacar los honorarios de los abogados, y el resto lo voy a dar para obras de beneficencia, pues mi intéres no es la plata, sino sentar un precedente para que estos atropellos, estas violaciones al debido proceso, a los derechos humanos, no se repitan en Colombia.