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Miguel Ángel nació el 28 de diciembre de 1994 y falleció el 2 de julio de 2019. | Foto: Fotomontaje/ SEMANA

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"Yo quiero ir a llevarle flores a su tumba", madre de joven modelo fallecido en Estados Unidos

SEMANA relata la dolorosa historia de la familia de Miguel Ángel Prada por repatriar el cuerpo del joven colombiano de 24 años, quien murió trágicamente en ese país, hace diez días. El costo del traslado podría alcanzar los 17 mil dólares.

9 de julio de 2019

Aurora del Pilar Camacho dejó de peinar a su pequeña hija de ocho años, ante los gritos de su esposo en la habitación contigua. Al llegar a ese lugar, ella vio cómo Ángel le pedía explicaciones telefónicas a una voz, detrás de la línea, que no era capaz de concluir el mensaje y que solo se limitaba a llorar. Esa persona era Fabián, hijo mayor de la pareja, que no sabía cómo decirle a su padre que Miguel Ángel había fallecido en un accidente vial la noche anterior. La noticia partió en dos la historia de la familia Prada Camacho.

Miguel Ángel tenía doce años la primera vez que dijo que quería irse del país para ayudar a su familia desde el exterior y conocer otras culturas. Un deseo que vino a cumplir en 2016 cuando tramitó la visa de Estados Unidos, sin siquiera contarle a sus padres, y bajo cierta mentira piadosa. “Cuando me dijo ya tenía la visa en la mano”, recuerda Aurora. Ella cuenta que su hijo le habló de crear un gimnasio de entrenamiento militar en Dallas, cuando en realidad quería probar suerte como modelo en ese país.

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Después de prestar el servicio militar en la Infantería de Marina, el joven había hecho una pequeña, pero exitosa carrera de modelaje en Bucaramanga, su ciudad natal, y esperaba poder forjar un futuro en Estados Unidos usando su talento frente a las cámaras. Pero la oportunidad tardaría más de lo esperado y Miguel habría de trabajar como mesero, cocinero, entre otros oficios, para llegar a tener su primera oportunidad de brillar ante las cámaras.

Luego de meses de haber pasado por estos trabajos, una marca de gaseosa le ofreció el puesto de promotor de sus productos y lo llevó a recorrer el país en medio de la gira. Ese contrato le sirvió al joven de 24 años para dar la cuota inicial de un carro y empezar a mandar dinero a su familia en Colombia, tal y como él lo había planeado.  Sin embargo, cuando la gira terminó, no hubo más contratos como modelo y Miguel aceptó -en mayo de este año- mudarse a Boise, capital del estado de Idaho, para emplearse en una empresa de construcción.

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Por eso es que ahora, tres años después, a su familia le duele que todo el esfuerzo que hizo su hijo, por consolidar una vida en otro país, se haya terminado de un tajazo por cuenta de ese accidente ocurrido el 2 de julio. Según explica Aurora, ese episodio la dejó devastada y con una sensación de impotencia ante la falta de recursos que la limitan para ponerse al frente del caso de su hijo.

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"Nosotros queremos ir a ver qué fue lo que realmente pasó. Si Miguel tuvo la culpa o fue la otra persona la que no hizo el pare", dice la madre. Ella quiere conocer al detalle por qué Miguel se chocó con una camioneta deportiva en la intersección de la calle Chinden Boulevard y Five Mile Road (en Boise), cuando conducía su moto Yamaha R1, a las 7:30 de la noche. ¿Hubo exceso de velocidad? ¿fue imprudencia? ¿Miguel iba sin casco? son algunas preguntas que Aurora, Ángel y sus otros dos hijos no pueden responder a menos de que viajen al lugar de los hechos para hablar con las autoridades. 

El problema es que el precio del papeleo para sacar la visa y comprar los tiquetes de avión es de 10 millones de pesos por persona. Sin contar con que repatriar un cuerpo, desde Boise hasta Bucaramanga, vale entre 7 mil y 17 mil dólares que, para una familia de estrato medio, es mucho dinero."Yo quiero traerlo, enterrarlo acá, porque yo quiero ir a llevarle flores a su tumba", dice, entre lágrimas, Aurora. 

Fabián y su madre llevan seis días en Bogotá a la espera de agilizar el visado en la Embajada y los demás papeles que les piden para traer a Miguel de vuelva al país. Las horas para ellos se vuelven  eternas a la espera de un visto bueno para viajar. Mientras en Estados Unidos, el Consulado de Colombia en San Francisco y la comunidad latina, les brindan toda la ayuda posible para agilizar el proceso.

Este martes, la familia recaudó un gran porcentaje del dinero gracias a la colaboración de una campaña de crowdfunding y solo esperan conseguir un tiquete, medianamente económico, para viajar a Idaho y terminar el proceso de traslado. Aunque ninguno de ellos, ni Fabián ni Aurora, saben cómo enfrentarán el hecho de ver a su ser querido en un ataúd.