CONFLICTO ARMADO

Holandesa en Colombia trata ayudar a guerrilleros presos

29 de mayo de 2009

BOGOTA (AP) — En una cárcel al sur de Bogotá, Liduine Zumpolle camina firmemente por los corredores donde guardias y reos la saludan amablemente como la "Doctora Liduine".

De cabello blanco corto, jeans y zapatos deportivos, la activista holandesa de 65 años de edad se encuentra en la cárcel de La Picota para hablar con guerrilleros de las FARC encarcelados sobre la posibilidad de que el gobierno les conceda reducciones de penas a cambio de confesiones que puedan dar con el paradero de víctimas del conflicto.

A inicios de marzo pasado, Zumpolle logró que el gobierno le concediera ese beneficio a 16 ex rebeldes encarcelados de las guerrillas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Los presos comenzarían a recibir beneficios judiciales a cambio de sus confesiones ante la justicia. Con esas delaciones puede darse respuestas a parientes de víctimas, muertas o desaparecidas, como parte de un proceso de reconciliación en una sociedad herida por un largo conflicto armado.

La mayor parte de la información que tiene de esos ex rebeldes es sobre fosas comunes, dice Zumpolle a un equipo de la AP que la acompañó a la cárcel.

El dato sobre fosas "yo lo considero importantísimo. De pronto las fosas no (son asunto clave) para la seguridad de la nación, pero sí para la sanidad de la nación porque muchas, muchas familias, están buscando a sus seres queridos", agregó.

Desde el 2006 se han hallado 1.761 fosas comunes con un total de 2.164 cuerpos, según la Fiscalía General. Si bien la mayoría de esas fosas han sido encontradas por datos aportados por paramilitares, aproximadamente un 5% han sido localizadas por informes de ex rebeldes de las FARC, dijo Juan Carlos López, coordinador nacional del proceso de exhumaciones de la Fiscalía General.

Zumpolle dice que hace el trabajo con los ex rebeldes en las cárceles "de pronto porque más o menos entiendo el drama, lo trágico de este país ... Lo que veo en las cárceles es que hay un proceso de paz muy real entre antiguos opositores", dice.

"Es muy lindo y a nadie le interesa lo que está pasando en las cárceles", señala la activista.

Los allegados de Zumpolle, que habitan todo el espectro de la vida política colombiana, elogian su labor.

"Visitando las cárceles, como nadie antes lo había hecho, Liduine descubrió esta realidad (de los rebeldes detenidos) y encontró que ellos, más que los paramilitares, podrían ser beneficiarios de la Ley de Justicia y Paz. Además podrían dar valiosísimos testimonios sobre los campamentos, los secuestrados, las fosas comunes... todo dentro de una honesta perspectiva de abrir camino hacia la paz", dijo el escritor Plinio Apuleyo Mendoza, en un correo electrónico a la AP.

La llamada Ley de Justicia y Paz, del 2005, es la que otorga beneficios a cambio de la desmovilización, confesar delitos y entregar bienes malhabidos.

En una columna en el diario El Tiempo, el ex guerrillero León Valencia recientemente calificó a Zumpolle como "una holandesa de vocación humanitaria".

Para conseguir que el gobierno entendiera la utilidad de beneficiar a los ex rebeldes con la ley de Justicia y Paz, Zumpolle acudió a los más altos asesores del presidente Alvaro Uribe. Llevó a las oficinas del Ministerio del Interior y Justicia declaraciones que había recogido en las cárceles del país por parte de ex rebeldes manifestando su voluntad de confesar sus delitos.

Miguel Ceballos, viceministro de Justicia, explicó telefónicamente que la demora en conceder beneficios se debe a una razón muy simple: la ley que los concede fue hecha específicamente para desmovilizaciones en bloque o de grupos de unidades paramilitares y no para capturas o entregas individuales de guerrilleros.

Pero para Zumpolle es mucho más que un problema de burocracia. Asegura que falta "voluntad de paz", y que "hay interés que siga la guerra... Los que no están listos para dejar la guerra son los de arriba, sea donde sea".

Las gestiones de Zampolle se centran en el movimiento Manos por la Paz, conformado por ex guerrilleros en prisión que han prometido renunciar a la lucha armada después de cumplidas sus condenas.

El Movimiento, que actualmente reúne a unos 1.200 de los 2.000 rebeldes en las 140 cárceles colombianas, tiene como vocera internacional a Zumpolle. "La doctora Liduine es un ángel que se nos apareció... Es nuestra voz fuera de estas rejas. Ella habla por nosotros", dice Alexánder Bermúdez, de 32 años, un ex rebelde de las FARC detenido en La Picota y que fue condenado en el 2005 a 27 años de prisión por secuestro.