Emperatriz Castro de Guevara, madre del mayor Julián Ernesto Guevara, muerto en cautiverio. | Foto: AP

SECUESTRO

Por culpa de las Farc sigue el calvario de doña Emperatriz

La madre del mayor Julián Ernesto Guevara le pidió a Alfonso Cano que le diga la verdad sobre la suerte de los restos mortales de su hijo, luego de que la guerrilla de las Farc aplazara la prometida entrega.

26 de marzo de 2010

Cuando parecía que, este fin de semana, Emperatriz Castro de Guevara podría sepultar once años de agonía, las Farc decidieron alargar su drama al anunciar que la entrega de los restos de su hijo, el mayor Julián Ernesto Guevara, muerto en cautiverio, no se producirá junto con las liberaciones del sargento Pablo Emilio Moncayo y el soldado Josué Daniel Calvo.

Las Farc, en un comunicado conocido este viernes 26 de marzo, dijeron que el Ejército “ocupa” el área donde, presuntamente, están los restos del mayor Guevara.

Emperatriz, como en estos once años, asumió la noticia con una extraña mezcla de dolor y fortaleza: “puedo seguir esperando”. Pero la sensación que empezó a nacer en su alma, en la mañana de este viernes, es si los restos en realidad existen.

“Quiero pensar lo mejor. Lo único que necesito es saber la verdad. Si los restos existen o no. Estoy dispuesta a ir por mi hijo a dónde sea. Quiero que el señor Alfonso Cano me mande un mensaje, que me diga qué debo hacer. Es sólo el querer de una mamá. Quiero recoger lo que es mío”.

La incertidumbre que volvieron a sembrar las Farc con su comunicado, trajo recuerdos como el que sucedió con el niño Emmanuel, hijo de Clara Rojas que nació en cautiverio.

Fue en diciembre de 2007, cuando, luego de haber anunciado su liberación, las Farc argumentaron que por operativos militares desplegados en la zona se debía posponer la entrega. En ese entonces, otra mujer, Clara González de Rojas, tuvo como abuela la misma sensación que hoy embarga a Emperatriz de Guevara.

Días después se supo que las Farc no tenían al niño Emmanuel. Y el general Freddy Padilla, comandante de las Fuerzas Militares, se preguntó este viernes si no estaría pasando lo mismo con los restos del mayor Guevara.

“No hay ninguna justificación” para que las Farc dilaten la entrega de los restos, dijo Padilla. “¿Será que está ocurriendo una situación similar que la del niño Emmanuel o quieren continuar esta agonía en procura de sacar dividendos políticos?”.

El comandante de las Fuerzas Armadas le reiteró a las Farc que garantizará el cese de operaciones militares en el lugar donde se encuentren los restos del mayor Guevara.

Historia de un drama

El drama de la familia Guevara empezó la noche del primero de noviembre de 1998, cuando la guerrilla de las Farc se tomó Mitú, capital del Vaupés. Allí mató a 16 policías y secuestró a 42 uniformados. Entre ellos estaba el capitán Julián Ernesto Guevara, ascendido a mayor durante su largo cautiverio.

A comienzos de 2006, esta historia, de por sí dramática e inhumana, se puso peor. “El 28 de enero del presente año, murió a causa de una desconocida enfermedad el prisionero de guerra de la policía de Mitú, capitán Julián Ernesto Guevara”, se leía en el primer punto de un comunicado que el grupo insurgente dio a conocer en su página de Internet el 23 de febrero de ese mismo año.

Desde esa fecha hasta hoy, sus familiares no han tenido un día de esperanza. Las Farc dijeron tener voluntad para entregar los restos del policía y la Cruz Roja Internacional se mostró dispuesta a ir al lugar que fuera necesario para recuperar el cadáver. Pero nada de esto ha pasado. La madre del oficial secuestrado ha implorado una y otra vez que le devuelvan a su hijo. Ha guardado silencio para ver si las Farc “se animan” a entregarlo. También se ha quejado ante Colombia y el mundo para ver si presionando logra enterrarlo dignamente, en un sitio donde ella, su nieta Ana María Guevara (única hija del mayor), sus ocho hermanos y los amigos de Julián puedan llevarle flores y llorarlo en paz.

Con el rescate que el 2 de julio de 2008 le puso fin al secuestro de Íngrid Betancourt, tres norteamericanos y once policías y militares, se conocieron detalles espeluznantes de la manera como las Farc dejaron morir al mayor Guevara.

“Durante todos esos días que él no podía ir al baño, yo lo llevaba a caballito al chonto y lo bañaba”, relató a Caracol Radio el sargento Jhon Jairo Durán Turbay, uno de los liberados que ofició como enfermero de Guevara durante su cautiverio. “El 19 de enero de 2006 fue el último día que lo pude ver vivo. Lo bañé, le pregunté que si lo afeitaba y me dijo que no. Le di los alimentos porque él ya no comía, entonces le dije que hiciera el esfuerzo de comer algo porque entonces no aguantaría un momento más”, dijo entre lágrimas Durán, quien recordó que el 20 de enero ya no volvió a oír la tos del mayor moribundo. Después las Farc les anunciaron sin pudor a los secuestrados que estaban en el lugar que el oficial había muerto.

Doña Emperatriz sufrió más el día que se enteró de todos los vejámenes que padeció su hijo, que la mañana en que supo que había muerto. "Yo sí supuse que Julián había sufrido, pero no tanto".

Ahora ella, la joven Ana María y sus demás familiares esperan que por fin las Farc entreguen los despojos mortales de Julián Ernesto, o como dice Emperatriz, “que digan la verdad”.