El Centro Democrático tiene como cabeza del equipo económico a Iván Duque Márquez, electo senador y quien durante 12 años estuvo vinculado al BID.

CAMPAÑA

La contienda económica

El elemento diferenciador más importante de la campaña electoral no está en el programa económico, donde, por el contrario, hay coincidencias. ¿Qué proponen los candidatos?

31 de mayo de 2014

En el frente económico, las propuestas de Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga no difieren sustancialmente. Las divergencias están en los énfasis y matices de los programas para los próximos cuatro años.

Los dos siguen igual línea económica: ortodoxos, proempresa privada, promercado y se guían por el mismo modelo de crecimiento y desarrollo. Sus plataformas programáticas parten de similares supuestos macro que los llevan a coincidir en una meta de crecimiento del 6 por ciento, en el largo plazo; una tasa de inversión como proporción del PIB del 30 por ciento o por encima; una inflación baja, reducción del desempleo y estabilidad fiscal.

En materia de impuestos, los analistas creen que el gobierno de Zuluaga sería más proclive a volver a los estímulos tributarios sectoriales que se usaron generosamente en la administración de Álvaro Uribe, y que el actual presidente Santos ha venido desmontando.

Iván Duque Márquez, cabeza del equipo económico del Centro Democrático da algunas señales al respecto. Sostiene que hace 12 años, el objetivo era atraer la inversión hacia un país que estaba recuperando su confianza, y que hoy hay que incentivarla para profundizar un modelo económico de mayor crecimiento. “No hay que olvidar que el escenario de la economía mundial se empieza a recuperar. Los capitales buscarán economías más seguras y hay que atraerlos”, dice.

Juan José Echavarría, director programático de la campaña reeleccionista, afirma que en principio no están de acuerdo en privilegiar sectores con gabelas tributarias y recuerda que Santos, tan pronto comenzó su periodo presidencial, desmontó el beneficio de la deducción del 30 por ciento por inversión en activos fijos y esta no solo no cayó sino que aumentó. “Lo que se necesita es una tasa tributaria homogénea y baja”.

Ahora bien, en el gobierno de Zuluaga se mantendría el impuesto al patrimonio y el 4 por mil. Para Duque estos impuestos ya están en la psicología colectiva, son eficientes en su cobro y representan un recaudo, en conjunto, de unos 10 billones de pesos que se necesitan. Propondría subir la base a partir de la cual se aplica el impuesto al patrimonio de 1.000 millones a 1.500 millones de pesos.

Para un segundo mandato, Santos es partidario de mantener el 4 por mil, aunque su gobierno ya había aprobado comenzar a desmontarlo. Según Echavarría este gravamen “llegó para quedarse”. En cuanto al impuesto al patrimonio, hay dudas en la campaña reeleccionista sobre la conveniencia de extenderlo, pues se considera antitécnico. Pero en caso extremo no lo descartan. “Ese impuesto era considerado indeseable, pero Piketty en su libro El Capital abrió de nuevo la discusión”, dice.

Lo cierto es que el nuevo gobierno tendrá que hacer una reforma tributaria. Fedesarrollo y el FMI sostienen que el país va a requerir recursos adicionales, equivalentes a aumentar la tributación en dos puntos como proporción del PIB. La alternativa sería bajar el gasto, pero eso no se ve posible.

Otro tema que preocupa a los colombianos son las pensiones. La propuesta de Óscar Iván Zuluaga va dirigida a ampliar la cobertura y a no subir la edad de pensión. Propone el programa Protección Mínima Pensional, según el cual a cada niño del nivel 1,2 y 3 del Sisben, al nacer, se le apropiará unos 3 millones de pesos que irán a una cuenta que tendrá una rentabilidad. Según Duque, con un rendimiento proyectado del 7 por ciento, cuando ese niño tenga 65 años, habrá ahorrado una pensión de jubilación mínima. La propuesta tiene un límite de dos hijos por familia y su costo se estima aproximadamente entre 1,5 y 2 billones de pesos anuales.

Santos II se enfocará en aumentar la cobertura pensional y profundizará programas como el Adulto Mayor cuya meta es que, al término del cuatrienio, ningún colombiano de la tercera edad en condición de vulnerabilidad se quede por fuera de los beneficios que otorga el Estado. También impulsará el programa de Beneficios Económicos Periódicos (Beps).

Para algunos analistas una de las grandes diferencias entre Zuluaga y Santos está en la política agraria y de tierras. Al primero no lo ven propiciando una gran reforma agraria, mientras que el segundo con la política de restitución de tierras y de titulación de baldíos ha dado comienzos a ese propósito que se consolidaría una vez entre en marcha el acuerdo agrario de los diálogos de La Habana. “Esto es fundamental para sembrar la paz”, dice Echavarría.

En el tema agrario, Zuluaga hará énfasis en dotar de bienes públicos al campo, en las vías secundarias y terciarias y asegura que le dará al sector agropecuario el protagonismo que merece. Promete reducir costos de insumos, mejorar las condiciones del crédito (plazo y tasas) y disminuir el IVA para maquinaria y equipos. “Ni prejuicios, ni preconceptos para la inversión del campo. Queremos terminar con la inestabilidad que reina hoy para la inversión. Hay que buscar la inversión asociativa pero también hay que estimular la inversión a gran escala para que zonas como la altillanura se puedan desarrollar”, dice Iván Duque.

La propuesta reeleccionista se enfocará en el desarrollo empresarial agrícola que incluya a grandes y pequeños productores. Y también una ambiciosa meta en kilómetros de vías terciarias y secundarias, amarradas al programa de infraestructura 4G.

La educación es prioridad en ambas campañas. Zuluaga propone la jornada única de ocho horas con doble alimentación; más planteles y personal docente -mejor remunerado- y ampliación universal de cobertura preescolar para los niveles 1,2 y 3 del Sisben. Duque aclara que no se hará de un solo tajo. Será un gasto progresivo y escalonado que se puede ir desarrollando al desplazar recursos de las regalías -concertados con los mandatarios regionales- y con recursos de impuestos.

Santos lanzó su programa Colombia la más educada, emulando la política del gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo. Esto también incluye marchar hacia la jornada única, pero en forma gradual.

Los dos candidatos se dedicarán en los próximos cuatro años a profundizar los TLC actualmente vigentes. Zuluaga no firmará nuevos acuerdos. Santos no los descarta pero señala que se concentrará en los vigentes y en las negociaciones de los que van en curso.

Ambos continuarán impulsando el plan infraestructura. La diferencia está en que Zuluaga no venderá a Isagén pues considera que es un activo que debe quedar en manos del Estado.

El programa de Santos II para 2014-2018 incluye más viviendas gratis y un plan de arriendo con derecho a compra para acabar con el déficit habitacional en el segmento más vulnerable de la población. Zuluaga ha dicho que no entregará viviendas gratis, sino a través de un esquema de subsidio, sin cuota inicial.

La campaña santista le da un peso económico muy importante a lograr la paz prontamente. Echavarría estima que en paz la economía crecerá dos puntos más por año. Esto significaría que en 2026, Colombia sería un 28 por ciento más rica y en 2034, un 52 por ciento más. El país se ahorraría más de una década en su desarrollo. Estudios de la campaña indican que en cuatro años de paz, el país ganaría 15 billones de pesos (por crecimiento y más impuestos) que se podrían invertir en lograr la prosperidad para todos. La paz genera 1,5 billones de nuevos empleos en ocho años.

En cuanto al dividendo de la paz, el candidato Zuluaga dice que esta no se logra con un acuerdo, sino cuando cada colombiano se sienta seguro porque el Estado lo protege y garantiza su vida. “El dividendo de la paz de Zuluaga se deriva de una sociedad más segura”, agrega Duque.

Lo cierto es que, quien gane la Presidencia tendrá grandes retos económicos. Si bien el país ha avanzado bastante en los últimos años, todavía hay muchas tareas pendientes.