Juan Gabriel Uribe, una de las cabezas en campaña santista, lanzó la polémica propuesta. | Foto: Archivo SEMANA

POLÍTICA

¿Reventar con ácido a atacantes de las mujeres?

Juan Gabriel Uribe, directivo de la campaña de Santos, propone usar la ley del talión para enfrentar el problema. Análisis de Semana.com

Armando Neira
4 de abril de 2014

"Ojo por ojo, diente por diente". Juan Gabriel Uribe, exministro del Medio Ambiente y directivo de la campaña de reelección del presidente Juan Manuel Santos, impactó a los oyentes que escuchaban Caracol Radio en la noche del jueves. ¿Por qué? Para él hay que actuar de manera urgente y contundente contra los agresores de las víctimas que han sufrido ataques de ácido.

Uribe, quien participó como panelista en el programa 'Hora 20', cuya emisión de esa noche fue dedicada a analizar este tema, dijo que lo sucedido con Natalia Ponce de León es tan grave como para acudir a la ley del talión porque quien agrede a una persona así no sólo acaba con esta sino con toda su familia. Por eso, aseguró que “a ese señor (al agresor) hay que reventarlo de ácido”, ya que lo que hizo no tiene proporcionalidad respecto a la leyes vigentes.

Uribe planteó en el espacio radial que debe haber elementos extralegales del Estado para castigar a quienes comenten este delito como el de “darles escupitajos en la Plaza de Bolívar” una “vez los cojan” para que escarmienten en la “picota pública”. Para Uribe, hay que actuar con firmeza contra los agresores, que no son “muchachos sino unas porquerías”.

Minutos después de publicado este análisis, el exministro envió una comunicación a Semana.com extendiendo disculpas por el daño provocado. "Yo me retracto de lo que dije y cómo lo dije sobre aplicar la ley del talión y contestar con la misma moneda (...) Me dejé llevar por la indignación", explicó Uribe.

La propuesta se produjo en un momento de gran indignación por la situación de Natalia Ponce de León, de 33 años, y de Sorleny Pulgarín, de 23 años, también atacada el miércoles con ácido en un barrio del sur de Bogotá por una vecina con quien mantenía discusiones constantes, según sus familiares, y que ya fue arrestada.

Pero ¿estas opiniones de uno de los cuadros más importantes e influyentes de la campaña son hechos a título personal o corresponden a una acción de gobierno que se ejecutará en caso de que el Gobierno sea reelegido?

El tema es de gran interés por la notoriedad de Uribe como antiguo miembro de gabinete, directivo de la campaña y como representante del conservatismo. Esas tres calidades de Uribe impiden que sus declaraciones sean vistas como las de un simple particular. En otros países como en Estados Unidos, los altos directivos de las campañas presidenciales tienen un enorme cuidado en sus contactos con los medios de comunicación porque todas sus expresiones son escudriñadas por el público y se asumen como posturas oficiales de la campaña que representan.

La política, que es el eje central de la vida cotidiana de Washington, obliga a todos sus protagonistas a ser extremadamente delicados a la hora de expresar una palabra, una oración. Cualquier vocablo es asumido de entrada como parte esencial de la campaña. Allí se llega al extremo incluso de que cuando un directivo entra a una campaña se le estudian a fondo sus declaraciones anteriores, sus escritos del pasado y hasta sus charlas informales.

En Colombia este tema es incipiente. Lo acaba de hacer, por ejemplo, el Polo Democrático Alternativo (PDA) con la aspirante a la vicepresidencia por la Alianza Verde, Isabel Segovia. Tan pronto Enrique Peñalosa dijo que era la elegida para buscar llegar a la Casa de Nariño, los miembros de este partido de izquierda se metieron a fondo para averiguar sus posturas, decisiones y opiniones cuando ella fue parte de la Fundación Compartir.

Hasta ahora la campaña de Santos, en el caso de Uribe, ha optado por el silencio. De ahí la duda: ¿Es una política que se pondrá en práctica? La sorprendente iniciativa fue hecha el mismo día en el que el presidente Santos manifestó también su indignación por los ataques con ácido a mujeres en el país y cuando ordenó a la Policía que actúe con contundencia contra los agresores.

Santos, primero, escribió en su cuenta de Twitter: “Estamos todos indignados por actos de violencia contra las mujeres”, y a reglón seguido pidió al director de la Policía, general Rodolfo Palomino, “máxima contundencia con matones y abusadores”.

Posteriormente, en un acto en Cali, Santos precisó que los ataques con ácido son “un crimen realmente atroz y deplorable”, por lo que aumentó la recompensa: “Yo de pronto ofrezco inclusive más, 75 millones de pesos para cualquier persona que nos dé información sobre responsables de este tipo de crímenes y de quién está detrás de esta modalidad”.

Pero ¿cómo recibe el elector todas estas opiniones? ¿Hay una línea política definida para actuar contra estos casos o hasta ahora hay respuestas emocionales al calor de la campaña? Por ahora el debate en las redes es intenso.

* Nota de la redacción: Minutos después de publicado este análisis, el exministro envió esta comunicación a Semana.com:

"Yo me retracto de lo que dije y cómo lo dije sobre aplicar la ley del talión y contestar con la misma moneda a quien ha acabado la vida de cualquier ser humano echándole ácido. Me dejé llevar por la indignación. La única política pública posible es que el Estado aplique con rigor y prontitud todo el peso de la ley guardando la proporcionalidad en penas realmente ejemplares, y ayudándole a las víctimas en su tragedia. En todo caso, hechos como los de Natalia y tantas mujeres más tiene que convertirse en un símbolo de lo que nunca debe ocurrir".