PRESIDENCIALES

“Esta elección es entre la paz y la guerra”

Santos quiere construir una coalición alrededor de la paz para su segundo mandato y denuncia un saboteo de la derecha al proceso de La Habana.

16 de mayo de 2014

SEMANA: ¿Qué puede decirles a los colombianos respecto de las denuncias que comprometen a dos asesores suyos, J. J. Rendón y Germán Chica?

JUAN MANUEL SANTOS: Ellos han dicho que no recibieron ni un peso. Pidieron que se investigara y yo también pido que se les investigue, pero que no se equipare a las dos campañas. Porque una cosa son unas denuncias temerarias sin pruebas y otra es una acción donde ya hay presos y hay delitos. Sobre estos dos asesores yo no tengo por qué no creerles que ellos no recibieron ni un peso. Si llegaron a recibir un peso, que se pudran en la cárcel, pero de todas formas el proceder del presidente de la República fue absolutamente legal, claro, transparente y correcto. Eso que quede totalmente claro para que no equiparen a las dos campañas.

SEMANA: El escándalo de la campaña del Centro Democrático involucra intercepciones ilícitas al proceso de paz.

J. M. S.: Es evidente que hay unos enemigos del proceso de paz que harían lo imposible por sabotearlo y eso es lo que el país tiene que entender. Esto es un atentado contra la esperanza de los colombianos de poder vivir en paz. Eso es lo que está claro, y eso ya está en la Fiscalía con evidencia.

SEMANA: La Fiscalía llamó al expresidente Álvaro Uribe a ampliar unas acusaciones que hizo sobre ingreso de dineros a su campaña. ¿Qué piensa de la actitud de Uribe de no ir a ampliar la denuncia?

J. M. S.: El país ya conoce el proceder del presidente Uribe, que tira la piedra y esconde la mano. Esas acusaciones temerarias dice que fueron rumores o conjeturas y cuando lo tratan de concretar no se presenta. Más claro no canta un gallo.

SEMANA: Usted le decía ayer a su contendor, Óscar Iván Zuluaga, que dé la cara…

J. M. S.: Dar la cara ante la responsabilidad de su campaña involucrada en delitos claros. Que por qué no sale a explicar por qué su jefe de debate fue a tratar de hacer guerra sucia contra mi campaña. Aquí tiene que haber algo muy claro: hay una diferencia entre guerra sucia y política negativa y es la verdad. En el caso de mi campaña no hemos atacado a nadie, hemos dicho toda la verdad. Por eso me pareció que la revista SEMANA no fue objetiva al tratar de equiparar las dos campañas. Que el señor Óscar Iván Zuluaga salga a responder por esos delitos.

SEMANA: ¿Cree usted que va a ganar en la primera vuelta?

J. M. S.: Todos los candidatos aspiramos a ganar en la primera vuelta.

SEMANA: ¿Por qué no va a los debates?

J. M. S.: Nunca me he negado a debatir cualquier tema. Lo que pasa es que esos debates con cinco personas en realidad son pronunciamientos muy cortos. Sin embargo, yo no he cerrado la opción de ir a los debates en la primera vuelta.

SEMANA: ¿Asistirá a un debate en segunda vuelta?

J. M. S.: Ahí no hay ninguna razón para no asistir.

SEMANA: ¿Con cuál de los candidatos que hoy compiten contra usted no haría una alianza en segunda vuelta?

J. M. S.: Cualquiera de ellos sería bienvenido si está apoyando la paz.

SEMANA: Hay algunos respaldos políticos que ha recibido que han sido muy controversiales,  como los de senadores conocidos por sus prácticas clientelistas: Bernardo Elías y Musa Besaile. ¿Se montaría a una tarima con ellos?

J. M. S.: ¿Han cometido algún delito?

SEMANA: No que se haya probado…

J. M.  S.: Entonces ¿por qué los estigmatizan de esa forma? Estoy recibiendo apoyo de todas partes. Recibí un apoyo que me pareció muy importante y significativo porque fue mi adversario en las últimas elecciones: Antanas Mockus. Recibí el apoyo de la ASI, de la Asociación Social ahora Independiente, antes Indígena. Estoy recibiendo apoyos de muchos verdes e independientes. Entonces aquí se está armando una gran coalición todo en torno a la paz. Esta elección en el fondo es, damos un salto hacia adelante, hacia la modernidad y la paz, o damos un salto hacia atrás, al oscurantismo y la guerra que es lo que hemos vivido y sufrido durante tantos años.

SEMANA: Parte de ese argumento de una gran coalición por la paz llevó al alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, a hacer un acuerdo a favor de su reelección. Pero hace un par de semanas usted tuvo unas frases muy críticas hacia él. No le parece incoherente…

J. M. S: Y él fue duro conmigo, pero la paz está por encima de cualquier cosa y eso es lo que nos debe unir a todos los colombianos.

SEMANA: ¿En qué va el proceso en La Habana?

J.M.S.: Va, como dirían los marinos, viento en popa. Este proceso no fue improvisado. Ha sido cuidadosamente planeado y ejecutado. Tenemos un equipo de negociadores que inspiran total confianza al país. Inclusive otros rivales han dicho que dejarían este equipo. Por eso a mí sí me sorprende mucho que un puñado de voceros de una extrema derecha siga insistiendo en sabotear esta posibilidad, y sobre todo usando todo tipo de métodos, inclusive delictivos. Eso para mí ha sido muy difícil de entender. Pero el proceso va, yo diría que con los obstáculos normales.

SEMANA: Una de las críticas al proceso es la falta de transparencia. Porque el colombiano del común no ve claridad y se siente un poco desconectado con el proceso. ¿Está de acuerdo con ese diagnóstico?

J. M. S.: Con lo que estoy de acuerdo es en que los colombianos no deberían creer esas mentiras que los enemigos de la paz están sembrando. Que vamos a reducir el Ejército a su mínima expresión si ni siquiera está ese tema en la agenda. ¿A quién se le puede ocurrir semejante estupidez? Todo eso y muchísimo más para envenenar el proceso. Por eso Mandela daba un consejo: “Por favor, no escuchen nada de lo que se dice por fuera de la mesa. Lo único importante es lo que se negocia en la mesa”.

SEMANA: Si gana, ¿pondrá un plazo perentorio a las FARC para avanzar en la paz?

J. M. S.: Yo nunca he puesto una fecha fatal ni un plazo perentorio porque eso en cualquier proceso resulta totalmente contraproducente. Pero es que una guerra de 50 años no se resuelve en 50 semanas. No voy a anticiparme a decir si pongo plazos perentorios o no.

SEMANA: ¿Se considera usted indispensable para la paz? ¿Es la paz de Santos la única opción?

J. M. S.: Esta paz no es de Santos sino de todos los colombianos. He logrado en estos cuatro años hacer muchísimas cosas positivas que serían para mí motivo suficiente para no buscar la reelección. Tenemos la economía más sólida de nuestra historia y el crecimiento más alto para América Latina, estamos creando más empleo que cualquier otro país de América Latina, tenemos la inflación más baja del continente. Hemos reducido la pobreza como nunca antes, la pobreza extrema también. Pero yo me sentí en la obligación de terminar lo más importante que le puede pasar a este país, que es el proceso de paz, porque eso no se improvisa.

SEMANA: ¿A qué atribuye esa brecha entre el país de los resultados económicos que la prensa internacional elogia y la realidad de muchos colombianos que protestan?

J. M. S.: Un pobre está resignado a ser pobre. Usted lo saca de la pobreza y él quiere progresar más y se le abren las oportunidades. Esas protestas obedecen a eso que llaman la revolución de las expectativas crecientes. Obvio que la gente quiera más y siempre habrá una diferencia entre la capacidad de un Estado de dar satisfacción a todas esas necesidades y las necesidades mismas. Cuando los niños crecen, les duelen los huesos. Cuando los países crecen con justicia, se genera todo un fenómeno de mayor demanda. Qué bueno que la gente esté aspirando a más, eso es algo que fortalece nuestra democracia.

SEMANA: ¿En un segundo mandato suyo va a atender la reforma educativa? ¿Queda pendiente esa tarea?

J. M. S.: Cuando nos dimos cuenta de que era mejor generar un consenso en torno a una reforma tan importante, iniciamos un proceso que se ha venido dando en estos últimos dos años, que ha avanzado casi de 7 a 10 puntos que han sido acordados. Estamos en este momento fortaleciendo el presupuesto de las universidades públicas como nunca antes. Cerca de 330.000 muchachos ya están beneficiándose de esas becas crédito con cero interés real. Estamos fortaleciendo como nunca antes el Sena y la educación técnica y tecnológica y rompiendo ese cuello de botella que existía entre la educación media y la educación superior. Tenemos previsto para los próximos cuatro años aumentar en 400.000 el número de cupos en las universidades.

SEMANA: ¿Por qué defiende la mermelada?

J. M. S.: Es que antes, las regalías estaban concentradas en pocos departamentos y pocos municipios. Esa reforma histórica lo que hizo fue justicia.Váyase de municipio en municipio y le dirán que nunca habían recibido tantos recursos y nunca habían podido hacer tantos proyectos de beneficio de las comunidades como lo han hecho en este gobierno. Eso ha sido posible porque la economía ha venido creciendo y porque hemos aumentado el recaudo tributario. Si alguien se llega a robar un centavo, también que se pudra en la cárcel.

SEMANA: ¿Se siente usted contento con ese balance del tema de la restitución de tierras?

J. M. S.: Llevamos 360.000 víctimas reparadas en dos años, ¿le parece poco? En restitución de tierras nos tocó inclusive capacitar jueces porque aquí se les había olvidado lo que era la ley agraria. Entonces creamos toda la institucionalidad. Esos fallos se están dando, tienen unos tiempos. El sistema está operando, como todo sistema nuevo hay que ir calibrándolo para que sea cada vez más eficiente y dé mejores resultados. En materia de la seguridad de algunos reclamantes de tierra se creó también en la Policía, inclusive con un general a cargo de eso, para que los reclamantes tuvieran protección. Yo creo que eso va marchando a buen ritmo, como preveíamos que iba a marchar y con los problemas que sabíamos que se iban a presentar.

SEMANA: Tres razones por las cuales los colombianos deberían reelegirlo…

J. M. S.: Experiencia. Capacidad demostrada de dar resultados. Y tercero, tenemos una real oportunidad de lograr esa paz que tanto añora el pueblo colombiano. Imagínese usted lo que sería este país en paz. Desaprovechar esa oportunidad sería el peor error que puede cometer el pueblo colombiano y por eso creo que las definiciones en esta elección están siendo cada vez más claras: entre un salto hacia adelante a la paz y la modernidad o hacia atrás con la guerra y el oscurantismo.