El presidente Santos lanzó el programa de su eventual segundo periodo la semana pasada en Bogotá. Días antes había anunciado su propuesta educativa y dos días después reveló su plan de empleo.

POLÍTICA

¿Qué ofrece santos?

Este es el programa que propone realizar el presidente en la eventualidad de ser reelegido.

3 de mayo de 2014

“Necesitamos jugar el segundo tiempo más importante de nuestra historia”. Con esas palabras el presidente Juan Manuel Santos lanzó el programa de su campaña para la reelección la semana pasada en Bogotá. Aunque la primera vuelta está a menos de un mes, el primer mandatario no había dado a conocer oficialmente los tres puntos alrededor de los cuales girará una eventual segunda administración. En sintonía con los énfasis de la Casa de Nariño desde 2010, Santos le apostará a la inclusión social, la creación de empleo y la paz.

En un discurso más lleno de mensajes que de números, el presidente-candidato esbozó “los pilares que son nuestros compromisos para el próximo cuatrienio”. La primera promesa del plan de gobierno santista es “seguir construyendo un país solidario, incluyente y de oportunidades para todos”. Tres áreas de la política social serían las escogidas para el segundo periodo: educación, salud y vivienda. Frente a las dos primeras, la campaña reeleccionista se sintoniza con las urgencias que los colombianos están expresando en las encuestas. Mientras en la medición de la Gran Encuesta de medios educación y salud puntean las prioridades que debería atender el próximo presidente, en la de Invamer-Gallup la salud ocupa el segundo lugar y la educación, el cuarto.

Al hablar de vivienda Santos reitera el lugar destacado que este sector tiene dentro del balance de su administración. “La vivienda deberá seguir siendo una prioridad, como ha sido en estos cuatro años”, prometió el presidente. Los mismos sondeos que registran la preocupación por los salones de clase y los hospitales reflejan la opinión favorable del electorado a la capacidad del actual gobierno en proveer soluciones de vivienda popular. Santos anunció así mismo un programa de leasing para que los más pobres puedan adquirir su casa.

En salud y educación las promesas contrastan con balances no tan positivos para la administración Santos como en el tema de vivienda. La campaña reeleccionista ofrece convertir la educación en el “gran proyecto nacional del siglo XXI” mediante un decálogo. Dentro de esas diez áreas de concentración se cuentan los maestros, la tecnología, el bilingüismo y la jornada única escolar, entre otras. En cuanto a la salud, el presidente-candidato esbozó las problemáticas más salientes del diagnóstico de la crisis del sector: viabilidad financiera, calidad y prestación del servicio y escasez de especialistas. Este primer eje social resume las ventajas y las desventajas de la reelección desde el punto de vista del mandatario en ejercicio: logros en vivienda y resultados más modestos en educación y una reforma a la salud pendiente.

El segundo de los ejes de la plataforma santista está dedicado a la economía: “Construir un país emprendedor y con pleno empleo”. La mayoría de las propuestas gira en torno a las positivas tasas de empleo que la Casa de Nariño ha venido registrando en este cuatrienio. La campaña reeleccionista enfatiza en la reducción a la tasa de desempleo anual al 9,7 por ciento y la creación de más de 2 millones de empleos desde 2010. Santos promete bajar aún más la desocupación al 7,5 por ciento y crear otros 2,5 millones de empleos para 2018.

Una inclusión en la apuesta programática que sobresale es la del campo, en momentos en que el país atraviesa por un nuevo paro agrario. El primer mandatario, en el caso de ser reelegido, implementaría un Pacto Nacional por el Agro, que incluye a las “bases campesinas, para que se construya de abajo hacia arriba”. En su discurso Santos enfatizó que este año “el presupuesto para el sector agrícola es el más alto de la historia”. La plataforma reeleccionista ofrece no solo más recursos sino también infraestructura, manejo del recurso hídrico, apoyo al campesino y acceso a mercados.

Por último, el tercer pilar del eventual segundo gobierno santista será la paz: “Construir un país sin miedo, sin guerra, en paz”. Esta bandera de la Casa de Nariño es la más reconocida por los colombianos. La más reciente encuesta de Invamer-Gallup refleja la confianza de una buena parte del electorado en la capacidad de Santos para culminar con éxito las negociaciones con las Farc en Cuba. Uno de cada tres colombianos en ese sondeo cree que el actual presidente es el aspirante más capacitado para “lograr un acuerdo de paz con la guerrilla”. En el manejo de la subversión el primer mandatario también puntea dentro del abanico de candidatos con un 30 por ciento.

El eje de paz no se reduce al proceso de La Habana. Santos reafirma su promesa de crear el Ministerio de la Seguridad Ciudadana “para fortalecer la reacción del Estado frente a esos nuevos enemigos… la delincuencia común”. Además de ratificar la lucha contra la criminalidad, el presidente-candidato ofrece reformas a la Justicia y la continuación de la reestructuración de la Fiscalía. Al igual que en la educación y en la salud, los cambios en el sector de la Justicia no solo protagonizaron uno de los más severos escándalos de la administración Santos sino también quedaron pendientes dentro del cuatrienio que termina.

En este lanzamiento el primer mandatario abrazó de nuevo la búsqueda de la paz como apuesta central de su reelección. “Soy muy consciente de que el momento ha llegado”, afirmó el presidente. “Necesitamos jugar el segundo tiempo más importante de nuestra historia… juntos ganaremos el tiempo de la paz”, insistió Santos. El discurso presidencial equipara la decisión de un segundo mandato con imágenes futbolísticas en momentos que la Selección Colombia se apresta a regresar a un Mundial de la Fifa.

La campaña reeleccionista busca construir en este último mes de campaña una narrativa que equipare el gobierno Santos a los dos tiempos de un partido de balompié. Mientras en el primer tiempo la Casa de Nariño construyó las bases para los logros, entre esos el de la paz con las Farc, en el segundo se disfrutarían los resultados. Las alusiones del presidente-candidato al símil deportivo son abiertas: “Es el momento de jugar juntos el mejor partido de nuestra historia: el partido de la paz, la equidad y las oportunidades”. Más allá de si la comparación con el momento del Mundial es efectiva para atraer votos, en cuanto al proceso de paz Santos necesita en efecto más tiempo para finiquitar un proceso de paz que marcha lentamente en La Habana.

La confianza que la mayoría de votantes pone en el actual presidente para avanzar en los diálogos con la guerrilla no se traduce automáticamente en optimismo de ese mismo electorado en un “final feliz” en Cuba. De hecho, el mayor desafío de la plataforma reeleccionista es el creciente escepticismo de los colombianos tanto en el ritmo de las negociaciones como en los sacrificios que la sociedad debería asumir de llegar a un acuerdo con las Farc. Esto conduce a la segunda paradoja de la propuesta santista: su mayor fortaleza en las encuestas, la capacidad de lograr la paz, es simultáneamente una importante fuente de críticas.

Las reelecciones tienden a convertirse en un plebiscito de la gestión del gobierno en ejercicio. Ese espíritu recorre la propuesta programática de Santos en la que se combinan logros de la actual administración como la vivienda y el empleo, reformas pendientes como la salud y la educación y apuestas en curso como la paz y la infraestructura. Si bien hoy el presidente Santos es reelegido en segunda vuelta, sus márgenes no son tan amplios como para tener la victoria asegurada. La hoja de ruta de la reelección apunta a recordarles a los colombianos que de nada sirven los sacrificios del primer tiempo si el equipo no sale para jugar el segundo tiempo.