Humedales de la Costa y los Andes en riesgo por proyectos hidroeléctricos

3 de febrero de 2009

Orlando Rangel, biólogo de la UN de Colombia y uno de los cincuenta científicos más influyentes del país en los últimos 150 años, según encuesta de la Inestco, advierte sobre el atentado ecológico, económico y social que megaproyectos como las hidroeléctricas ciernen sobre humedales del Caribe y la Zona Adina. Hoy, en el día mundial de los humedales, insiste sobre la importancia de que el país vuelque su mirada hacia estos ecosistemas.

“Las ciénagas del Caribe deben ser prioridad en los planes medioambientales del Gobierno, pues algunos proyectos, especialmente las hidroeléctricas, son su gran amenaza”, advierte el profesor Rangel, investigador del Instituto de Ciencias Naturales de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia.

Según el científico, el país debe ser previsivo para evitar que se repitan los grandes problemas sociales que generó la construcción de Urra I con relación al conjunto de ciénagas, laguitos y pantanos del río Sinú: “Para nadie es un secreto la bomba social que ha generado este proyecto entre los pobladores que dependen su sustento familiar de la pesca en este río. Ahora tienen que recibir auxilios económicos en cada periodo, pues la pesca ya se acabó en la mayoría de estas ciénagas, por demás importantes para entender el proceso hidrológico del norte del país”.

La explicación es sencilla. Este conjunto de ciénagas del Caribe son reservorios de agua en los periodos críticos de inundaciones –frecuentes en la zona– y se encargan de devolverle dicha agua a la atmósfera, provocando así que el capital natural hídrico se recargue.

En ese sentido, Rangel argumenta que es fundamental entenderlo como un problema económico. “Necesitamos esos espejos de agua y esas reservas para que continúen los procesos hidrológicos ineludibles para cualquier explotación económica”.

En la Costa Caribe también son importantes el conjunto de ciénagas de Zapatosa, el cuerpo de agua dulce más extenso del país, en el Departamento del Cesar. “Es una joya en cuanto a su diversidad, y también es prioridad repensar su futuro”, asegura el biólogo de la UN.

Estragos de la avanzada agrícola y ganadera en los Andes

En el páramo, el avance de la agricultura de la papa y la gran transformación del entorno están desapareciendo la cobertura vegetal original, lo que altera el ciclo hidrológico.

“Son reservorios de agua que se deben proteger de la minería a cielo abierto, perjudicial para el entorno. Basta ver sus estragos en los páramos del Nudo de San Turban en la cordillera oriental, amenazados por la explotación de oro”, destacó Rangel.

En la lista también aparecen páramos de la sabana amenazados por la explotación de grava y gravilla, la cual está generando daños profundos por la alteración del medio natural. La cuota se complementa con la ganadería, de gran impacto al sustituir la cobertura vegetal por pastos. En esta zona el ganado con sus pezuñas daña la física de los suelos, lo cual genera procesos de erosión.

Los problemas mayúsculos aparecen en la Sabana de Bogotá y sus trece humedales. Para Orlando Rangel, el mayor problema es la contaminación por aguas residuales y la pérdida del sistema natural. “Estos ecosistemas se han transformado en piletas rodeadas de asfalto. Basta ver humedales como Juan Amarillo. Al desaparecer por la presión urbanizadora, ha perdido componentes importantes como las zonas de rivera.

Así, el científico llama la atención sobre la importancia de generar obras de restauración biológica que le devuelvan a los humedales algunas de sus condiciones naturales y que le permitan al cuerpo de agua recuperarse por sí mismo.


Publicado el (mes/día/año) 02/02/2009
Fuente: Agencia de Noticias UN - http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co - Bogotá, Colombia