Nathalie Lozano Blanco y Paula Samper

MUJERES

Cuestión de derechos y Lo que no tiene precio

Nathalie Lozano Blanco, fundadora de la firma de abogados Lozano Blanco & Asociados; y Paula Samper, directora de la Fundación ProBono.

7 de marzo de 2015

Cuestión de derechos

Nathalie Lozano Blanco, fundadora de la firma de abogados Lozano Blanco & Asociados.

En diciembre de 2010 un escándalo sacudió los medios en Francia, España y América Latina. Se trataba de unos implantes mamarios defectuosos fabricados en el sur de Francia por la empresa Poly Implant Prothèse, PIP, que utilizan cerca de 500.000 mujeres en todo el mundo. Nathalie, junto a su equipo de abogados, ingenieros y economistas, logró un fallo histórico en noviembre de 2013 cuando el Tribunal de Comercio de Toulon en Francia condenó a TÜV Rheinland –la empresa alemana encargada de certificar la calidad y seguridad de estas prótesis– a indemnizar a 1.514 mujeres con cerca de 5 millones de pesos para cada una. Todas ellas están a la espera de pagos adicionales que reparen de manera integral los perjuicios que tuvieron. Pese el escepticismo inicial de las afectadas y los abogados franceses, hoy su firma ha representado a 8.000 mujeres en 28 países.  Nathalie, abogada con maestría en derecho internacional económico de la Universidad París 1 Pantheón Sorbonne, dice que “el proceso de los implantes PIP continúa”. Aunque nunca se ha sentido desmotivada en esa pelea, confiesa que no olvida a las mujeres con quienes se ha cruzado, “cuando estoy con ellas quiero llorar de tristeza y de admiración. Me animan a seguir trabajando fuertemente”.

Lo que no tiene precio

Paula Samper, abogada, directora de la Fundación ProBono.

Dice el cliché de los abogados que ‘toda consulta causa honorarios’. Pero ese estereotipo se rompe cuando de por medio hay trabajo pro bono, es decir sin cobrar. Precisamente, para que en Colombia se extienda entre los abogados la práctica de donar parte de su tiempo para trabajar casos de manera gratuita, Paula Samper, de la firma Gómez-Pinzón Zuleta, ha logrado que más de 30 grandes bufetes y los grupos legales de Bancolombia, Argos y Promigás suscriban una iniciativa para que sus abogados realicen un mínimo de 20 horas anuales en labores pro bono. Ya hay más de 1.000 abogados vinculados que han trabajado en 1.500 casos desde 2009, cuando Samper arrancó con la iniciativa en Colombia. “Me pareció que era imposible seguir ejerciendo la profesión de espaldas a la realidad. En el fondo, es la motivación por la que los abogados estudiamos Derecho: porque creemos en la justicia, así que es algo básico”. Quienes trabajan en esta iniciativa registran sus horas en el sistema de la firma tal como lo harían en otro caso y así se lleva el control del trabajo. La Fundación ProBono no da abasto y, por eso, debe seleccionar con cuidado con quién trabajar, para darle preferencia a personas sin recursos o muy vulnerables, y a fundaciones que no sean empresariales.