6.000 productos hechos en Colombia entran libres de arancel al territorio estadounidense

LIBRE COMERCIO.

Peligran preferencias a exportaciones a Estados Unidos

Si el Congreso de Estados Unidos no aprueba de aquí al lunes la ley por la cual 6.000 productos colombianos entran a ese país sin pagar aranceles, los exportadores podrían tener que pagar hasta nueve millones de dólares a partir del 1 de enero.

Por Juan Carlos Iragorri, corresponsal de Semana en Estados Unidos
26 de septiembre de 2008

Los exportadores colombianos se están comiendo las uñas. La suerte de muchos de ellos depende del Congreso de los Estados Unidos, y no pinta nada bien. La razón es simple: si el Senado y la Cámara no aprueban en las próximas 72 horas en Washington la prórroga de la ley por la cual unos 6.000 productos hechos en Colombia entran libres de arancel al territorio estadounidense, deberán  pagar casi nueve millones de dólares mensuales desde el próximo 1 de enero.

El caso es que la ley que autoriza en Estados Unidos las preferencias arancelarias expira el 31 de diciembre y no parece haber tiempo para extender su vigencia. En teoría, las sesiones ordinarias del Congreso norteamericano terminan hoy viernes y habrá otras mañana sábado y el lunes temprano. Sin embargo, los congresistas centran su atención en el plan de salvamento del sector financiero tras la crisis de Wall Street y no en lo que ocurra en América Latina.

El sistema arancelario que beneficia los productos colombianos en Estados Unidos se debe a la ‘Andean Trade Promotion and Drug Eradication Act’ (Ley de Promoción y Erradicación de Drogas en los Andes), mejor conocida por las siglas en inglés ATPDEA. La norma, que entró en vigor el 31 de diciembre de 2002, favorece a los países andinos afectados por el narcotráfico, como Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.

La ATPDEA sustituyó una legislación anterior denominada ‘Andean Trade Preference Act’ (Ley de Preferencias Comerciales Andinas, ATPA), puesta en marcha en 1992 e impulsada por el presidente George Bush padre. Cobija principalmente exportaciones de flores, confecciones y plásticos colombianos.

Para darse una idea de la importancia de la ATPDEA hay que tener en cuenta que Estados Unidos importa mensualmente flores cultivadas en Colombia por un valor promedio de 43 millones de dólares, cuyo arancel sería de 2,7 millones. También importa confecciones por 27 millones de dólares, que sin la ATPDEA deberían gravarse con un 15% de su valor, lo que daría unos 4,1 millones.

El único palo en la rueda para la prórroga de la ATPDEA no es sólo la crisis financiera de Wall Street. Otro de los inconvenientes tiene que ver con que el senador republicano Charles Grassley, el miembro más importante de su partido en el Comité de Finanzas del Senado estadounidense, que se niega en redondo a aprobar la medida pues insiste en que el Congreso debe darle de una vez el ‘sí’ al Tratado de Libre Comercio (TLC).

Según Grassley, con la continuación de la ATPDEA la mayoría demócrata en el Legislativo pretende contentar a Colombia en lugar de premiarla con el TLC. Pero los demócratas, comandados por la muy poderosa presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, mantienen el tratado en el congelador y no piensan someterlo a votación. Todo indica que eso cambiará el primer semestre del año entrante.

El destino de la ATPDEA habría podido ser distinto. Hace varios meses, el presidente del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara, el demócrata Charles Rangel, que maneja estos asuntos en el Capitolio, le ofreció en Washington al presidente Álvaro Uribe la prórroga de las preferencias arancelarias por dos años. Uribe le dijo que no y le manifestó que Colombia quería el TLC y no soluciones a medias. El presidente le advirtió que la ATPDEA es sólo un puente para implementar el tratado, y no un fin.

Pese a las dificultades, la embajadora de Colombia en Washington, Carolina Barco, no se da por vencida. “Estamos trabajando a marchas forzadas. Hoy he hablado con seis congresistas para explicarles qué tan fundamentales son las preferencias para Colombia, y he encontrado mucha receptividad en un momento muy complicado para el Senado y la Cámara, que se concentra en la crisis financiera. El propio Charles Rangel me devolvió la llamada y me dijo que es consciente de nuestra situación”, le dijo a SEMANA. A los esfuerzos de Carolina Barco se suman los del ministro de Comercio, Luis Guillermo Plata, que desde Bogotá ha telefoneado a varios congresistas en la capital norteamericana.

El gobierno y los exportadores colombianos no pierden esperanza incluso si la ATPDEA no se prorroga de aquí al lunes. Creen que si después de las elecciones presidenciales del 4 de noviembre en Estados Unidos se convoca al Congreso a sesiones extraordinarias (que irían hasta finales de diciembre), las preferencias tienen, como en la novela de García Márquez, una segunda oportunidad sobre la Tierra.