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Este viernes, centenares de víctimas de desaparecidos marcharon en Bogotá para protestar por los crímenes cometidos por agentes del Estado. Doña Emilia Rosa Mora fue una de ellas. Dice que su hijo Javier Peñuela, agricultor, apareció muerto el 30 de junio de 2007, en Ocaña, a manos de tropas de la Brigada Móvil 15 del Ejército. Junto a su cuerpo había una granada, un radio y un fusil. (Foto: León Darío Peláez- SEMANA)

CONFLICTO

Colombia: ¿de un país de secuestrados a un país de desaparecidos?

Mientras el secuestro en Colombia ha venido disminuyendo sustancialmente en los últimos años, las denuncias por desaparición que atiende la fundación País Libre han ido en aumento. ¿Por qué?

6 de marzo de 2009

Desde hace siete años, el secuestro ha dejado de golpear a Colombia. Mientras en el 2.000 fueron denunciados 3.571 casos de secuestro extorsivo y simple, el año pasado se reportaron 242 casos en todo el país.

Gran parte de esa disminución se debe a la ofensiva sin precedentes del gobierno de Alvaro Uribe contra las Farc, una guerrilla que por años convirtió el atroz delito del secuestro en una de sus principales fuentes de financiación, terror y chantaje político.

A diferencia de otros años, la guerrilla no es la principal responsable de los secuestros que ocurren en el país. Las bandas criminales, atomizadas y autónomas, son hoy las principales responsables (ver artículo ¿Quiénes secuestran en Colombia?).

Sin embargo, pese al logro notable de haber reducido el secuestro en más del 70 por ciento, desde el año pasado hay una tendencia al aumento en los casos denunciados por desaparición. ¿Por qué?

“La ley de Justicia y Paz ha facilitado que las víctimas denuncien a sus desaparecidos. Segundo, muchos secuestrados han aparecido en fosas comunes. Y tercero, hoy las víctimas son mucho más visibles que hace 10 años, a pesar del miedo profundo que todavía las retiene para denunciar”, dijo Olga Gómez, directora de la Fundación País Libre, la cual se creó hace más de diez años para atender a familiares y víctimas del secuestro. “Todo esto hace posible que las denuncias por este delito hayan aumentado”

Según la organización País Libre, de los 217 casos que el año pasado se atendieron, 110 corresponden a secuestro, 95 a desaparición y ocho a extorsión, lo que muestra que la brecha entre el secuestro y la desaparición está disminuyendo. En 2007, País Libre atendió 73 casos de desaparición.

Los sorprendente, es que hace cinco años, el grueso de la atención que prestaba País Libre era para víctimas de secuestro y casi ninguno por desaparición.

Sin embargo el aumento de estas denuncias no implica que los grupos armados ilegales estén desapareciendo más gente. Como señala Gómez muchos casos que ocurrieron en años anteriores han empezado a hacerse visibles.

La Ley de Justicia y Paz, la cual da beneficios a quien cuente la verdad sobre sus crímenes, también ha ayudado a saber más sobre estos casos. Dentro de Justicia y Paz,
la Fiscalía ha investigado 210 casos por el delito de desaparición forzada y otros 147 casos que han sido denunciados en versiones libre de paramilitares aún están por investigar.

“Hay secuestrados de los cuales hace mucho no tenemos noticias, no sabemos si están vivos o muertos. Prácticamente ellos pasan a ser en la práctica desaparecidos”, dice Olga Lucía Gómez.

La dimensión del problema de los desaparecidos en Colombia aún no se conoce a fondo. El gran problema es que todavía no se ha logrado unificar los datos sobre este delito. Organismos como Medicina Legal, Policía Nacional, Ejército o Defensoría del Pueblo manejan cada uno sus cifras, y pocas veces coinciden.

Lo mejor que se ha podido hacer intentar consolidar esos números en el Registro Único Nacional de Desaparecidos, donde varias entidades que manejan el tema comparten información y la cruzan. Fue precisamente gracias a esta coordinación que se puso en evidencia el caso de los falsos positivos de Soacha (ver artículo).

Colombia está aún está en mora de organizar su burocracia para responder con eficiencia ante este atroz crimen. Y si se deja pasar mucho tiempo, podrá ufanarse de que es un país que dejó de secuestrar, pero tendrá que avergonzarse de ser una nación que comenzó a desaparecer.