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columna del lector

¿A quién le quieren meter los dedos en la boca?

Por estar en guerra, al gobierno se le han olvidado los desplazados y el desempleo. Columna de Juan David Rojas, lector de SEMANA.COM.

Juan David Rojas
1 de mayo de 2005

La experiencia colombiana en materia de procesos de paz, no puede llamarse . Los resultados obtenidos son menos que alentadores. El actual gobierno se ha caracterizado hasta ahora por ser eficiente. Sus pilares son la seguridad democrática y la austeridad. Además ha insistido en un discurso fundado en una campaña anticorrupción. Bajo el pretexto de la austeridad el señor Presidente nos convenció de lo conveniente que es ahorrarle al estado algunos sueldos. Entonces se fusionaron los ministerios de interior y justicia so pretexto de ahorrarle plata al estado y a todos los colombianos. Lo que no se nos dijo fue lo inconveniente que era para un estado fundado en una autoridad comprendida por tres estadios uno (el legislativo, judicial y por último, el ejecutivo). En esta dinámica el Estado tiene una administración triplemente fiscalizada desde tres ejes. Al sistema que le impusieran el control de una de estas ramas por otra del mismo rango, tendería a deformarse y a perder legitimidad. Es decir que cuando se fundieron los ministerios no se nos dijo el riesgo que podía traer: imponer al ejecutivo -en este caso- sobre el judicial. Ni su más reciente consecuencia: la politización de la justicia. Todos creemos que una de las formas de mentir es ocultar la verdad. Pero al parecer en el ámbito político no rige la misma vara, porque se ciñe al verdadero significado de las palabras. Es decir, técnicamente no mintieron al ocultar la verdad, pues no se cruza el limite que hay entre el ocultamiento y la mentira, sino solamente, cuando se hace la pregunta correcta. Valdría la pena que nos pongamos en función de formular esas preguntas, las preguntas correctas. Por otra parte, y como para complicar más el panorama, la imagen del gobierno es reforzada por los medios masivos de comunicación que se han encargado minuciosamente de mejorar la imagen del Presidente. Constantemente se publican los logros del gobierno, se ensalza al gobierno. Las únicas cifras que presenta la televisión son las relacionadas con la seguridad. Pero nunca las del desempleo. Ni las imágenes de la población desplazada o que trabaja en los semáforos. Ni las cifras de desaparecidos ni nada parecido. Dice la prensa que el desempleo a disminuido, pero pocas veces habla del aumento del sub-empleo que se ve en la calle. No habla del desempleo que traen consigo los desplazados, no hablan del desempleo que van a traer los desmovilizados, no hablan del impacto que ese flagelo tiene en la economía nacional, sumado a la degradación de la calidad de la educación pública, a la fuga de capital social. ¿A quien le quieren meter los dedos en la boca?. Cuando salimos a la calle se revelan una cantidad de dilemas que asustan. Además, si es verdad que el Estado ha recuperado ciertas zonas del país, ¿como es posible que todos los días lleguen a las ciudades colombianas mas desplazados de esas zonas donde supuestamente el Estado ha recuperado el dominio del territorio? Hace unos pocos años teníamos la esperanza de que Uribe lo lograría. Muchos salieron a votar convencidos de que esta vez sí. Pero objetivamente no es mucho lo que hemos mejorado, porque continúan las desapariciones, los abusos de autoridad, la represión, la inflación, los impuestos siguen siendo insuficientes. ¿A qué juegan? Quién sabe cuando el presidente va a despertar a la realidad, porque mas urgente que una victoria militar, es la realidad social de un país azotado por una ínfima calidad de vida, por una pobreza inclemente en la mayoría de la población.