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Fiesta brava

Andy Cartagena triunfa en el inicio de la temporada

Dió inicio la temporada bogotana con una corrida mixta en la que alternaron los matadores Diego González y Serafín Marín con el rejoneador Andy Cartagena en la lidia de seis toros de Guachicono.

Mauricio Sepúlveda Castro*
19 de enero de 2004

Los toros de Luis Fernando Castro desiguales de juego y de presentación, permitieron cierto lucimiento a los toreros y colaboraron para el triunfo del rejoneador. Destacó del encierro, el lidiado en quinto lugar que correspondió a Serafín Marín con un pitón derecho muy potable que permitió series muy logradas del matador catalán.

Precisamente Marín abrió plaza por confirmar su alternativa. Lo hizo con un toro muy falto de fuerzas, bajito de casta y que se iba a tablas en cuanto podía. Inició por alto para ayudar al toro y luego ligó derechazos estimables, vino un achuchón del toro que se le coló peligrosamente y ahí la faena terminó, desistiendo de torear al natural y optando por entrar a matar haciéndolo de una estocada entera algo trasera que sirvió para finiquitar al toro. Silencio hubo en la plaza luego de esta actuación.

El segundo de la tarde fue devuelto por una presunta cojera del astado que luego no fue tan evidente, sin embargo la presidencia ya había resuelto que volviera a los corrales. Lo reemplazó un sobrero también con poquita fuerza que recibió un magnifico puyazo. Diego González inició bien con el toro haciéndose con él para darle luego derechazos de muy buena factura. Lastimosamente el toro se vino a menos, quedándose muy corto y tornándose pegajoso sobre todo por el pitón izquierdo por el que se acostaba con cierto peligro. Diego recetó una muy buena estocada que el toro se tragó y necesitó de dos descabellos para pasaportar al toro a mejor vida.

En el tercero de la tarde vino el triunfo y lo más estimable de la tarde con la presentación de Andy Cartagena. El toro "Capuchino" ayudó al alicantino y este estuvo cumbre con las banderillas, entusiasmando al público por la espectacularidad con que realizó las suertes y el temple con que siempre llevó imantado al toro a sus caballos. Definitivamente el estoconazo que propinó y que tumbó al toro sin puntilla ayudó a que el público, que estaba embelesado con su actuación, pidiera con fuerza las dos orejas que a la postre fueron concedidas.

El orden de la lidia se restableció en el cuarto de la tarde, con un toro que permitió el lucimiento inicial de Diego González en unas verónicas jaleadas con pasión. Se le dió un puyazo al burel, que luego pareció insuficiente por el comportamiento que manifestó el toro, quedando un tanto violento para la muleta. El torero vallecaucano volvió a instrumentar derechazos hondos y profundos, perdiéndole unos pasitos al toro por el sentido que este venía desarrollando. El astado se tornó complicado sin permitir pases por el pitón izquierdo y Diego entró a matar entre cierta polémica en el público por la condición del toro, al que algunos consideraban todavía apto para continuar toreando y apenas colocó media espada. El de Guachicono se fue a tablas a morir y cuando el matador lo estaba preparando para descabellar el toro arreó con fuerza y cogió de mala manera al subalterno Alex Benavides al que infirió un puntazo sin consecuencias que lamentar. Se necesitaron cuatro descabellos para acabar con la vida de este toro. Cierta parte del público aplaudió al toro en el arrastre y silenció la labor del matador.

El quinto toro, como se comentó al principio, fue el mejor de la corrida y permitió disfrutar de los momentos más artísticos de la tarde. Serafín Marín inició un poco embarullado con el capote pero luego de picar al toro y de muy buenos pares de banderillas colocados por su cuadrilla, se lució en la faena de muleta en cuatro series de derechazos de mano baja y mandona. El público así lo entendió y también se entregó con el torero catalán. Como fue constante en toda la corrida el toro no colaboró por la izquierda de la misma manera y por ese pitón no lo pudo mostrar.

En el sexto y último de la tarde, Andy Cartagena volvió a entusiasmar al publico con una monta impecable ante un toro que en esta ocasión no le colaboró como el primero de su lote. Sin embargo, el torero a caballo se hizo al toro y en banderillas logró el momento de mayor entusiasmo cuando colocó un par a dos manos por los adentros, dando toda la ventaja a su enemigo. Luego vinieron las banderillas cortas y las rosas, que prodigara Angel Peralta en su época. Volvió a realizar la suerte de la verdad con gran eficacia y el toro dobló con rapidez, lo que hizo que él público solicitara una oreja que fue otorgada con toda justicia.

Resumen; Toros de Guachicono, tres aplaudidos en el arrastre. Diego González, silencio en su primero y silencio y un aviso en su segundo, Serafín Marín, silencio en el de la confirmación y vuelta al ruedo en el quinto de la tarde y Andy Cartagena, dos orejas en su primero y oreja en el que cerró plaza.

*Comentarista taurino