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Uno de los complejos de la Feria Internacional Rachid Karamé, concebido por el brasileño Oscar Niemeyer, el 3 de octubre en Trípoli en Líbano. Foto: AFP | Anwar Amro

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Artistas intentan salvar en Líbano una obra del brasileño Niemeyer

Cerca de un paseo marítimo en Trípoli, ciudad del norte de Líbano, varios artistas han lanzado una inédita acción para salvar del derrumbe a una joya de la arquitectura, concebida hace más de medio siglo por el brasileño Oscar Niemeyer.

AFP
22 de octubre de 2018

Cerca de un paseo marítimo en Trípoli, ciudad del norte de Líbano, varios artistas han lanzado una inédita acción para salvar del derrumbe a una joya de la arquitectura, concebida hace más de medio siglo por el brasileño Oscar Niemeyer.

Estos artistas —cantantes, cineastas, actores— venidos de Líbano u otros países ocupan desde hace un mes la Feria internacional Rachid Karamé, un gran complejo arquitectónico concebido en los años 1960 por el "padre de Brasilia".

Situado en un terreno de 70 hectáreas, según la Unesco, este conjunto de edificaciones futuristas de cemento, cuya construcción fue interrumpida por la guerra civil que asoló Líbano entre 1975 y 1990, lleva el nombre de un exprimer ministro libanés de la región de Trípoli.

Fue usado por las fuerzas armadas durante la guerra, y luego abandonado. Hoy se nota el paso del tiempo con sus estructuras agrietadas, sus estanques vacíos y sus malas hierbas.

Un arco del sitio concebido por Niemeyer en los años 60, el 3 de octubre 2018. Foto: AFP | Anwar Amro

La manifestación cultural organizada en su recinto, titulada Cycles of Collapsing Progress (Ciclos de Progreso que se Desmorona) pretende sacarlo del olvido, incitar a la Unesco a inscribirlo en la lista del patrimonio mundial y al gobierno libanés a intervenir rápidamente.

Vieja edad de oro

Este sitio futurista es "único en Libano y en la región", se entusiasma Wassim Naghi, presidente de la Unión mediterránea de los arquitectos.

La "Feria" debía albergar exposiciones permanentes, tres museos y un teatro experimental, antes de que la guerra civil libanesa acabara con el sueño.

Se trata de una de las "mayores obras de Niemeyer fuera de Brasil", explica Naghi.

Pero ahora está amenazada. "Las edificaciones de cemento deben ser restauradas en el más breve plazo; algunos bloques están roídos, otros se caen y hay numerosas fisuras", advierte el responsable, que lanza un "llamado urgente al Estado para que intervenga".

Este lugar "refleja la edad de oro de la historia moderna de Líbano y sus sueños estructurales, científicos y culturales" subraya la comisaria de la exposición, Karina El Hélou.

Originariamente un espacio subterráneo debía albergar un museo de archivos sobre la exploración espacial por Líbano, en homenaje a un episodio de su historia que muchos libaneses ignoran.

En los años 1960, el país había lanzado varios pequeños cohetes, y sólo uno de ellos logró llegar acercarse al espacio: este programa se detuvo en 1969 y el museo espacial nunca vio la luz.

Para resucitar este recuerdo, una reproducción del cohete "Cedro" – que fue más allá de la atmósfera hace 50 años - se halla en el lugar que debió ocupar el museo.

Visitante ante una réplica del cohete "Cedro" en Trípoli, el 3 de octubre de 2018. Foto: AFP | Anwar Amro.

Vanas promesas

La manifestación cultural "quiere poner en evidencia el riesgo inminente que pesa sobre el sitio", indica Hélou. "Está bien restaurar los sitios de historia antigua, pero debemos también preservar los monumentos que son testimonio de la historia moderna del país".

Ante la indiferencia de las autoridades, denunciada por los artistas, la representante de Líbano ante la Unesco, Sahar Baassiri, afirma que el Estado libanés y esta organización internacional se han movilizado.

"Contemplamos proseguir la labor para inscribir el lugar en la lista del Patrimonio mundial en peligro, en la sección +arquitectura moderna+", asegura.

Pero algunos temen que la situación política actual de Líbano, sin gobierno desde mayo, precipite el desplome del lugar.

Si hay que remodelar, "necesitamos estudios, dinero y un gobierno" asegura Naghi. "La actual atmósfera en el país no augura nada bueno".

Para Akram Oueida, director general de la Feria, estar en la lista de la Unesco podría "permitir donaciones" externas.

"Hemos intentado obtener fondos del gobierno. Hemos recibido promesas, pero nada más. No se ha hecho nada", afirma.

Visitantes al pie de uno de los complejos concebidos por el arquitecto brasileño Niemeyer en Tripoli, Líbano, el 3 de octubre de 2018. Foto: AFP | Anwar Amro.