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Crónica taurina

Con novillada dispareja se inicio la temporada en Bogotá

Lunes 17. Todos los lunes a partir de hoy, SEMANA.COM publicará las crónicas taurinas de Mauricio García sobre las corridas de la temporada. Lea la primera.

Mauricio García R.*
16 de enero de 2005

Con tres cuartos de plaza se dio la novillada con la que se abrió el abono, lidiándose un encierro de la ganadería de San Martín, procedencia Santa Coloma, que pasta en tierras boyacenses. Los toros de este encaste son de poco volumen, justos de cara, finos y cortos de cabos y muy fogosos de salida, habiendo sido pioneros de la cabaña brava nacional. Son igualmente muy listos, exigiendo lidia decidida y mandona ya que pronto cobran los errores.

El encierro enviado por el ganadero a la Santamaria fue disparejo en tipo, ya que varios de ellos se desviaban morfológicamente de su encaste primario. También fue disparejo en cara, desde el ofensivo tercero hasta el impresentable que abrió plaza. Es imposible para el aficionado entender cómo, veedores destacados por la Empresa de la plaza mas importante del país, pueden reseñar un novillo de tal pobreza; tampoco cómo el ganadero lo permite y menos aún cómo los veterinarios lo aprueban en el reconocimiento. ¿Qué concepto del trapío tendrán estos profesionales? El único que parece haberse negado a tal despropósito fue el mismo novillo, que debió estrellarse y perder su pitón derecho para obligar a su sustitución.

El comportamiento de la novillada transcurrió entre la mansedumbre del primero, castigado con banderillas negras, y la del sexto que además acusó peligro, hasta ciertos rasgos de codicia, nobleza y prontitud que mostraron el cuarto y quinto del encierro.

Se les debe abonar el buen estilo con que varios de éllos asumieron las varas cortas y bien medidas que les propinaron. La falta de fuerza y las fracturas que sufrieron, deslucieron en gran medida su desempeño. La pulcritud con que se presentó el ruedo de la Santamaria, no releva a la empresa, de revisar cuidadosamente el relleno y compactación de su piso para evitar futuros percances.

La corta edad de Moreno Muñoz y el hecho de haber oficiado como primer espada, dan idea de la rapidez, a mi juicio algo precipitada, con que se ha llevado su carrera. Le sobran valor, afición y aptitudes, pero su libreto es todavía limitado para resolver las dificultades que presentaba un encierro como el lidiado. Si bien su manso primero no debía ofenderse con el bajonazo que le propinó, su segundo merecía mayor asepsia en la ejecución de la suerte suprema.

Hector Jose mostró que su trayectoria escolar y el oficio ganado con sus presentaciones en plazas españolas, le han dado la fundamentación requerida para seguir escalando. La lentitud y ligazón en su toreo se apreciaron en su presentación, aunque se le notó demasiado "derechista", demorando el uso de la de cobrar y motivando que el Palco, con razón, pareciese avaro en la concesión de la música. Sería conveniente que el grupo de aficionados "melómanos", recordaran que ésta se ofrece como reconocimiento a la calidad de la faena y no para divertimiento del respetable. Con una oreja merecida, rubricó Hector Jose, su decorosa presentación en la Santamaria.

"El Poeta" novillero que había dejado gran sabor con su toreo de "pellizco" en actuación pasada, pecho con el lote más impotable: inválido el tercero y manso con peligro el sexto. Si bien no tenía material para el lucimiento, el luto que llevaba en su traje parecía trasmitirle cierta tristeza, que no es propia en su etapa actual de novillero. Con silencio, la afición de Bogotá lo seguirá esperando.

El próximo domingo se inician las corridas de toros de la presente temporada. La Corporación Taurina de Bogotá ha logrado reunir en el patio de cuadrillas de la Santamaria a las figuras del momento junto a promociones jóvenes de la torería que vienen empujando, acompañadas de nuestros más destacados diestros nacionales. Al menos en el papel, la temporada se perfila con garantías suficientes para ser exitosa.

Pero del papel al ruedo intervienen otros factores que la afición espera sean y hayan sido manejados con la mayor responsabilidad. Que los veedores hayan reseñado verdaderos toros, ofensivos de cara y pensando mas en ella y en la categoría de la plaza, que en los deseos de apoderados para comodidad de sus toreros. Que los ganaderos hayan acertado en sus procesos de selección logrando en sus productos algo mas que bondad y nobleza. Que los veterinarios cumplan con su deber de garantizar el trapío y la integridad de las defensas de los toros a lidiarse y lógicamente que el público llene la plaza con la alegría propia de la Fiesta, pero acompañada de la seriedad y conocimiento que le permita ejercer su derecho y deber de exigir, para así seguir velando por la categoría que su postinera historia le concede a la Santamaria.

* Mauricio García Rodríguez es socio vitalicio de la Peña Taurina "Barra Cinco de Bogotá, conferencista en diversos foros y congresos taurinos y coautor del libro "La Barra cinco-50 años".