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columna del lector

Diplomacia o hipocresía de hermanas siamesas

Miércoles 26. Álvaro Antonio Navas, lector de SEMANA.COM, analiza las razones por las que Colombia y Venezuela no se la llevan bien y le da algunos consejos a Uribe para mejorar la situación.

Álvaro Antonio Navas
23 de enero de 2005

La única empatía entre Uribe y Chávez es la que imponen la diplomacia y el protocolo y por lo tanto habría que darle a los dos mandatarios un curso comprimido y rápido de PNL, Programación Neuro Lingüística, para que inicialmente se sincronicen y descubran el sistema de representación -visual o kinestésico- de su interlocutor y después rematarlos con un Seminario de Habilidades Interactivas para que mejoren la mecánica del diálogo.

Pienso que hay que cambiar los interlocutores, porque no es fácil empatizar a un paisa con un maracucho; tal misión puede cumplirla mejor un barranquillero, un cartagenero o un guajiro. ¿Se imaginan ustedes un diálogo entre Oscar de León y Juanes? Con toda seguridad el Joe Arroyo se entendería mejor con Oscar.

La separación quirúrgica de dos hermanas siamesas casi siempre se realiza sobre la premisa de la muerte y sacrificio de una de ellas. Colombia y Venezuela como hermanas siamesas que son, irremediablemente unidas, pegadas, adheridas por más de mil kilómetros de frontera, tienen un único y común padre, Simón Bolívar, caribe para más señas, que duélale al que le duela, era venezolano, caraqueño, no era texano ni francés ni ruso.

Este antecedente histórico al parecer es ignorado en nuestro país, donde prima el santanderismo, especialmente en la región andina, por eso me llamó poderosamente la atención la campaña en la televisión venezolana donde muestran los mapas de las dos naciones, arropadas por una sola bandera y por efecto audiovisual, los unen casando perfectamente, como piezas de un rompecabezas, que es en lo que se han convertido las relaciones nuestras dos hermanas naciones.

La actual crisis ha tenido como reactivo detonante, el carácter y el talante explosivo, francote, aparentemente ordinario, de alto contenido social, popular, populista dirán algunos, de Hugo Chávez, y el temperamento, un poco frío, calculador, impersonal y autoritario de Álvaro Uribe, lo que ha agudizado este choque de trenes.

Esta crisis al parecer se venía cocinando hace tiempo, entre otras cosas con una situación que hasta ahora fue sacada a la luz pública, como es el hecho de que nuestro embajador ante el hermano país, Enrique Vargas Ramírez, después de 4 meses de estar insistiendo, no ha sido recibido en audiencia por el presidente Chávez para presentarle credenciales, tal vez por no contar aquél, con el beneplácito del mandatario venezolano. La razón, según algunos diarios, que el doctor Vargas Ramírez fue quien firmó la certificación a su protegido, el ex ministro Fernando Londoño como trabajador de Ecopetrol, lo que le permitió adquirir acciones de la empresa estatal Invercolsa a precios muy ventajosos, y quien a su vez siendo el ministro estrella de Uribe, fue uno de los más duros críticos de Chávez por su supuesta relación con las FARC.

Pienso que se ha demorado el presidente Uribe en acelerar la salida de su ministro de Defensa, Jorge Uribe - ¿paisa, pariente?- , que entre otras cosas ofreció tímidamente su cabeza, y quien pienso yo, fue quien precipitó la crisis declarando públicamente que se había pagado soborno o recompensa a militares y funcionarios venezolanos, lo cual ofendió profundamente a Chávez.

Debería cambiar inmediatamente su embajador, ignorado hasta ahora por Caracas, y en su reemplazo y a manera de un catalizador urgente que necesita esta relación, nombrar un costeño de peso, tal vez como Cecilia López Montaño, Salomón Kalmanovitz, Adolfo Meisel Roca, todos con suficiente bagaje político-socio-económico, para timonear quizás las relaciones más críticas e importantes de nuestro país en los actuales momentos.

Debería el presidente Uribe aprovechar la actual coyuntura para sondear el apoyo del pueblo colombiano para su anhelada reelección, convocando una manifestación popular en la Plaza de Bolívar o en el Parque Simón Bolívar, para ver si reúne más pueblo que Chávez en la plaza pública. ¿Será que se le mide? Ese sería el verdadero termómetro para su reelección, no las encuestas mediáticas, con universos de 1500 entrevistados.

Mientras tanto nosotros con relaciones rotas o no, seguiremos deleitándonos y bailando con la Billos, Los Melódicos, Oscar de León, Los Blanco, Orlando y su Combo, Pastor López, Chucho Sanoja, Nelson y sus Estrellas, la Dimensión Latina, Supercombo Los Tropicales, Nelson Henríquez y los venezolanos seguirán bailando con Aníbal Velásquez, los Corraleros, Nelson Pinedo, Dolcey Gutiérrez, Rafael Orozco, Pacho Galán y tantos otros músicos colombianos.