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columna del lector

Dos naciones que se dan la espalda

Martes 15. Ángela María Pérez, lectora de SEMANA.COM, ahonda en las razones que separan a Colombia de la "hermana república de Venezuela".

Ángela María Pérez Moreno
14 de febrero de 2005

Los colombianos somos andinos, caribes, negros del Pacífico, llaneros e indígenas del sur, para hacer a grandes rasgos una descripción de la amalgama de pueblos que convivimos en un territorio que debería ser la "mejor esquina" de América del Sur. Es paradójico que la forma escueta de nombrarnos de acuerdo a nuestra situación geográfica nos traiga malos recuerdos de una gran tragedia vivida hace años en el país, la masacre de Mejor Esquina.

Entre tanto, los venezolanos son caribes, llaneros, un poco andinos y mucho inmigrantes de países Europeos, especialmente de España y Alemania.

Por simple teoría de conjuntos sabemos que por raza e idiosincrasia, nos une la parte caribe, la andina y la llanera. ¿Pero qué nos separa? Un hilo llamado frontera y una forma de ser auténticamente antónima en su concepción.

El pueblo colombiano siempre ha sido conciente de su pobreza, de su enorme clase media y su diminuto grupo de gentes pudientes. En cambio Venezuela ha sido dotada por la naturaleza con ciertas prerrogativas derivadas de una gran riqueza petrolera, que nos ha hecho conocerlos siempre con una imagen de nuevos ricos. No es que Colombia no tenga petróleo, es que la pobreza y los problemas de orden público le impiden la búsqueda. Si Ecuador y Venezuela son petroleras, no existe motivo geológico para que Colombia no lo sea.

Hay que navegar por internet y visitar sitios gubernamentales del hermano país como ¿Aló Presidente? Y mirar las cartas de los lectores que escriben en los grandes diarios de ese país para tratar de comprender que Venezuela es un mar de indigencia que se ha venido tapando por años.

Difieren en mucho de los temas que aquí se tocan en programas o diarios equivalentes. Aquí se critica políticamente con libertad y se publica, la censura existe, pero la pone más el miedo a perder la pauta, como le pasó a El Espectador hace años, que a tener un credo político diferente al del gobierno y a ser callado por eso.

En Venezuela las cartas de los lectores en la prensa escrita se refieren a búsquedas de prótesis o tratamientos médicos, son básicamente de servicio social. La verdad, en Colombia no conocemos lo que pasa en Venezuela y olvidamos el derecho a la Autodeterminación de los Pueblos, no queremos saber, nos da miedo.

Para nosotros que hemos vivido cuarenta años seguidos de soterrada guerra, cualquier elemento que hable y piense distinto, que esté a nuestra vera, es peligroso. ¿Nos interesa conocer a Chávez? No. Francamente no. Pero nos vamos a ver obligados a desentrañar ese pensamiento patológicamente populista, que puede dar alas a revoluciones innecesarias. El venezolano estereotipo que conocemos en Colombia difiere mucho de Carmona Estanga, el golpista antichavista que reculó por miedo. El venezolano conocido por nosotros es un tipo nuevo rico, amigo de las estridencias, de los vehículos ostentosos, que habla con un acento que nos parece inculto y tremendamente amanerado. ¿Pero ese será el verdadero venezolano? No. Indudablemente el venezolano de hoy se comprende por internet, navegando en los sitios en los que se publicita al gobierno actual, una nueva Cuba, pero en pañales. Cuba tiene la ventaja de ser un territorio insular, eso le aporta a los vecinos cierta tranquilidad política. ¿Pero Venezuela es completamente continental y nos separa de ella unos cuantos ríos y unos mojones geodésicos que nadie sabe por donde pasan. ¿Nos conviene tener una nueva Cuba de vecino? Por Dios, no. Colombia es un país que busca la democracia y anhela respirarla pronto.

El panorama latinoamericano es una bomba de tiempo, incluyendo a Colombia, está la nueva Cuba (Venezuela), perdón, República Bolivariana de Venezuela, Brasil y la futura sorpresa de Luiz Inacio Da Silva, Bolivia que estalla en pedazos, Ecuador que se hunde en un mar de desaciertos políticos desde hace rato, Perú con un presidente incapaz de ser líder, Argentina, saliendo con su gran ego adelante con dificultades, Paraguay y Uruguay, que parecen territorios que se salen del esquema latinoamericano junto con Chile. América del Sur es pura pentonita, anfo o cualquier otro explosivo, con mecha lenta, de gobiernos extremos, Colombia extrema derecha, Venezuela extrema izquierda, Brasil centro izquierda y seguimos. y si continúo, termino armando la alineación para un partido de fútbol.

Lo bueno es que Colombia está geográficamente en la zona "de los tiros de esquina" y Venezuela es la portería en la cual vamos a meter nuestros propios goles. ¿Hasta cuando nos vamos a dar la espalda? ¿O es que nunca nos han presentado?

Lo sé, los venezolanos son muy lobos, pero son nuestros vecinos y son raros. Pero hay que tratar de conocerlos en la sana convivencia para evitar un conflicto que se ve venir. Casi que puedo titular los equipos de fútbol: La Nueva Cuba y El Remedo de EE.UU (Colombia). Eso significa polarización y en la actual lucha interna que nos desangra, este partido sin una buena terna de árbitros, se lo llevan por delante las barras furiosas. Hay que hacer algo políticamente hablando para que en Sudamérica eso no suceda. Difícil tu futuro, Sudamérica.