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columna del lector

El monotema colombiano

Los directores de cine colombianos son los verdaderos culpables de la imagen que tiene el país en el exterior. ¿Será que se les acabó la creatividad? Columna de Gonzalo Enrique Rojas.

Gonzalo Enrique Rojas Peña
27 de marzo de 2005

Antes de iniciar mi artículo, quiero advertirle estimado lector, que yo no soy un crítico de cine, solo un estudiante al que le gusta el séptimo arte, como seguramente le gusta a usted. Además siento una inmensa pasión por mi país y por eso no me puedo quedar callado ante el monotema de nuestro cine colombiano.

Llevo cerca de 10 meses en Toulouse y durante este tiempo he tenido la oportunidad de ver el éxito de las películas colombianas en Francia y en Europa. Digo éxito porque veo el reconocimiento que se le ha dado a películas como: El Rey, Sumas y Restas y La Sombra del Caminante. Me alegra ver como ha mejorado la producción de nuestro cine.

A pesar de que solo he visto las dos primeras producciones anteriormente mencionadas, conozco el tema de las otras dos, nada diferente, ni nuevo, ni creativo, ni que muestre nuestra cultura, lo que realmente somos.

No puedo negar que ser latino en Francia ha sido una ventaja. Y está claro que nuestra reputación como colombianos ha quedado bien vendida en el extranjero. Ya no me sorprendo cuando digo que soy colombiano y enseguida oigo a alguien que dice "cocaína". ¿Culpa de ellos? No lo creo, están demasiado lejos para conocer nuestra realidad, las otras cosas buenas que tenemos, para saber que, como lo decimos en Colombia: "los buenos somos más".

Yo no creo que las personas que se dediquen al cultivo, procesamiento y trafico de drogas en Colombia, lleguen a más del 1% de la población. Es decir, 400.000 personas. Y creo que es una exageración, por lo menos eso espero.

¿Es culpa de la cantidad de mulas y redes de narcotraficantes que se desmantelan en el exterior? Podría ser.

Pero creo que es culpa de nuestros excelentes y creativos, directores, productores y escritores de cine, que con todos sus años de estudio, no han salido del monotema, la droga, los narcotraficantes, la violencia. Gracias a ellos por vender tan bien nuestro producto en el exterior.

Por estos días se esta realizando el Festival de Cine Latinoamericano en Toulouse, Francia, y este año el invitado especial es Brasil y el director de Diarios de Motocicleta. También se presentan películas chilenas, argentinas, venezolanas, peruanas, mexicanas, guatemaltecas y colombianas, claro esta. ¿Cómo nos íbamos a quedar por fuera, cuando vendemos tan bien el monotema?

Fui a ver El Rey, y en la sala había colombianos, franceses, y gente de todo el mundo, pues Toulouse es la segunda ciudad universitaria de Francia y a todos los jóvenes nos gusta el cine. Lo cierto es que al final creo que todos los colombianos quedamos boquiabiertos y no queríamos decir una sola palabra. Ante nuestros ojos se habían desvanecido todas las cosas buenas sobre Colombia que le decíamos a nuestros amigos extranjeros. En ese momento pasamos a ser unos mentirosos. Los laboratorios de coca no están en la selva, están en la ciudad. Políticos, policías, campesinos, todo el mundo, vivimos del narcotráfico.

Ya me canse de estar explicando que Colombia ya no es como lo pintan, ya me había pasado cuando explicaba Maria Llena Eres de Gracia, y ahora con El Rey y Sumas y Restas.

Creo que la gente que produce cine ha quedado hundida en el amarillismo que se despierta en los europeos, cuando hablar de drogas, narcotraficantes y guerrillas se trata. ¿Será que a los productores colombianos se les acabo la creatividad?