Home

Noticias

Artículo

Nación

En el 2003 fueron asesinados seis periodistas

Viernes 9, 9:10 horas. Además se presentaron 11 secuestros y 54 amenazas, provenientes en su mayoría de grupos armados y funcionarios corruptos.

12 de enero de 2003

Las cifras fueron reveladas por el balance del 2003 de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip). El documento señala que el 2003 no fue un buen año para la libertad de prensa. Se mantuvo el promedio de periodistas muertos que desde hace varios años ha tenido Colombia: cinco reporteros fueron asesinados por razones de su oficio y uno fue abaleado en un retén ilegal de Putumayo, mientras se trasladaba a cubrir una noticia. De los seis reporteros asesinados, cuatro de ellos hacían denuncias sobre corrupción en el sector público o investigaban casos puntuales en esta materia. Y, aunque las amenazas disminuyeron, el panorama no es reconfortante. Mientras en el 2002 se produjeron 75, en 2003 se registraron 54. La Flip denuncia en el informe que en varias regiones los periodistas no pueden salir del casco urbano y, en otras, han restringido su agenda informativa a temas que no los pongan en riesgo. De las 54 amenazas se destaca particularmente lo ocurrido en el departamento de Arauca, donde varios periodistas aparecieron en "listas negras". Como consecuencia de ello, 12 abandonaron la región y durante más de un mes Arauca se quedó sin información. También se destaca que tres integrantes de un equipo periodístico de RCN fueron secuestrados y luego amenazados. Las amenazas fueron las causantes de los 7 exilios de periodistas que se reportaron en el año que pasó. En 2003 se presentaron 11 secuestros, uno menos que en 2002. Siete periodistas fueron secuestrados por la guerrilla de las Farc, dos por el Eln y dos por los paramilitares. Si bien todos los periodistas secuestrados fueron liberados, algunas de las zonas donde los retuvieron les han quedado vedadas para realizar su trabajo. Nueve casos de obstrucción se reportaron en 2003. Cinco de ellas fueron ocasionadas por miembros del Ejército o de la Policía. Otro de los factores que destaca la Ong y que atenta contra la libertad de prensa, es la impunidad presente en la mayoría de los delitos contra periodistas. El juicio de Jaime Garzón culminó luego de cuatro años de investigaciones. Actualmente se está a la espera de que el juez dicte sentencia absolviendo o condenando a los dos autores materiales. No obstante, la parte civil y el Ministerio Público han manifestado dudas sobre la transparencia de la investigación adelantada por la fiscalía y el DAS. De los 5 periodistas asesinados sólo en un caso hay una investigación adelantada donde ha habido personas capturadas. En materia de secuestros, sólo se capturó a los secuestradores de uno de los periodistas y éstos están a punto de ser liberados. Los procesos judiciales iniciados contra periodistas por delitos contra el honor están en ascenso, así como las iniciativas legislativas que buscan restringir a la prensa. Un columnista fue condenado por una indebida rectificación a tres días de cárcel y cursan varios procesos contra periodistas por injuria y calumnia. Por su parte, en el Congreso se tramitó y aprobó una reforma a la Constitución que permite la interceptación de llamadas telefónicas sin orden judicial previa, poniendo en peligro el derecho constitucional a la reserva de fuentes. Además de las tradicionales amenazas contra la libertad de prensa, en 2003 se incrementaron los casos de detenciones a periodistas por ejercer su labor. Tal es el caso de un periodista que fue detenido arbitrariamente en Cúcuta por portar documentos distribuidos en el Congreso Bolivariano organizado por el gobierno venezolano, evento que estaba cubriendo para su medio. Tres días después fue puesto en libertad. Se presentó también el caso de un locutor de Saravena (Arauca) que fue sindicado por rebelión. El comunicador llevaba siete años ejerciendo su oficio, fue uno de los doce periodistas que salió de la región por amenazas y se encontraba en el programa de protección del Ministerio del Interior. Actualmente se encuentra detenido. El informe indica también que el Gobierno está trabajando para responder a las agresiones de las que está siendo víctima la información. Durante el 2003 se le dio continuidad al Programa de Protección a Periodistas. Atendió un 90% de los casos de amenazas que se presentaron y continuó con la protección de periodistas amenazados en años anteriores. Sin embargo, la Flip resalta la necesidad de que el programa responda de manera más pronta y eficaz a la necesidad de protección de todos los afectados. Por esas razones, Colombia está ubicada a nivel mundial como el tercer país más peligroso para ejercer periodismo. En los dos primeros lugares se encuentran Irak y Filipinas, respectivamente, según cifras de la organización internacional Reporteros Sin Fronteras, que además destacó que en el 2003 fueron asesinados 42 periodistas (ver informe completo).