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columna del lector

La paradoja neoliberal

El académico Guillermo Maya escribe sobre el empresario mexicano Carlos Slim y sus estrategias de negociación para quedarse con el negocio de la telefonía en México y Colombia.

Guillermo Maya Muñoz
4 de septiembre de 2005

El empresario mexicano de origen libanés Carlos Slim, sin duda alguna, es un hombre exitoso en los negocios. Sus acciones empresariales no han estado exentas de escándalos y acusaciones.

Sin embargo, tras haberse beneficiado con las reglas del modelo neoliberal, especialmente con los esquemas privatizadores de las empresas de comunicaciones y en multitud de negocios, Slim se ha convertido, al igual que George Soros -sin tener la estatura intelectual del Húngaro pero sí la misma codicia-, en un crítico del modelo neoliberal en numerosos foros. Por ejemplo, en Chile afirmó que el modelo económico predominante en América Latina, el neoliberal, más bien 'parece neocolonial', y consideró que como está planteado en la región 'no funciona', y propuso la necesidad de 'globalizar' el empleo al estilo emprendido por la Unión Europea" (Jornada, nov 25/2002). Es como si un ateo predicara el amor a Dios.

Lo interesante en los hombres de negocios es que casi siempre sus patrones de negociación se repiten, sobre todo si estos han sido exitosos. Si comparamos la adquisición de Telmex con la que pretende hacer en Colombia con Telecom, aparecen algunas coincidencias.

Telmex inició operaciones en 1936 como sociedad anónima y fue nacionalizada por el presidente mexicano Luis Echeverría el 8 de agosto de 1972. "En la víspera de su venta, la empresa presentaba rezagos técnicos y humanos. Teléfonos de México era una empresa paraestatal enorme, cuyo director general era designado por el Presidente de la República desde 1971. Los sismos de la Ciudad de México en 1985 dañaron gravemente las centrales telefónicas de larga distancia y en 1989 los potenciales usuarios tenían que esperar meses para tener una línea telefónica". En noviembre de 1990 el gobierno de Salinas de Gortari, "contagiado por la fiebre neoliberal de despojarse de activos herrumbrosos [.] puso en venta la empresa a través de una controvertida subasta que generó uno de los mayores escándalos de su gobierno. [.]El ganador de la subasta fue un consorcio encabezado por Carso [de propiedad de Slim] junto con Bell International Holding Co. y France Cable & Radio". (Proceso)

La principal acusación contra Salinas de Gortari era que el consorcio Carso "fue ostensiblemente favorecido al aceptar que una parte de la oferta fuera pagada a plazos con dinero proveniente de las ganancias que Slim obtuviera con Telmex en su poder'', escribió el periodista Rafael Rodríguez Castañeda, director de Proceso.

Por su parte el periodista Gastón Pardo (El dueño de Teléfonos de México se apodera del centro histórico de la capital ) anota que " al comenzar el gobierno de Salinas, Teléfonos de México, el monopolio telefónico del Estado tenía un valor en libros de 7 mil millones de dólares pero fue vendida a Carlos Slim en 1756 millones de dólares [.].En la actualidad el valor de mercado de Telmex es de 20 mil millones de dólares, porque las tarifas se han incrementado desde entonces en un 360 por ciento, [sin embargo] se ofreció al público que la privatización traería como consecuencia la reducción tarifaría", lo que nunca se produjo.

Por otro lado, Slim ha tenido que defenderse ante la "Organización Mundial del Comercio (OMC) donde lo señalan de actividades monopolísticas,[.]. Dos grandes telefónicas estadounidenses -AT&T y MCI- acusan a Teléfonos de México (Telmex), de la que Slim es el mayor accionista, de mantener una posición excluyente en el mercado de telefonía de larga distancia." (Proceso). La revista de negocios Forbes, que hace la clasificación de los hombres mas ricos del mundo, también pone de presente en el perfil de Slim, que éste ha sido acusado de prácticas monopólicas, con precios altos y un servicio deficiente, en el caso de Telmex.



En resumen: Telmex fue un regalo para Slim y sus socios; Slim pagó parte de su obligaciones son los rendimientos de Telmex, como pretende hacer con Telecom.. Igualmente, aumentó las tarifas telefónicas en México, como tal vez lo haga con Telecom, pues para Slim las tarifas colombianas son muy baratas. Además, el empresario ha sido acusado de practicas monopolísticas. Nada raro que en Colombia se empiece a observar estos mismos comportamientos -elevando tarifas- que le daría su posición dominante en el mercado.

El solo hecho de que Slim empiece a presionar por tarifas mas elevadas, le permitiría no solo pagar los compromisos anuales de pagos adquiridos, al mismo tiempo que valorizaría el activo, pues son las ganancias, capitalizadas a una tasa de referencia, la que determinarían el precio del activo. El ejemplo de México es ilustrativo: "El minuto de uso telefónico en México es casi 10 veces más caro que en Estados Unidos; la acción de Telmex valía en el momento de su privatización 2.03 dólares y ya para 1993 su precio internacional valía 56 dólares" (http://www.redvoltaire.net/article3316.html).

Slim es el primer postor para quedarse con la operación de Telecom (Colombia), de acuerdo al memorando de entendimiento mutuo firmado con el gobierno nacional, en caso de que no aparezcan otros competidores que mejoren la propuesta de Slim. Sin embargo, el gobierno nacional debió haber procedido a realizar una subasta pública, cuyas condiciones se colocan a todos los potenciales oferentes, y no que las condiciones aceptadas por el oferente principal, de una manera secreta, sean superadas por los otros competidores, ya si en campo abierto. Sin embargo, es poco probable que haya otras ofertas, pues aquí también funcionan ciertas reglas no escritas, implícitas, como el de que "entre bomberos no se pisan las mangueras", y "hoy por mí, mañana por ti".