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Los desafíos de Navarro

El académico Alejo Vargas explica por qué la escogencia de Antonio Navarro como candidato presidencial es una buena noticia para la democracia colombiana.

Alejo Vargas Velásquez*
12 de junio de 2005

La escogencia de Antonio Navarro como candidato presidencial del Polo Democrático Independiente (PDI) es una buena noticia para la democracia colombiana. Lo es por varias razones relacionadas con el candidato, con la consolidación de una fuerza política de izquierda democrática y con la democracia misma.

Antonio Navarro tiene una trayectoria política de hombre de izquierda, tanto en su pasado como dirigente del M-19, como en el extraordinario tino político mostrado en el proceso de transición de la guerra a la paz. En este período hubiera podido caer en actitudes de inmadurez política o abiertamente cuestionables. Sin embargo, actuó de la manera más responsable que las circunstancias de su organización y del país lo permitían, apostando por consolidar un proceso de negociación y desmovilización de su grupo insurgente.

Su formación profesional, su trayectoria académica como Profesor en la Universidad del Valle y su importante recorrido como dirigente político dejan por fuera de toda duda sus cualidades para aspirar a ser presidente de Colombia.

Navarro tiene las condiciones para formular una propuesta creíble en lo relacionado con la seguridad y la paz, el crecimiento económico con políticas de atención a los más pobres y políticas de atención masiva en salud y educación.

La escogencia de la candidatura de Navarro hay que asociarla con la consolidación del PDI como una fuerza política de izquierda democrática, que tiene el reto de avanzar en un proceso de convergencia con la otra coalición importante de la izquierda, Alternativa Democrática (donde están organizaciones que representan la tradición de la izquierda como el Partido Comunista, Unidad Democrática y el MOIR, entre otras), trátese de una coalición o deseablemente unión plena, con flexibilidad organizativa y democracia interna.

Hay dos desafíos distintos, pero relacionados, en el proceso político colombiano: priorizar la consolidación de una fuerza de izquierda y poner todo el esfuerzo en derrotar la propuesta de democracia autoritaria que representa el proyecto reeleccionista. La derrota del proyecto continuista es fundamental también para consolidar la izquierda democrática -que adicionalmente tiene dirigentes como Lucho Garzón, Samuel Moreno, Angelino Garzón y otros como reservas estratégicas-.

Habría que pensar en dos movimientos articulados: uno, la consolidación unitaria entre el PDI y Alternativa Democrática -incluyendo un único candidato presidencial- y dos, la alianza con otros sectores políticos, especialmente el Partido Liberal, para lograr una propuesta de gobierno y una candidatura única que enfrente el proyecto continuista.

El Navarro realista tiene mucho que decir en este esfuerzo. Ahí los dirigentes políticos tienen un dilema: si apostarle a una candidatura única en segunda vuelta -que no hay seguridad de que se dé- o jugar todo a una primera vuelta que sea definitiva.

A la democracia colombiana, que algunos dicen está consolidada, realmente le falta un camino por recorrer. Frente a la candidatura de Antonio Navarro tiene un gran desafío: mostrar que su consolidación está efectivamente por fuera de toda duda.

Así como se ha señalado por varios analistas, en los procesos de transición de autoritarismos a democracias, que el test definitivo para hablar de una democracia consolidada es que pueda llegar a la Presidencia un dirigente de izquierda y las instituciones no se afecten (como en los casos de Lula en Brasil o Tabaré Vásquez en el Uruguay), en Colombia tendríamos que decir que la prueba definitiva de una democracia sólida es que un antiguo dirigente de la guerrilla, que honró los compromisos de su desmovilización y que ha mostrado en su trayectoria de dirigente político lealtad con la democracia (ExMinistro de Salud, Presidente colegiado de la Asamblea Constituyente del 91, Alcalde de Pasto, Representante a la Cámara, Senador), pueda ser electo Presidente y la solidez institucional no se vea afectada.

* Profesor Universidad Nacional